Capítulo 41

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BLAKE.

Vida.

Una palabra pequeña y llena de demasiado, quizás mucho, significado, más de lo que quizás nosotros mismo querríamos. 

No puedo evitar pensar que la vida es efímera, esta pero luego no, es tan frágil para quienes somos osados, y tan larga para aquellos que están condenados, ella es para quienes no son. La cosa es que podría quedarme mucho tiempo hablando y pensado sobre la vida, todo y cada cosa de ella, pero mi mente no pensaba en la vida como tal, estaba más que todo trabada en algo o mejor dicho alguien, que le daba plenamente sentido a mi vida.

Tanía.

el doctor había hablado sobre el  traumatismo craneoencefálico que había sufrido ella, había dicho aquellas palabras tan normalmente, tan fácilmente, como si fuera la cosa más normal del mundo, como si fuera una gripa, como si fuera nada... 

No entendía el porque de la cosas muchas veces, ella había estado bien la noche anterior, había estado ahí, conmigo, incluso habíamos discutido y después todo se había transformado en otra cosa, nuestra cosa, así había decidido llamarlo, pero ya no, ella estaba ahí, inconsciente en una cama y yo no sabía si ella se iba a parar en algún momento de ahí y si lo hacía... ¿Sería ella misma? ¿Después de todo lo que le había sucedido?

Una vez cuando estaba joven, muy joven, mi padre había dicho algo sobre el alma,algo sobre las cicatrices y moretones que quedaban en ella una vez se rompía para siempre, y no podía evitar pensar que quizás el alma de Tanía estaría rota justo para siempre, y que nada ni nadie, podría remendarle nunca jamás.

Ni siquiera yo.

***

-El doctor ha dicho que esta progresando Blake, él ha dicho... -Miré fríamente a Diego para que detuviera su platica y dejara aun lado su intento de hacerme sentir mejor y menos furioso, porque claramente, no estaba funcionando -Deberías irte Blake, no pretendo ser un imbécil...

-¿En serio? - Pregunté calmadamente, un frío interno se había apoderado totalmente de mi corazón tiempo atrás cuando me había dado cuenta que Tanía realmente se había sacrificado por mi, había ido a buscar esos malditos papeles, solo por mi, y eso me hacia sentir más culpable que nunca.

- Podrían alguien reconocerte, podría venir la policía y capturarte Blake, piénsalo... 

Me alejé bruscamente de él y comencé a caminar solo hacia la cafetería, necesitaba estar solo, necesitaba pensar o mejor dicho, necesitaba dejar de hacerlo porque ciertamente me iba a volver loco, si que iba hacerlo, de solo pensar lo que le había pasado a ella, de como estaba y el dolor que debía de estar padeciendo, hacia que todo mi cuerpo temblara de furia y terror.

¿Que había hecho ella para merecer todo eso? 

Antes realmente la detestaba, tenía que admitirlo, pero ahora cada que pensaba en ella solo podía ver sus hermosos ojos azules, sonrisa traviesa -La cual había desaparecido por culpa del maldito William- Y me preguntaba como fui capaz alguna vez de no quererla, en mi vida, porque ahora algo estaba claro en mi vida, era que la quería a ella. 

-Deberíamos irnos, necesitas descansar -Escuché a Ian hablar suavemente con Isabella, ella aun se veía sonrojada por todo lo que había llorando, ambos estaban ubicados en una de las esquinas de la gran cafetería blanca y aburrida, el cabello rojo de ella caía enmarañado sobre su espalda -Isabella...

-No me quiero ir -Dijo ella cruzando sus brazos y evitando mirar al pelinegro, el cual obviamente estaba molesto -Si quieres entonces vete tú -La voz de ella era fría, pero yo sabía claramente que era una fachada para no llorar más.

El Arte De Ser Amado (Amores que curan #2)Where stories live. Discover now