Él y ella no podían estar juntos, pero el destino se empeñaba en unirlos.
Ella nunca debió querer conocerlo mejor, y él jamás debió desear ver lo que había bajo esa blusa.
Sara Lombardi, una joven italiana de 21 años, universitaria, a punto de gra...
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Entre al lugar maravillada era una hermosa casa, amplia sin ser exagerado, lujosa sin rayar con lo absurdo y perfectamente decorada; Sebastián estaba a mi lado dándome un muy detallado tour, era divertido verlo de esa manera, me enternecía bastante ver como se esforzaba por demostrarme como poco a poco empezaba a madurar y a ser un hombre responsable.
-Buenas tardes señor Ricci- dijo una mujer haciéndome sobresaltar; me gire encontrándome con una señora muy bien uniformada, de lejos se veía que era un poco mayor y bastante dulce; me recordaba mucho a mi madre.
-Oh Clara estas aquí- dijo él feliz- quiero presentarte a una persona que veras mucho por acá- dijo tomando mi mano y entrelazándola- ella es Sara Lombardi, mi futura esposa- dijo él guiñándome un ojo, jadee escandalizada, ni siquiera era su novia y él me presentaba de esa manera- cariño ella es Clara mi ama de llaves- le sonreí en su dirección y estire mi mano.
-Señorita Lombardi es un placer conocerla- dijo ella con educación y profesionalismo- el señor nos ha hablado bastante de usted- confeso sonriéndome, hice una mueca por el "señorita".
-Clara te pido de corazón que me llames Sara y si puedes correr la voz con todos los empleados de esta casa- le dije guiñándole un ojo- sería maravilloso- ella se rio apenada por mi comportamiento y miro fijamente a Sebastián que suspiro restregando su rostro.
-No te preocupes por mí- dijo Sebastián hacia la mujer- ya estoy acostumbrado a esto y debí advertirles- dijo él tomando mi mano, alejándome del ama de llaves que sonreía divertida.
-Fue un placer conocerte Clara- dije riéndome y agitando mi mano, ella asintió en mi dirección divertida, dándome a entender que la sensación también la compartía ella- oye ¿a dónde me llevas? - le pregunte a Sebastián, él me ignoro y siguió caminando, me enseño tres habitaciones, su piscina interna, los baños y las salas de entretenimiento. Para no ser una mansión era una casa bastante amplia y muy bien conservada- ¿Cómo conseguiste este lugar? - pregunte sorprendida, no me fui por mucho tiempo- no es fácil conseguir algo así.
-Desde que tú y yo discutimos la primera vez ya estaba siendo remodelada- dijo él riendo, dejándome sorprendida-además fueron dos meses que estuviste fuera- recordó- ven tengo una sorpresa para ti- dijo abriendo una puerta de una hermosa habitación, imaginaba que era la principal; sin embargo, estaba lejos a parecerse a los gustos de él. No es que fuera un lugar feo, tenia muchas cosas que no concordaban.
Me parecía preciosa, los edredones eran color gris y negro, la habitación cumplía esa gama de colores; tenia una pantalla enorme sobre una chimenea digital, un par de mesas a los laterales de la cama y un balcón que contaba con un desayunador, un mecedero en forma de huevo y algunas plantas.
Él tomo mi mano arrastrándome hasta el baño de la habitación, ya no era una simple tina como la de mi departamento, era un enorme bañera de hidromasaje, una regadera amplia y para mi sorpresa dos estantes, uno de ellos con varias cosas de dama; un nudo se armó en mi estómago al pensar que alguien estuvo estado aquí con él.
