Él y ella no podían estar juntos, pero el destino se empeñaba en unirlos.
Ella nunca debió querer conocerlo mejor, y él jamás debió desear ver lo que había bajo esa blusa.
Sara Lombardi, una joven italiana de 21 años, universitaria, a punto de gra...
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Seis meses pasaron después de aquella fatídica tarde en la que mi vida se fue al retrete, en la que mi mundo se acabó al ver a mi hermana jugarme de la forma más cruel y sucia, desde ese día algo cambió en mí para siempre; lo más doloroso de esa situación fue el tener que perdonar, el regalarles mi perdón y mi apoyo a dos personas que merecían mi desprecio.
Después de aquel altercado dure semanas sin regresar a mi hogar sobria o al menos consciente, tuve fuertes discusiones con Gemma, con Bruno y sorprendentemente con Sebastián, quien volvió a ser ese gran amigo que alguna vez fue antes de mi relación con Bruno, en especial por la ayuda académica que podría brindarle ahora que estaba ingresando a su primer año de carrera.
- Nena ¿en qué mundo estás? - me pregunto Antonelli, mi mejor amiga, sacándome del trance en el que me encontraba- no me digas que sigues pensando en lo que pasó.
- Cariño es muy difícil- dije soltando un suspiro- tengo que admitir que por Bruno ya no siento más que un cariño como amiga y por mi hermana es como si nada hubiera sucedido- le dije tratando de convencerme a mí misma que podía seguir con este patético juego de perdonar a todo el que me lastimaba- es difícil superarlo y seguir.
- Lo sé nena lo sé- dijo ella tomando mi mano, dándome consuelo; odiaba las miradas de compasión y lástima, el cambio que tuve fue drástico ya no era la misma Sara Lombardi que unos meses atrás; estaba distraída, cansada, fría, distante y no podía concentrarme ni siquiera en mi carrera.
- Dime ¿Qué me estabas diciendo? - pregunté tratando de alejar esa bruma de tristeza y compasión que cayó sobre nosotras, me concentré en prestarle atención nuevamente.
- Oh no cariño después te contaré nuevamente- dijo ella restándole importancia- más bien vete que ya llegaron por ti- dijo con esa sonrisa pícara que siempre ponía cuando veía a Ricci- ya llego tu futuro tormento cariño- anuncio soltando una risita de niña pequeña.
- Deja de llamarlo de ese modo- dije enojada, tome mi bolso y mis pertenencias para salir de la facultad- Ricci está siendo bueno conmigo porque lo ayudó en su carrera es todo.
- Si nena, como quieras- dijo rodando sus ojos- caerás muy mal por ese niño cariño y yo estaré para decirte te lo dije- me alejé de ella sin despedirme, me tenía cansada con el temita de Ricci, desde que él tomo la estúpida decisión de ingresar a estudiar leyes en una de las universidades vecinas a la nuestra, me convertí en su tutora personal y en la de mi hermana.
- Hola Sara- me dijo Sebastián abriéndome la puerta del copiloto- ¿por qué tienes cara de querer matar a alguien? - pregunto con burla.
- Cállate Ricci y vamos a casa- dije enojada, hoy se cumplían seis meses de lo que paso con mi hermana y Bruno, hoy se cumplían seis meses desde que mi corazón quedó hecho pedazos y para mi desgracia tenía que ver a Gemma toda la tarde para ayudarles a hacer un trabajo a ella y Sebastián; ellos presuntamente solucionaron sus problemas y ahora podría decirse que eran amigos al compartir la misma carrera y la misma universidad.
