Capítulo 22

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-¿Nos bañamos en el lago?-me pregunta, Ángelo. Él se ha encargado de descargar las cosas del coche, porque no quería que viera nada.

-Vale, deja que me ponga el bañador.

-No, no, sin bañador.-Él me toma como a un saco de papas, con la cabeza colgando hacia abajo, y echa a correr hacia el lago.

-¡NO, NO, NO! ¡ÁNGELO, POR FAVOR NO!-grito y pataleo, pero no funciona. Él se tira conmigo, sintiendo el agua fría chocar contra nuestros cuerpos. Salgo a la superficie, quitando el pelo de mi cara, pero no le veo.-¿Ángelo? ¿Ángelo? ¿Dónde estás?-algo me toca por detrás y grito, girandome rápido. Ángelo me mira, riéndose sin parar.-¡IDIOTA! Me he asustado.

-Perdona, amore mío-él me rodea con sus brazos, y por más que intento apartarme no me deja.-Anda píccola, no te enfades.

-No vuelvas a hacer eso, me he asustado-le digo, haciendo un puchero.

Él me sonríe, y besa mis labios con ternura. Pasamos un rato más metidos en el lago, jugando, riendo, y nadando. Hasta que a ambos nos da frío, por lo que decidimos salir corriendo a la casa. Subimos las escaleras, y antes de entrar al baño veo que el suelo está lleno de pétalos. Me giro hacia Ángelo, con el ceño fruncido, y él se encoge de hombros sonriendo. Abro la puerta, y veo la bañera llena de agua caliente con más pétalos de rosa, además hay algunas velas encendidas.

⚠️WARNING⚠️ EL RESTO DEL CAPÍTULO TIENE CONTENIDO SEXUAL, QUE PUEDE DAÑAR LA INOCENCIA O MENTALIDAD DEL LECTOR. PASA A lA MITAD DE ESTE MISMO CAPÍTULO, SI NO DESEAS LEER ESTO. GRACIAS.

Ángelo se acerca a mi, rodeandome con sus brazos, y comienza a besar mi cuello. Quita mi camiseta, junto a mi brasier, tirándolos a un lado y acaricia mis pechos pegando su erección a mi. Continúa con sus besos por mi espalda, hasta deshacerse de mis pantalones. Antes de que él siga, yo le detengo dándome la vuelta besando sus labios apasionadamente. Mis manos enseguida, vuelan hacia los bordes de su camiseta y me deshago de ella tirándola a un lado. Paseo mis manos por sus abdominales, y después bajo dejando algunos besos repartidos entre ellos. Tomo la cintura de sus pantalones, junto a su bóxer, y los bajo de un tirón liberando su erección.

Le dedico una mirada llena de lujuria, y acaricio toda su extensión con delicadeza. Ángelo se agarra del lavabo, y echa su cabeza hacia atrás por el placer. Mi lengua recorre todo su miembro, y mi boca enseguida trata de cubrirlo al completo. Él agarra mi cabello, sujetándolo para que no moleste, y dirige el movimiento. Sus mejillas están sonrojadas, y susurra mi nombre repetidas veces.

-Joder....No aguanto más.

Él me toma entre sus brazos, apoyándome en el lavabo, y me penetra de una sola estocada. Ambos soltamos un gemido, y enseguida comienza a moverse rápido. Mis piernas rodean su cintura, y sus manos sujetan la mía para no caerme. El baño está lleno de vapor, y la bañera junto a los pétalos ha quedado en segundo plano. Ahora somos solo nosotros, unidos en un cuerpo solo.

Ángelo me baja del lavabo, y me da la vuelta haciendo que apoye mis manos en éste. Eleva un poco mis caderas, y vuelve a penetrarme fuertemente. Sus manos viajan a mis pechos, jugando con mis pezones y dejándolos erectos.

-Mírate-susurra en mi oído, entre gemidos.-Mira lo excitante que es verte, en el espejo conmigo detrás. Eres una diosa.

Ambos levantamos la mirada en el espejo, estamos sonrojado y cubiertos de sudor. Él tiene razón, está escena de ambos es excitante y en cierto modo, hace aumentar nuestros gemidos. Cuando vamos alcanzando el orgasmo, él aumenta el ritmo de sus estocadas y, nos dejamos ir juntos gritando el nombre del otro.

-Eres increíble, píccola-dice Ángelo, besando mi espalda.

-Tú también lo eres, amore mío-beso sus labios tiernamente, y veo que se queda extrañado.-¿Pasa algo?

-Me has dicho amore mío.

-Sí... ¿No te gusta? Perdón, n-

-Claro que me gusta amore, me encanta-él me toma en brazos eufórico, y da dos vueltas en el baño.-¿Nos bañamos? Aunque el agua, debe de estar ya fría.

Comprobamos la temperatura del agua, y abrimos el grifo del agua caliente un poco. Él entra primero, y después lo hago yo tomando asiento frente a él. Allí nos tiramos un rato, jugando con la espuma y hablando de miles de cosas inimaginables. Cuando notamos que estamos arrugados como una pasa, nos envolvemos en un albornoz cada uno, y vaciamos la bañera.

Él me guía hacia la habitación, y nos tumbamos en la cama tal cual estamos, a ver una película. Como siempre, yo estoy entre sus brazos y, él acaricia mi pelo suavemente. Pone la película, y a los pocos minutos caigo dormida.

-Amore....Amore...-escucho que me susurran al oído, y dejan un beso suave en mis labios.

Abro mis ojos, pero no veo a nadie en la habitación. Solamente una tarjeta a mi lado, y un vestido colgado en la puerta.

"Amore, ponte el vestido que he dejado en la puerta y baja. Tengo una sorpresa para ti, que estoy seguro de que te va a gustar. Ven descalza.

Te quiero."

Sonrío, dejando la tarjeta a un lado, y me pongo de pie observando el vestido. Es de color rojo, con encaje, y corto por encima de la rodilla. Me lo coloco, y observo en el espejo como me queda. Al terminar comienzo a bajar las escaleras, siguiendo un rastro de velas con pétalos. Abajo me espera Ángelo, con una camisa blanca y un pantalón de vestir, también descalzo.

-Amore... estás preciosa-dice él, besando mi mano, cuando llego a su lado.

-Tú no te quedas atrás, amore.

Él toma mi mano, y me guía hacia el patio trasero. Todo el jardín está iluminado por bombillas, y lleno de pétalos de rosa. En el centro, hay una mesa para y dos platos. Ángelo retira mi silla, esperando a que me siente, para colocarla a mi medida. Después destapa ambos platos, y toma asiento frente a mí.

-Esto parece delicioso, ¿lo has preparado tú?-le pregunto, observando toda la comida.

-Así es, todo esto es preparado por mí.

-Me encanta, muchas gracias Ángelo.

-Todo por el amore della mía vita.

Cenamos inmersos en nuestra conversación, y en el ambiente que él mismo ha creado. Un ambiente mágico, y lleno de romance. Sus ojos destellando chispas, y su sonrisa es más grande que de normal. Después me sorprende bailando sobre el césped, aún descalzos, y acabamos acostados viendo la forma de las estrellas.

Mi Ángel De La Guarda Where stories live. Discover now