Capítulo 21

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Al pasar a su habitación, veo que él me espera ya acostado en la cama. Palmea a su lado, y me invita a tumbarme con él. En su regazo, hay una caja de la cual no tardo en preguntar.

-Quiero enseñarte fotos de familia. Hay varias de tus padres, de mi madre y de mi hermana-Ángelo abre la caja, y comienza a sacar bastantes fotos. En un sobre de cuero, con un sello, veo que saca unas fotos de una pareja.-Estos son tus padres, píccola.-Me quedo callada, observando la imagen, y las lágrimas comienzan a descender por mis mejillas.-No, no, no llores preciosa. Ellos seguro que estarían muy orgullosos de ti, eres una auténtica guerrera.

Le sonrío, y él seca mis lágrimas dándome besitos. Continuamos viendo fotos, y esta vez pasamos a su hermana. Es preciosa y, sin duda, era igualita a ambos hermanos. Es la viva imagen de Adriano, en femenino. Por último me muestra a su madre, una mujer preciosa.

-Este era el relicario, que tanto cariño le tenía mi madre, y que me robaron por mi mala cabeza-me cuenta, señalando en la foto dicho relicario.

-¿Para qué quería esa chica el relicario?

-Ese relicario cuesta una fortuna, pero no se puede vender sin la firma de mi padre. Aunque seguro que lo ha vendido, ilegalmente por ahí.

-Quizá no lo ha vendido, y aún lo tiene guardado. ¿Has probado a buscarla?

-Sí, pero parece que ha desaparecido del planeta.

Ambos nos quedamos callados, viendo las imágenes, hasta que mi bostezo nos interrumpe. Él deja la caja, con las fotos dentro, a un lado y me rodea con sus brazos.

-Duerme píccola, te quiero.

-Yo también te quiero, buenas noches.

Dejo un beso suave en sus labios, y me acomodo mejor quedándome dormida enseguida.

Camino por un pasillo largo, el suelo está empapado de agua. ¿Dónde estoy? Escucho como me nombran, es una voz grave, pero no puedo distinguir quién es. Por más que camino, el pasillo parece que no termina.

-Aquí estás......-dicen a mi espaldas, me giro y veo a Dimitri. Su aspecto es desagradable, y conforme se acerca siento un olor nauseabundo.

-¿Qué quieres? ¿Qué hago aquí?-trato de andar hacia atrás, pero choco contra algo. Cuando me giro, veo una pared que antes era inexistente.

-No tengas miedo, mi amor-Dimitri termina acorralándome contra la pared, y toma fuertemente mi mandíbula.-Ahora te voy a hacer todo lo que antes, no pude hacerte.-Comienza a desabrochar su cinturón, y yo le miro horrorizada.-Vas a terminar igual que tus padres.

-¡NO! ¡NO! ¡NO!

-¡ALESSANDRA! ¡DESPIERTA!-vuelvo a la realidad, viendo a Ángelo zarandeandome. Lo miro asustada, y retrocedo en la cama.-Tranquila, tranquila. Soy yo, amore. Soy yo.

Aparto a Ángelo a un lado y corro hacia su baño para vomitar. Él enseguida aparece a un lado mío, sujetando mi pelo y acariciando mi espalda. Estoy completamente sudada, como si hubiera hecho ejercicio, y su camiseta está pegada a mi cuerpo. Cuando termino Ángelo me toma en brazos, tirando de la cadena, y yo comienzo a llorar. Sé que el sueño fue corto, pero también fue intenso. Él me acurruca, y besa mi frente a pesar de estar sudada.

-Tranquila, aquí estoy yo. Te quiero, mi amor.

Así pasamos un rato, abrazados, y sentados en el suelo del baño. Ángelo no ha parado de acariciar mi pelo, ni de darme besos en la frente. Aunque mi llanto, por otro lado, ha cesado. Solamente se escuchan nuestras respiraciones, y nuestros corazones latir casi al mismo ritmo.

-¿Vamos a la cama?-me pregunta él, dedicándome una pequeña sonrisa.

-Quiero ducharme, estoy sudada.

-Está bien amore, iré a coger ropa para tí.

Ambos nos ponemos de pie, y él besa mi frente antes de abandonar el baño. Yo me deshago de la camiseta, y de mi ropa interior, para después entrar en la ducha. No pasa mucho rato, cuando siento sus brazos rodearme. Al principio me asusto, pero luego me relajo al verle junto a mi. Me doy la vuelta, rodeando su cuello con mis manos, y lo atraigo hacia mi para besarle. Él nos coloca bajo el grifo, y nos besamos sintiendo cómo el agua nos moja a ambos.

Nos duchamos tranquilamente, entre besos, y después sale él primero enrollandose en una toalla. Me tiende su mano, y me ayuda a salir enrollandome en otra toalla. Seca mi pelo con una toalla, y lo peina con cuidado mechón por mechón. Al terminar, ambos nos ponemos el pijama, y compruebo que es otra camiseta suya.

-Espera, no te has secado el pelo-le digo, cuando veo que va a salir del baño. Tomo una toalla, y comienzo a secarle un poco el pelo. Ángelo me toma por la cintura, y me sube al lavabo viendo atentamente mis movimientos.-Listo.

-Pues venga señorita, a dormir.

Me vuelve a tomar por la cintura, haciendo que enrolle mis piernas en la suya, y me lleva hacia su cama. Me deja suavemente, y él se tumba a mi lado. Dejo un beso tierno en sus labios, y me acurruco en sus brazos.

(...)

-Alessandra, Alexis y yo vamos a salir de viaje dos días. Ocúpate de hacer los encargos, con Ángelo por favor-Adriano me da unas últimas indicaciones, antes de irse, y besa mis mejillas abrazándome.-Tened cuidado, por favor.

-De acuerdo, no te preocupes. Estaremos bien.

Me despido de ambos, y veo como se van en el coche junto a algunos guardias. Subo a mi habitación, para cambiarme de ropa y bajo al coche donde me espera Ángelo.

-¿Qué encargo vamos a recoger hoy?-le pregunto, cuando estamos en camino.

-Ninguno, ya me he ocupado de hacer todos los encargos de antemano. Quiero que estos dos días, estemos tú y yo solos píccola.

-Pero, ¿y los guardias?

-Están compinchados conmigo, les he hecho creer que vamos a para en algún hotel. Para no tener que volver a casa, y para estar más seguros.

-Entonces, ¿a dónde vamos a ir?

-Es una sorpresa, amore mío.

Hago un puchero, y él ríe colocando su mano en mi pierna. Pongo un poco de música, y me apoyo en la ventana mientras veo el paisaje. Parece que entramos en un bosque, el coche se mueve por las piedras del camino, y a lo lejos se ve un lago enorme. De pronto, veo una cabaña iluminada y grande.

-Ya hemos llegado.

-¿Es aquí? ¡Esto es precioso!-lo abrazo, y él me da vueltas en el aire.-Pero, no hemos traído ropa.

-¿Quién ha dicho que no?

Se dirige hacia el maletero, y saca de éste una bolsa de viaje. Me comenta que ha echado ropa para los dos, y cosas que podamos necesitar. Después toma mi mano, y entramos a la cabaña viéndola al completo. Por dentro parece más grande, hay varias habitaciones pero, nosotros nos vamos a quedar en la habitación principal. Donde el baño es enorme, mucho más grande que el de la mansión.

-¿Te gusta la cabaña, principessa?-me pregunta, rodeandome con sus brazos.

-Me encanta Ángelo, es increíble.

Mi Ángel De La Guarda Where stories live. Discover now