Capítulo 37

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Cuando llegamos a la casa, de Armani y Alda, él me abre la puerta amablemente. Entramos dentro, y sus niños nos reciben con los brazos abiertos. Armani junior está muy contento, de verme en la casa.

-Cielo, ¿qué te gustaría de cenar? No has comido nada, en todo el día-me pregunta, Alda.

-Se me antoja mucho, un puré de verduras. Llevo pensando en él, desde que me levanté-le comentó.

-Pues marchando, ese puré de verduras. ¿Me ayudáis niños?-le pregunta a sus hijos, que no se van de nuestro lado.

-Si quieres, yo también puedo ayudar.

-Ah no, no, no. Tú tienes que estar tranquila, vente voy a enseñarte dónde te vas a quedar-interviene Armani, tirando suavemente de mi mano.

Ambos subimos las escaleras, y él me muestra la habitación de invitados. Me deja unas toallas, por si me quiero duchar. Así que me dirijo a ello, tomo el pijama de la maleta y, me doy una ducha rápida. Cuando salgo, Alda entra en la habitación con una bandeja.

-Toma Aless, si quieres algo más pídelo-dice ella, entregándome la bandeja.

-Muchas gracias, de verdad.

-No hay de qué, te dejo para que cenes tranquila.

Ella abandona la habitación, y yo procedo a cenar. Bebé y yo, teníamos bastante hambre. Además la cena que nos han preparado, estaba deliciosa. Tomo la bandeja, ya vacía, y la bajo a la cocina. En el salón, veo a los hermanos Salvatore junto a Ángelo sentados. Me quedo congelada unos segundos, pero enseguida corro hacia la cocina. Allí se encuentra el pequeño de la casa, quien se asusta cuando me ve entrar.

-Lo siento, vengo a dejar esto-les digo, dedicándoles una sonrisa. Lo veo con un vaso en la mano, y con una silla frente al grifo.-¿Quieres agua?-él asiente, y yo tomo la botella para echarle.

Tomo los cubiertos que he usado, junto a su vaso, y procedo a lavarlos.

-¿Me ayudas?-le pregunto, viendo como asiente con la cabeza.-A ver, sube aquí-le tomo por los brazos, suavemente, y le subo a la silla.-Ahora hay que remangarse un poquito, el pijamita. Así, mira-remango mi pijama, y hago lo mismo con el suyo.

Juntos lavamos los platos, con cuidado de no tirar mucho agua, y después nos secamos las manos antes de irnos. Le bajo de la silla, y la coloco donde le pertenece. Armani tira de mi pantalón, y me tiende sus brazos para que le coja. Así que eso hago, y salgo de la cocina con él en brazos.

-¿Qué hacéis?-me pregunta Alda, cuando voy a subir las escaleras.

-Me he encontrado a un pequeño príncipe, que me ha ayudado a limpiar los platos, y ahora nos vamos a dormir. ¿Verdad, Armani?-le pregunto al niño, a lo que él asiente abrazándome.

-No tenías por qué haberlo hecho, cielo. No te puedes esforzar.

-No he hecho ningún esfuerzo, no te preocupes. Y ahora si nos disculpan, nos retiramos a dormir.

Ellos asienten, y yo comienzo a subir las escaleras con el pequeño. Lo llevo hasta su habitación, y le dejo en la cama arropándole. Dejo un beso en su frente, y salgo hacia mi habitación.

*NARRA ÁNGELO*

-¿Qué hacéis?-escucho que dice Alda, haciendo que levante la cabeza.

Veo la imagen más tierna, que podría ver. Alessandra con su pequeña barriga de embarazada, llevando en brazos al niño que se esconde en su cuello. Cuando bajó antes, parecía que había visto un fantasma y corrió hacia la cocina. Pero de mi cabeza, no se puede quitar la desconfianza. La idea de que ella, nos quiera hacer daño.

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