Capítulo 30

4.4K 273 4
                                    

Limpio las lágrimas, furiosa, triste, desolada, y mil cosas más que pasan por mi interior. Me levanto de la cama, tomando las cartas, y salgo en busca de Adriano. Veo la puerta de su despacho algo abierta, y no dudo en meterme dentro. Allí está él, con sus dos hijos sentados en frente.

-Aless, ¿qué...

-¡¿POR QUÉ NO HICISTE NADA?! ¡¿POR QUÉ NO LO AYUDASTE?!-le gritó, golpeando su escritorio.

-¿De qué hablas, cielo?-me pregunta él, extrañado.

-¡DE ESTO!-le lanzo las cartas, y él las toma sorprendido.-¡LO SABIAS Y NO LE AYUDASTE! ¡TÚ PODRÍAS HABERLO EVITADO!

-Alessandra cálmate, no te puedes alterar-dice Ángelo, tratando de tomar mi brazo.

-¡DÉJAME! ¡QUIERO QUE ME RESPONDAS!

-¡Yo no podía hacerlo, Alessandra! ¡Ambos estábamos siendo perseguidos! ¡Mi hija y mi mujer también murieron! ¡¿ESO NO TE IMPORTA?!-ante los gritos de Adriano, por mis mejillas resbalan las lágrimas y los tres nos quedamos callados. Yo bajo hasta el suelo, hasta que quedo arrodillada frente al escritorio.-Alessandra...

-Lo siento, lo siento mucho-mi cuerpo entero se sacude por el llanto, y siento a Adriano abrazarme.

-No te disculpes cariño, ambos hemos perdido a quienes queríamos. Pero lo importante es, que ahora estamos juntos. Tú, yo, Ángelo, Alexis y el bebé-pone una mano en mi vientre, y lo acaricia.

-Lo mejor será, que me vaya. Solo causo problemas.

-No Alessandra, no te puedes ir-dice Ángelo, uniéndose al abrazo.-Eres una parte de esta familia, si te vas se desmorona.

-Aquí hay un bebé por medio, todos nosotros te vamos a cuidar y no te va a faltar de nada-dice Alexis, uniéndose también.

-Míranos, Alessandra. Todos abrazados en el suelo de mi despacho, has conseguido unirnos más. Tú no causas ningún problema para nosotros, eres el ángel que reina entre nosotros.

Adriano alza mi rostro, y limpia mis lágrimas, dejando un beso en mi frente. Los cuatro nos quedamos un rato así, abrazados, sin decir absolutamente nada.

-Vamos a levantarnos, y así dejamos a Alessandra descansar. Ya sabes lo que te ha dicho el médico-dice Adriano, levantándose él primero. Ayuda a levantar a Alexis, y Ángelo me ayuda a mi.-Anda pequeña, ve a tú cuarto. Le diré a Aimé, que suba tu almuerzo.

Yo asiento con la cabeza, y abandono la habitación con Ángelo detrás mía. Él me sujeta por la cintura, con miedo de que me vaya a caer. Cuando entro en mi cuarto, él me ayuda a acomodarme en la cama y se queda a un lado indeciso. Como si quisiera decirme algo.

-Sueltalo, no te atormentes-le digo, haciendo que él voltee a verme.

-¿P-puedo....-él señala mi vientre, pero no dice nada.-Déjalo, da igual.

Antes de que le pueda decir nada, él se va corriendo del cuarto. Yo observo mi vientre, y lo acaricio suavemente.

-Mi cachito de cielo, mamá antes estaba un poco enfadada. Pero no pasa nada, tú no te asustes, ¿vale?

-Vale, mami-dice una vocecilla, haciendo que yo me sobresalte.-Lo siento, no quería asustarte. Pero estabas muy tierna, hablándole al bebé-dice Aimé, entrando en la habitación con una bandeja. Ambas nos echamos a reír, y yo me siento con cuidado.

-Has traído esto, muy rápido.

-Estaba preparado, porque sabía que te tenías que quedar aquí-ella deja la bandeja sobre mi regazo, y se levanta para irse.

Mi Ángel De La Guarda Where stories live. Discover now