Capítulo 25 - Jirafas: Parte 2

Start from the beginning
                                    

—Yo ya... sé que quieres decirme —dijo Edu con una voz profunda.

—No, por supuesto que no, en realidad yo...

—Lautaro, me dijiste algo la otra noche en... la fiesta que fuimos juntos, ¿Recuerdas?

—¿De qué hablas?

—Claro, no lo recuerdas, yo estaba en la casa del árbol con Omar, él me dijo unas cosas y... yo le dije que estaba equivocado con todo lo que él sentía, porque no era mutuo, y... salí a buscarte, ibas muy enojado y me dijiste que yo... bueno... ¿Aún no lo recuerdas? —La mente de Lautaro explotó tres veces.

Me gustas, puta mierda me gustas... mucho ¿Okay? ¡Y sé que te gusta Omar! Siempre te ha gustado, ¿Vale? Los vi y me destruye, me arde por dentro que lo quieras a él, pero es así... ¿Okay? Vete con él, pero... pero necesito alejarme de ti... porque... porque... ser tu amigo me destruye —"Oh mierda" pensó Lau cuando recordó absolutamente todo.

—¿Te quedaste callado? ¿No me dijiste nada? —preguntó Lau algo lastimado. —Pero... pero si comenzaste a vomitar y te llevé a mi casa, estabas muy mal, con suerte pude subirte a mi camioneta y...

—¿Eduardo has fingido que no dije nada todo este tiempo?

—Yo... si.

—Pero —Lautaro se puso de pie y lo miró indignado —¿No te das cuenta que me hace ver como un estúpido? Todo este tiempo queriéndote decir todo cuando ya lo sabías, y te hiciste el sordo.

—¿Sordo? Lautaro, ¿Cómo querías que te repitiera todo? ¿Me creerías a caso? Estabas borracho, pensé que quizás lo que dijiste fue solo el alcohol hablando y...

—Eduardo, esto es... me has visto la cara de tonto todo este tiempo.

—¿Por qué te enfadas? Yo también quería hablar contigo y decirte que...

—No quiero escucharte —dijo Lau enojado —Necesito... pensar.

—¿Pensar que cosa? —Lautaro se dio media vuelta y salió caminando apresurado, Eduardo no podía creer que había visto por primera vez a Lautaro enojado, que no había podido decirle todo lo que sentía porque el rubio no lo dejaba hablar, y que el chico se haya tomado tan mal lo de la otra noche que incluso se fue sin despedirse.

Edu se quedó a solas, cuando el sonido del muelle hacía eco en sus oídos, él tomó su bolso y regresó aún sintiéndose fuera de lugar, no dejó de conducir hasta que se detuvo frente a su casa, no tenía las fuerzas para bajarse ya que de todos los escenarios que había imaginado, este era uno que jamás pensó, Lautaro enojado y él con todas las palabras aún dentro de su corazón.

El pelinegro estuvo mucho tiempo en su camioneta con la ventana abierta, hasta que notó que sus vecinos hacían una parrillada y el humo comenzó a quitarle la respiración.

—Mierda —dijo Eduardo agotado, entrando a casa corriendo y perdiendo por completo el aire en sus pulmones por el asma. Los ataques de Edu no eran normales en esta fecha, para el verano las altas temperaturas y el poco aire le hacían perder el control y le provocaban ataques bastante agresivos, mientras que para el invierno durante la mañana por culpa de la siempre infaltable niebla él respiraba con dificultad, al punto de algunos días ser muy doloroso para su pecho, este ataque de ahora era un excepción, el humo no le hacía para nada bien.

Eduardo cerró la puerta de un golpe, dejó caer su bolso y Tadeo lo vio asfixiándose.

—¡¡Papá!! —gritó Tadeo, mientras ayudaba a su hermano a tomar asiento en el sofá, Jonathan salió de su estudio y entendió todo lo que sucedía, corrió rápido al baño y sacó un inhalador nuevo que había en el botiquín de primeros auxilios, volvió apresurado y ayudó a Eduardo a volver a recuperar la respiración. Poco a poco el rostro de Eduardo se pintó de color piel y su voz había vuelto.

Solo TúWhere stories live. Discover now