~Capítulo Cincuenta y Uno~ FINAL

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CAPITULO 51

Al cabo de dos semanas, Chris todavía no había despertado. Estaba demasiado angustiada y triste. Ni siquiera podía comer, pero lo había hecho por él. Comer y dormir se habían vuelto tareas demasiado difíciles para mí. Me atrevería a decir que no me había duchado desde hacía días y que no me había despegado de él a pesar de la insistencia de todos en general. No quería apartarme de él, y ellos no lo entendían.

No entendían que yo amaba a Chris.

Las pruebas contra Lidia habían hecho que el caso se abriera nuevamente y, según la policía, Lidia pasaría toda su vida en el hospital psiquiátrico de la ciudad. También Sarah. Aunque su condena era reducida en comparación con la de Lidia, puesto que solo había sido su cómplice.

La mayoría estaba de acuerdo con que Lidia no merecía vivir, pero ¿qué mejor que Lidia pagara su condena en la Tierra, donde nunca volvería a ver a Anna, donde vivían sus demonios?

Lidia había torturado a Chris una noche antes de que se descubriera la verdad. Por eso había perdido fuerzas y no podía tocar los objetos. Le había dado una paliza. El sótano estaba lleno de sus huellas dactilares. Sin embargo, yo presentía que Chris no había estado todo ese tiempo ahí. Mi madre y yo nos habríamos dado cuenta.

Algo muy extraño había sucedido.

Todos nos habíamos preguntado cómo Chris había podido sobrevivir durante todo ese tiempo. Lo más increíble de todo era que, al parecer, Lidia tenía algo de corazón y había alimentado a Chris durante el tiempo que lo había mantenido secuestrado. El doctor nos lo había dicho. Supuse de inmediato que Anna había obligado a su madre a alimentar a Chris, aunque no había servido de mucho. Chris estaba deshidratado y tenía anemia. Aparte de varias costillas rotas y cientos de heridas en el cuerpo.

Quise morirme en cuanto lo supe.

Cuando escuché al doctor decir todo aquello, me fui a llorar a los baños del hospital. Me dolía ver a Chris en una camilla, alimentado a través de un tubo de plástico. Tenía una pequeña bolsa de sangre a su lado, que colgaba de un gotero y, además, estaba conectado a cientos de aparatos.

La única máquina que no odiaba era el electrocardiógrafo. Me gustaba escuchar cómo su corazón se aceleraba cuando le tocaba la mano y la apretaba cuando no había nadie más en la habitación. Sin embargo, Chris no despertaba.

Muchas veces quise besarlo, pero no quería tocar sus labios hasta que despertara completamente.

Hasta que me mirara a los ojos.

—¿Cómo sigue? —preguntó Ana cuando entró al cuarto. Sus ojos azules me buscaron en la colorida y muy deslumbrante habitación.

—Está mejor, el doctor dice que le llevará un tiempo, pero debemos ser pacientes.

—Pero ya han pasado dos semanas, ¿no? —Ana comenzó a avanzar. Llevaba el cabello recogido en una coleta alta y, de nuevo, se había puesto las gafas.

—Lo sé. Estoy muy preocupada. Tengo miedo de que no despierte.

Cuando se me cortó la voz, me resultó imposible seguir hablando. Así que tragué saliva con

dificultad. Ana lo notó y, haciendo una mueca de dolor, se acercó a mí.

—Todo irá bien, (__). —Se colocó delante de mí y, de repente, me tomó de las manos. Las tenía calientes en comparación con las mías—. Tú más que nadie debes creerlo. Fuiste la única que creyó que Chris estaba vivo, y mira... —Me animó con una sonrisa sincera. Nunca habría pensado que Ana me sonreiría así.

¿Quién mato a Christopher? ADAPTACIÓN Christopher Vélez Y TuKde žijí příběhy. Začni objevovat