Capítulo 14

6.2K 408 22
                                    

-Ángelo, Alessandra, quiero que tengáis cuidado mientras nosotros estamos fuera. En el caso de que pase algo, llamadme de inmediato-él se acerca para abrazarme, y después se dirige de nuevo a Ángelo.-Cuídala, no dejes que nada le pase.

-Tranquilo padre, está en las mejores manos.

Alexis baja con su maleta, haciendo un puchero, y la mete en el coche. Adriano se retira para hablar con los guardias, dándole indicaciones sobre qué hacer mientras él se va.

-Te voy a echar de menos, chiquitina-dice Alexis, rodeándome con sus brazos.-Promete que hablaremos todos los días, por teléfono.

-Lo prometo-le respondo, abrazándole fuerte.

Adriano le llama, para entrar al coche, y él me vuelve a abrazar antes de irse. Ángelo y yo observamos, cómo desaparece el coche entre el paisaje. 

-¿Entramos?-me dice Ángelo, pasando su brazo por mis hombros. Asiento, y entramos en la mansión.-Que te parece, si nos vamos a la sala de cine y ponemos una película.

-Me parece genial, Ángelo.

Subimos las escaleras, hacia la sala de cine, y entramos acomodándonos entre los sofás. Me entrega el mando para que seleccione alguna película, pero no conozco ninguna así que le doy a una al azar. Veo como se tumba en el sofá, y palmea su lado para que me acueste junto a él. Me rodea con su brazo bueno, acercándome a él, y yo apoyo mi cabeza en su hombro. Trato de concentrarme en la película, pero mis ojos pesan al punto de quedarme dormida al momento.

Cuando despierto, la película ya ha terminado y, la mirada de Ángelo está sobre mí.

-¿Tan fea soy?-le pregunto, riéndome.

-No, eres preciosa. A mi me gustas, muchísimo-su mirada pasa de mis ojos a mis labios, y se acerca a besarme de forma tierna.

Continúo su beso, apoyando mi mano en su pecho. Su mano baja de mi pelo, a mi cintura metiéndola por debajo de mi camiseta. La temperatura comienza a subir en la habitación, entre nuestros besos y suspiros. Él se posiciona sobre mí, apoyándose casi por completo en su brazo bueno. Aunque la herida se ha curado casi al completo, aún queda un poco. Su erección se presiona sobre mí, y mis caderas se dirigen hacia él de manera involuntaria.

De pronto, él se separa de mí y huye fuera de la habitación. ¿Qué le pasa? ¿Por qué huye como cenicienta? Apago al pantalla, y salgo en busca de él. Paso por el salón, por la cocina, el jardín, pero no lo encuentro. Subo las escaleras hacia su habitación, y lo encuentro sujetando su cabeza con sus manos.

-¿He hecho algo mal?-le pregunto, entrando a su habitación. Él dirige su mirada hacia mí, y se levanta de la cama.-¿Por qué huyes? ¿Hay algo que hago mal?

-No, no, no es eso-dice rápidamente, dirigiéndose hacia mí.-Es solo que......

-¿Qué?-me acerco, tomando su rostro entre mis manos.-¿Qué es lo que te atormenta?

-No me puedo enamorar de ti, no puedo caer por ti-lo miro con el ceño fruncido, y bajo mis manos.-No quiero que me hagas daño, como ella.....

-¿Quién ha dicho que te voy a dañar? ¿Quién es ella?

-Samantha, era mi exnovia. Me sedujo asegurando que me amaba, y me robó el objeto más preciado que yo poseía.

-¿Qué objeto?

-El relicario que me dejó mi madre, antes de morir. Desde entonces, no he vuelto a estar con otra chica-sus manos pasean por mis brazos, hasta tomar las mías.-Pero contigo es algo inevitable, no puedo evitar caer por ti.

-Yo no quiero hacerte daño, Ángelo. No quiero que pienses, que voy a haceros daño a vosotros. Quítate esa maldita idea, de la cabeza.

⚠️WARNING⚠️ EL RESTO DEL CAPÍTULO TIENE CONTENIDO SEXUAL, QUE PUEDE DAÑAR LA INOCENCIA O MENTALIDAD DEL LECTOR. PASA AL SIGUIENTE CAPÍTULO, SI NO DESEAS LEER ESTO. GRACIAS.

Él sube sus manos acariciando mis mejillas, sonriendo, y vuelve a besarme. Poso mis manos por debajo de su camiseta, y acaricio su abdomen. Ángelo me guía hacia la cama de espaldas, y me tira posicionándose encima mío. Toma el dobladillo de mi camiseta, y se deshace de ella tirándola a un lado. Cuando me quedo en sujetador, me sonrojo tapando mi pecho.

-No te tapes, ya te he dicho que eres preciosa así-dice Ángelo, quitando mis manos de mi pecho.

Él se deshace de su camiseta también, y comienza a descender sus besos por mi pecho. Su respiración me hace cosquillas, y pronto siento la ausencia de mi sujetador. Trato de subir mis manos a mi pecho, pero las sujeta a ambos lados de mi cabeza. Su lengua aterciopelada, acaricia mis pezones haciéndome gemir arqueando mi espalda hacia él. Sonríe dedicándome una mirada, y vuelve a descender deshaciéndose de mis pantalones. Cuando quiere hacer lo mismo con mis bragas, le paro cruzando las piernas.

-Tranquila, no te voy a hacer daño.

Me besa de nuevo tratando de tranquilizarme, cosa que consigue, y se deshace de la ropa interior que me queda. Abre mis piernas entre caricias, y se posiciona entre ellas. Pero antes quita su pantalón, quedándose en bóxer. Sus manos suben hasta mi feminidad, acariciándola y robándome algún que otro gemido. Su lengua hace aparición entre mi feminidad, acariciándome, a la vez que sus manos y yo siento que puedo tocar casi las nubes con mis dedos. Estira su mano, y toma un paquetito plateado de su mesita.

-¿Estás segura de querer hacer esto?-me pregunta, apartando el pelo de mi cara.

-Sí...

Ángelo quita su bóxer, dejando ver su esplendorosa erección, y se coloca el preservativo. Entrelaza sus manos con las mías, por encima de mi cabeza, y vuelve a besar mis labios tiernamente. Baja una de sus manos, dirigiendo su erección hacia mi entrada y entra lentamente. Suelto un suspiro doloroso, y cierro mis ojos fuertemente.

-Relájate, cielo. Relájate-besa toda mi cara, terminando de entrar.

-Duele, duele-me quejo, y muerdo mis labios fuertemente.

-Lo sé cariño, estás muy estrecha debes acostumbrarte. Pero antes, debes de relajarte.

Él besa mis labios, haciendo que los suelte y comienza a moverse poco a poco. Al principio, los primeros movimientos, duele. Pero luego ese dolor desaparece, dándole lugar al placer. El sudor se hace presente entre nosotros, y veo su pelo comenzando a mojarse. Lo peino hacia atrás, y lo atraigo hacia mí para besarle.

Damos la vuelta, y él me posiciona encima suya. Posa sus manos en mis caderas, y dirige mis movimientos. Me apoyo en su pecho, con cuidado, deslizándome hacia arriba y abajo por toda su extensión. Cuando pillo el ritmo de las estocadas, Ángelo abandona mis caderas para acariciar mis pechos.

Antes de llegar al clímax, él me sujeta en el aire aumentando mucho más el ritmo de las estocadas. Nuestros cuerpos comienzan a sentir los espasmos, del clímax, y nos corremos juntos suspirando el nombre del otro. Me dejo caer sobre su pecho, tratando mi respiración al igual que él y sintiendo su corazón ir a mil por hora.

-¿Te encuentras bien?-alzo mi mirada, asintiendo con la cabeza y él sonríe abrazándome fuerte.-Duerme un poco, píccolina mía. 

Mi Ángel De La Guarda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora