Capítulo 38

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Siento unas pequeñas manos, acariciar mi rostro y yo me remuevo hacia esas manos. Escucho una pequeña risita, y abro uno de mis ojos viendo a Armani jr frente a mi. Él me sonríe, y me abraza fuerte.

-Armani, te dije que no la despertaras-dice Alda, acercándose a nosotros. El niño se esconde en mi cuello, y yo río tomándolo en brazos.-Lo siento, no quería que te despertara.

-No te preocupes, me ha despertado con cariño. ¿Ha vuelto?-le pregunto, esperanzada. Ella niega con la cabeza, y yo desvío la mirada intentando no llorar.

-Esperemos que todos lleguen pronto, sanos y salvos. Pero ahora solo nos queda esperar, y estar tranquilitos. Para que este bebé, no se entere-dice ella, acariciando mi vientre.-Y ahora, ¿vamos a desayunar?

-Siiiii-grita Armani contento, entre mis brazos.-Vamos, vamos.

Él apunta hacia la cocina, y los tres vamos hacia allá. Allí está Alda, quien sonríe cuando me ve, y me señala el sitio a su lado. Alda sirve nuestro desayuno, y yo se lo agradezco comenzando a comer.

-Hoy Alexis y Adriano, salen del hospital-comenta ella.-Ellos aún no lo saben, no saben que Ángelo no aparece.

-Yo iré a por ellos, y se lo diré-le contesto.

-Pero no debes esforzarte Alessandra, ya escuchaste al doctor.

-Iré con Óscar, así que no voy a esforzarme. En cuanto les recoja, venimos aquí.

Ella asiente, no muy convencida, y yo termino de desayunar. Alda se queda con los niños, y yo me retiro para arreglarme. Miro en la maleta, que preparó Aimé, en busca de qué ponerme y no encuentro ninguna camiseta de mi talla. Todas las que puso Aimé, ya me quedan pequeñas. Veo una sudadera de Ángelo, y me la pongo junto a unos pantalones premamá. Me visto, y después procedo a lavarme la cara. Peino mi cabello en una coleta, y por último me coloco mis tenis.

-Ya me voy, si regresan llámame-le aviso a Alda, antes de abandonar la casa.

-No te preocupes cielo, y recuerda estar tranquila.

Asiento con la cabeza, y me despido de los tres. Para cuando salgo, Óscar ya me espera fuera en el coche. Él me abre la puerta, del copiloto amablemente, y enseguida tomo asiento. El camino hacia el hospital es silencioso, y por dentro estoy con los nervios a mil.

-Señorita Alessandra, ya hemos llegado-dice Óscar, sacándome de mis pensamientos.-¿Se encuentra bien?

Asiento con la cabeza, y bajo del coche yo sola. Solamente voy a recogerles a ellos, por lo que no vamos a tardar mucho tiempo. Camino por los pasillos retorciendo mis manos, y los veo fuera de la habitación con el doctor. Se despiden de él, y se acercan a mi. De inmediato, Alexis me rodea con sus brazos.

-Te he echado mucho de menos, pequeñita-dice él, llenándome de besos.-El tito te ha echado mucho de menos, a ti también cosita chiquitita-él acaricia mi vientre, y yo le miro enternecida.

-Hola cielo, ¿dónde está Angelo?-dice Adriano, besando mi frente.

-No sabemos dónde está.

-¿Cómo que no lo sabéis?-pregunta él, con el ceño fruncido.

-Anoche salió con el coche, en busca de los causantes de toda esta situación. Armani y Antonio fueron tras él, pero ninguno de los tres ha vuelto a casa.

Adriano resopla, llevándose las manos a la cabeza, y me abraza asegurando que todo estará bien. Alexis se une a nosotros, abrazándonos con cuidado. Después salimos de nuevo, y Óscar abre las puertas amablemente. Le ayudo a Alexis a subir al coche, y yo tomo asiento delante.

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