Capítulo 35

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Dos meses han pasado, en la mansión Salvatore, y las cosas están muy tensas. Aún no logramos encontrar, a Adriano y Alexis. Ángelo se ha vuelto de hielo, y no me mira siquiera. Ya no quiere hablar con el bebé, ni siquiera pregunta cómo van las revisiones. Apenas duerme, y si lo hace es en otra habitación. Apenas come, se alimenta a base de café. Y fuma sin parar, todos los días, sentado en el borde de la piscina.

En cuanto al bebé, hoy cumple cinco mesecitos. Mi vientre ha crecido, y ya se nota cuando me pongo cualquier cosa. Aimé siempre nos consiente, nuestros antojitos. Ya noto sus movimientos, aunque todavía no sé su sexo. Justo hoy, nos toca revisión y me temo que iré sola nuevamente.

Busco a Óscar por toda la mansión, para que me acompañe. Normalmente, él viene conmigo a todos lados. Me acerco al puesto de los guardias, y toco a la puerta antes de entrar.

-Buenos días, señorita Alessandra. ¿Desea algo?-me pregunta, uno de ellos.

-Estoy buscando a Óscar, ¿sabéis dónde está?-le respondo, sonriéndole amablemente.

-Tiene el día libre, su mujer está enferma y debe de cuidar a sus hijos. Pero mañana, volverá a trabajar. ¿Desea que la llevemos a algún sitio?

-No, no os preocupéis. Puedo ir sola, tranquilos. Saldré al hospital, para una cita de médico. Si pasa algo, ¿me podéis avisar?

-Por supuesto que sí, señorita. Vaya con cuidado.

Asiento con la cabeza, y me despido de ellos con la mano. Tomo mi abrigo, mi bolso y la carpeta, para después bajar al garaje. Me subo a uno de los coches, y salgo de allí tranquilamente. Durante todo el trayecto, escucho algunas canciones en la radio y, miro hacia cualquier coche sospechoso.

Al llegar, aparco a un lado y, entro en el hospital dirigiéndome a mi consulta. Por suerte, no tengo que esperar mucho y entro enseguida.

-Buenos días, Alessandra. ¿Vamos a ver a ese bebé?-me pregunta, el doctor. Asiento con la cabeza, y me levanto la camiseta. Él esparce el gel, y mueve el aparato por todo mi vientre.-¿Quieres saber su sexo hoy?

-Prefiero saberlo, cuando esté con mi pareja. No ha podido venir hoy-miro hacia otro lado, algo triste, y él asiente.

-De acuerdo, haré algunas mediciones y ahora escuchamos su corazón-ambos nos quedamos callados, mientras él realiza dichas mediciones y yo observo al bebé.-Este bebé, está creciendo bien. Está perfecto. Vamos a escuchar ahora, su corazón-el doctor le pulsa a un botón y el sonido del corazón inunda toda la sala. Mis ojos se llenan de lágrimas y, pronto, estas surcan mis mejillas.-Muy bien Alessandra, esto es todo por hoy. Sigue cuidándote como lo estás haciendo, y si necesitas algo no dudes en llamarme.

El doctor limpia el gel de mi vientre, y yo me levanto secando mis lágrimas. Me entrega algunas fotos, y tomo mis cosas antes de salir. Por los pasillos del hospital, veo a Anaï y me quedo algo paralizada. Ella se dirige hacia la salida, y yo voy tras ella siguiéndola. Se mete en el coche, y yo corro hacia el mío. Salgo del hospital, siguiéndola pero manteniendo la distancia.

Ambas conducimos durante largos minutos, y veo que aparca en una casa vieja. Tomo una pistola, de mi bolso, guardándola en mi cintura. Dejo el coche unos metros atrás, y me escondo detrás de algunos árboles. Anaï saca unas bolsas del coche, y entra en la casa. Yo me quedo bastantes minutos, tratando de ver si hay más movimientos, hasta que la vuelvo a ver salir. Se sube de nuevo en su coche, y se aleja de allí. Yo salgo de mi escondite, y ando con cautela hacia la casa.

Por una de las ventanas que da al sótano, veo unos cuerpos tirados en el suelo. No se puede abrir, y encima tiene barrotes. Trato de enfocar mi vista, y consigo distinguir a Alexis. Rodeo la casa en busca de otra entrada, y solo veo una ventana por la que no logro alcanzar. Vuelvo al coche corriendo, y cojo el teléfono de mi bolso para llamar a Ángelo.

Mi Ángel De La Guarda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora