Capítulo 9

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Esa noche, la cena terminó normal. Ángelo tomó mi asiento, y yo quedé al lado de Adriano. Tommaso no dijo nada, así que los Montesco se fueron tan tranquilos a su casa.

Por otra parte, Ángelo trata de evitarme a toda costa. Desde ese beso, se mantiene serio y apenas se junta con nosotros a comer. Sale temprano en la mañana, y vuelve a altas horas de la noche.

Alexis ha estado saliendo con Anaï, y me lleva con él para hacer de tapadera. Justo lo que estaba pasando ahora, había quedado con ella en el centro comercial. Como aquella vez, solo que ahora se mantenía más cerca de mi. Anaï siempre me mete en sus conversaciones, para que no me sienta ignorada y junto a Alexis tratamos de hacer cosas los tres juntos. Pero no quiero ser una sujeta velas, y me gustaría que ambos estuvieran solos.

-Adiós amor, pronto quedamos para cenar-le dice Alexis, a ella en modo de despedida.

-De acuerdo, esperaré tu llamada. Gracias por venir y ayudarnos, Alessandra. Tened cuidado, adiós chicos-responde Anaï, despidiéndose con la mano.

Yo repito el gesto, despidiéndome de ella, y enseguida abandonamos el centro comercial. Alexis va sonriente, como acostumbra ser cada vez que la ve a ella.

-¿Por qué no quedais ambos solos?-le pregunto, mientras le observo conducir.

-Porque no quiero que mi padre se entere, quiero tener una relación normal como todos. Pero si mi padre se entera, querrá casarme inmediatamente con ella. Y todavía nos estamos conociendo, no queremos casarnos aún-me explica, mirándome en pequeños momentos.

-Quizá si se lo explicas, podría entenderlo.

-Adriano no es así, Aless. Es como si tú y Ángelo sois novios de repente. Él no lo soportaría, te ve como a su hija y os separaría al momento.

Me quedo pensando en lo que él dice, si tú y Ángelo sois novios Adriano os separaría al momento. Entonces, ¿será por eso que Ángelo me evita? Aunque quizá podría hablar con Adriano, para saber qué le pasa a Ángelo. Sí, eso haré.

Cuando llegamos a la mansión, Alexis se va directo a su cuarto, mientras que yo voy en dirección al despacho de Adriano. La puerta está un poco abierta, y se le escucha hablar por teléfono. Está sentado en su silla, dándole la espalda a la puerta.

-No, aún no se lo he dicho....... No le puedo decir a Alessandra eso, Dimitri-¿decirme qué?-Los chicos tampoco lo saben, y es mejor que no lo sepan. Alessandra se ha convertido, como si fuera mi hija.-Sonrío por lo que dice, y escucho que hace una pausa para escuchar a la otra persona.-Sé que Alonzo quería lo mejor para su hija y, aunque no pudo estar con ella, yo le cuidaré como él lo haría............. No, esas personas no merecen ser llamados sus padres. Puesto que no lo eran, la dejaron abandonada en la miseria-¿cómo que no eran mis padres?. Adriano vuelve a hacer otra pausa, y lo escucho suspirar.-Sé que debí rescatarla antes, pero esas personas no me dejaban. Quise que estuviera con nosotros, desde que Alonzo murió. Pero......no se pudo.

-¿Cómo que ellos no son mis padres? ¿Cuándo pensabas decírmelo, Adriano?-interrumpo entrando a su despacho, y él se da la vuelta mirándome asombrado.

-A-Alessadra....-cuelga el teléfono, y se levanta acercándose a mi.-Escucha cielo, puedo explicártelo.

-No hace falta que me lo expliques, ya escuché todo.

Abandono el despacho, y corro escaleras abajo, saliendo de la casa. Por detrás mía viene Adriano, gritando mi nombre. Los guardias se quedan confusos al verme correr, pero no hacen nada por pararme. Aprieto el paso y, pronto, dejo atrás la mansión. Pero no dejo de correr, hasta que compruebo que estoy lo bastante lejos.

Miles de preguntas rondan por mi cabeza, entonces ¿quién es mi verdadera familia? ¿Por eso mis supuestos padres me abandonaron? Lo único que tengo claro, es que estoy hecha un lío y que no quiero volver a la mansión. Necesito un momento de soledad, necesitaba huir, ha sido un impulso de mi interior.

Paseo por algunas calles, que están empezando a ser desoladas, la noche cae por toda la ciudad. Hay demasiadas nubes oscuras, parece que una tormenta se acerca. Además hace algo de frío, y lo que llevo no es nada abrigado. Pero no importa, eso es lo menos importante ahora. Me siento traicionada, porque la que era mi familia me dejó tirada por ser una hija bastarda, porque Adriano sabía de mi existencia pero no me buscó antes y aún así me oculta mi verdadero origen.

Continúo caminando, cuando siento unas gotas caer sobre mí. Genial, lo que me faltaba ahora. No pasa muchos segundos, cuando una lluvia fuerte comienza a caer, pero aun así me quedo parada como una tonta mirando al cielo. Solo estoy yo, en mitad de la calle mojándome mientras trato de buscar una respuesta a todos mis tormentos.

Unas luces aparecen por el otro lado de la carretera, haciendo que yo me suba a la acera y siga con mi camino.

-¡ALESSANDRA!-una imponente voz, hace pararme y veo a Ángelo en el coche siguiéndome con la ventanilla bajada.-¡Sube al coche, te estás mojando!-hago caso omiso, y vuelvo a dirigir la mirada hacia el frente.-¡ALESSANDRA, SUBE!-aprieto más el paso, y siento que el motor del coche ya no se escucha. Quizá se ha hartado, y se ha ido.-Alessandra, espera.-Su mano toma mi mano, haciéndome parar y girandome para verle.-Sé que te has enterado de algo no muy agradable, pero mi padre está preocupado por ti. Todos estamos preocupados. Está lloviendo, volvamos a casa.

-No quiero volver, no quiero escuchar que me sigue ocultando cosas-trato de soltarme, pero no me suelta.

-No Alessandra, no te voy a dejar ir. Tienes que volver con nosotros, eres como nuestra familia. No queremos perderte-se acerca más a mi, y me rodea con sus brazos.-Por favor, pequeña. Ven conmigo, te necesitamos.

Asiento con la cabeza, abrazándole, mientras que me estrecha más contra él y deja besos en mi cabello. Abre la puerta del coche, y espera a que yo entre para cerrar. Por suerte, el coche está calentido ya que estoy toda mojada y congelada. Ángelo toma asiento en el coche, y me dedica una sonrisa para después poner el coche en marcha.

Mi Ángel De La Guarda Kde žijí příběhy. Začni objevovat