Él y ella no podían estar juntos, pero el destino se empeñaba en unirlos.
Ella nunca debió querer conocerlo mejor, y él jamás debió desear ver lo que había bajo esa blusa.
Sara Lombardi, una joven italiana de 21 años, universitaria, a punto de gra...
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La pareja toda la mañana trabajo codo a codo en el caso que tenían en contra, hoy era un día determinante para ellos, a la vista de las autoridades, Sebastián adquirido todo el imperio por el mal manejo de su padre y demostraría la legalidad del negocio; Sara estaba muy comprometida con su trabajo y logro que el proceso se tramitara con rapidez.
Cuando la tarde llegó la mujer se despidió de su novio, él estaba un poco reacio a dejarla ir, por ahora debía soportar la independencia de su novia y permitirle que llevara las cosas con calma, con los últimos acontecimientos entendió que no tenia que presionarla, que ella llevaría las cosas a su ritmo y a su manera.
El resto de la tarde cada uno por separado se encargó de su aspecto; Sara elegio un vestido ceñido color crema que llegaba hasta sus tobillos, tenía una abertura que dejaba ver su pierna derecha y era estilo strapless, lo combino con unas hermosas sandalias que se anudaban desde su tobillo hasta cinco dedos antes de su rodilla; sus ojos estaban maquillados con un ahumado suave y sus labios enfundados en un rojo intenso que le daba ese toque de sensualidad que tanto estaba buscando.
Sebastián por su parte elegio un traje tallado negro, con un corbatín y zapatos a la medida, en su bolsillo tenía un elegante pañuelo color crema sin saber que este sería el color del vestido de su novia; él estaba nervioso, hoy públicamente le haría conocer al mundo su relación con Sara Lombardi, tenía la certeza que las criticas lloverían, que la seguridad de Sara estaría comprometida por los miles de periodistas que la perseguirían de ahora en adelante y que todos los que desconocían de su relación, enloquecerían.
Como cualquier evento público de una persona millonaria lo primero que se hizo fue una alfombra roja en donde los periodistas podrían tomas las fotos que quisiesen y hacer las preguntas que ellos desearan sin atormentar a los invitados; quien deseara entrar por otro lugar y respetar su privacidad podía hacerlo.
Sebastián al ser el anfitrión no podía entrar sin su pareja, espero pacientemente a que llegara a fuera del lugar con sus amigos, que estaban igual o peor de nerviosos que él, la enorme camioneta negra que él envió por su novia se estaciono frente del lugar y el aire abandono sus pulmones cuando su mujer bajo de la mano de Ignacio.
Sara estaba muerta de los nervios, así no se notara, ya que no demostraba nada más que una deslumbrante sonrisa y una mirada imponente, cualquier hombre en su sano juicio caería ante la belleza de la mujer.
-Joder dime porque no me fije en ella primero- dijo Bastián tragando saliva y recorriendo con imprudencia el cuerpo de la mujer; ella estaba espectacular, se veía elegante, sensual y muy hermosa.
-Cállate la puta boca que te estas refiriendo a mi novia- dijo Sebastián igual de maravillado por la visión que les daba Sara, todos giraron sorprendidos por la mención de su última declaración- ¿Qué? - pregunto él con una sonrisa.
- ¿Ya te lo pidió? - pregunto Antonelli maravillada y dando aplausos al lado de Nicola que miraba peor de sorprendido a la mujer- no me mires así yo ayude junto con Caterina y Camile a planear todo, Sara no es lo más romántico que puedas encontrar la verdad- dijo burlándose de su amiga; Sebastián por su parte asintió en su dirección y se acercó a su mujer que ya caminaba hacia ellos.
