Capítulo XXII

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Las siguientes semanas fueron las más pesadas de toda mi vida, no dejaba de trabajar y para mi desgracia Sebastián estaba igual o peor, por fortuna vivamos juntos y podíamos al menos vernos en las mañanas y antes de ir a descansar, estábamos a bor...

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Las siguientes semanas fueron las más pesadas de toda mi vida, no dejaba de trabajar y para mi desgracia Sebastián estaba igual o peor, por fortuna vivamos juntos y podíamos al menos vernos en las mañanas y antes de ir a descansar, estábamos a bordas de tener la audiencia de Víctor en donde por agilidad también se dirimiría el conflicto en contra de las compañías Ricci.

-Sara- dijo Camile abriendo la puerta de mi oficina- te llegaron estos documentos del fiscal- me entrego un paquete la fiscalía y yo estábamos trabajando de la mano para hacer la acusación sólida en contra de Víctor, yo ya no tenía por qué intervenir en el proceso, debía actuar como apoderada de las compañías para librarlas de una vez por todas de los vínculos ilegales.

-Déjalos en la mesa- señale mi escritorio- ¿sabes algo de mi novio? - pregunte extrañada y ella negó, en todo el día me ignoro, no contestaba mis llamadas y tampoco mis mensajes- que extraño-  tome nuevamente mi móvil y lo llame esperando que me contestara.

- ¿Qué pasa? - me contesto con enojo, mire confundida el teléfono- ¿necesitas algo? -  pregunto nuevamente con ese tono de prepotencia.

-Hola, quería saber ¿Cómo estabas? - dije insegura de mis palabras-  si estás enojado puedo dejarte tranquilo-  ofrecí  con un nudo en el estómago por su comportamiento.

-Okey- dijo colgando la llamada dejándome con la palabra en la boca, me enfurecí por su actitud, no iba a tolerar esto una vez más, por lo que deje de insistir y apague mi teléfono personal.

El resto del día me dedique a trabajar, el apetito se me fue  y gracias a que me enfoque en el trabajo pude quedar al día de todo para que mis semanas no fueran tan extenuantes y desesperantes; además de tener el tiempo suficiente para poder enfocarme en el caso principal.

-Nena- dijo Antonelli abriendo la puerta de mi oficina, estaba pálida y agitada- Dios mío Sara ¿quieres matarme? - la miré desconcertada- tu novio me ha estallado el móvil en llamadas y tuve que correr desde los juzgados para saber si estabas bien.

-¿Qué le sucede? - pregunté confundida primero se comportaba ocho un idiota y ahora se enloquecía porque yo no quería hablarle-  lo apague- le dije levantando mi móvil- Sebastián fue un completo imbécil esta mañana conmigo, no quería hablar con nadie y lo apague- explique con simpleza.

- ¿Y no podías avisar? - me pregunto mi amiga frustrada- estaba muriendo de la preocupación, Camile tampoco le contestaba y ese hombre estaba perdiendo la cabeza- exclamo exasperada mi mejor amiga.

-Les ordene a todos mis empleados que no le contestaran- admití encogiéndome de hombros, una de las cosas más importantes de ganarse la lealtad de las personas es que estas no te traicionarían, aunque estuviera en juego su pellejo.

-Vas a tener que prepararte porque no tarda en llegar- confeso, conocía a mi caprichoso novio se me hacia extraño que no hubiera aparecido antes- por cierto, afuera esta Renato esperándote- dijo alzando sus cejas de manera provocativa, rodé los ojos por su actitud y me levanté para atender a mi amigo y contraparte en el caso de los Ricci; al verme se levantó de la pequeña sala de estar con una deslumbrante sonrisa, el hombre era atractivo y si no estuviera tan encariñada con Sebastián quizás él estaría en mi lista de prospectos.

Enamorada De Lo Prohibido ( #1 Saga Amor prohibido)Where stories live. Discover now