Él y ella no podían estar juntos, pero el destino se empeñaba en unirlos.
Ella nunca debió querer conocerlo mejor, y él jamás debió desear ver lo que había bajo esa blusa.
Sara Lombardi, una joven italiana de 21 años, universitaria, a punto de gra...
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Seis días pasaron desde que el par de mejores amigos discutieron; cada uno se sumergió en su propia tristeza y desdicha, era la primera vez en dos meses que ellos discutían al punto en el que ni siquiera se dirigían la palabra y eso los tenia devastados. La joven abogada tuvo que cancelar su semana laboral, aplazar todas sus citas para la siguiente, no se sentía en capacidad ni siquiera de comer y no sabía que estaba pasando con ella.
Entre lágrimas y helado paso sus días, Antonelli su mejor amiga pasaba varias veces a verla y obligarla a decirle que le sucedía, sin embargo, esta no quería mencionar ni una sola palabra de lo sucedido, temía confesar los extraños sentimientos que empezó a tener por su mejor amigo y le aterraba ocasionar problemas en la relación de su amiga con Nicola, el mejor amigo de Sebastián. Tenía muy claro que no estaba enamorada, pero si no acaba con este juego muy pronto iba a terminar amando con locura a su mejor amigo.
Del otro lado estaba el joven empresario, que, aunque intento estar con muchas mujeres, su mente no dejaba de pensar en su mejor amiga, en sus besos, en sus pequeños momentos y en esa mirada llena de decepción que le dio la última vez que se vieron, su padre poco sabía de ella porque la secretaria de la joven la reporto enferma y por tal motivo no pudo enviar el contrato firmado.
Sebastián tenia las ojeras más grandes de la historia, él no dormía pensando en su mejor amiga, en su confidente y en su compañera de vida; intento comunicarse con ella, arreglar las cosas y explicarle lo que realmente sucedió, esta lo evitaba a toda costa.
-Hermano te ves terrible- dijo Nicola su mejor amigo al verlo- jamás en la vida ni cuando Gemma te engaño te vi tan deprimido- dijo él encendiendo un cigarro y provocando arcadas en el jovencito; así pareciera sorprendente Sebastián Ricci odiaba las drogas, el cigarrillo y todo aquello que atentara contra su buena salud.
-No vengo a escuchar mierda de tu boca- dijo el muchacho alejándose del humo que expulsaba su mejor amigo- vengo a que me des una solución a mis problemas- dijo el joven- creo que quiero a Sara- dijo suspirando, Nicola lo miro confundido.
- ¿A tu mejor amiga? - pregunto con burla- hermano si no quisieras a tu mejor amiga me preocuparía- dijo él riéndose - además desde que abandonaste los ridículos planes de enamorarla y romperle el corazón, supe que la querías mas de lo que admites- dijo encogiéndose de hombros.
-No me estas entendiendo Nicola- dijo Sebastián restregándose su rostro- la quiero como algo más que como mi mejor amiga-el joven jadeo sorprendido, tampoco era algo novedoso, él conocía a la mayor de las Lombardi y hasta él hubiera caído rendido a los pies de semejante mujer.
-Hermano sería muy tonto de tu parte si no- dijo Nicola tratando de provocar a su mejor amigo- esa mujer esta como quiere- dijo él recordando a la mejor amiga de Sebastián.
-Cuidado como te refieres a mi mujer Nicola- dijo Sebastián gruñendo en dirección de su mejor amigo que lo miro anonadado, lo que si era una sorpresa es que el joven fuera tan posesivo con ella, porque ni siquiera con Gemma fue de ese modo.
