~Capítulo doce~

603 42 4
                                    


Capítulo 12 (maraton 2/?)

Era increíble. Había pasado una semana y no habíamos averiguado prácticamente nada, tan solo lo que Ana había dicho sobre Joel y la conversación que había escuchado entre mi madre y Abby. Quien me preocupaba especialmente era Chris. Me contó que había olvidado un dato importante de su vida, algo que ninguna persona en su sano juicio nunca, nunca olvidaría. Su cumpleaños. Y no era el único dato que había olvidado, así que nos alarmamos al instante.

Sabíamos que Joel no hablaría conmigo, ni siquiera para cruzar un par de palabras. Y mucho menos me hablaría de la muerte de Chris. Así que, definitivamente, sería complicado sacar conclusiones sobre el caso. O saber, al menos, qué pasó aquella tarde.

Los días habían pasado y ya era viernes. Todos deseábamos que el día terminara cuanto antes. Los exámenes nos estaban matando, parecíamos zombis caminando por los pasillos del instituto.

—¿Sabes? Tengo que reconocer que te envidio un poco —dije a Chris mientras caminábamos por el césped húmedo del instituto. Estaba más verde de lo habitual para esta época del año.

—¿Por qué? —Se rio con cautela a la espera de mi respuesta.

Observé a mi alrededor y no había absolutamente nadie mirando, cosa que era normal. Algunos hablaban en los pasillos, o hacían cualquier otra cosa. Cada vez que quería hablar con Chris, debía ser muy cuidadosa.

—Eres un fantasma, no haces exámenes, ni deberes, ni nada. ¿Sabes la envidia que le daría eso a cualquiera?

Su sonrisa se ensanchó.

—No es tan bonito como parece. No puedo comer, por ejemplo. Es decir, no necesito hacerlo, aunque quiera.

—¿Tratas de decir que no es fácil ser un fantasma?

—Es más fácil ser humano, tienes todo lo que necesitas a tu alcance, aunque a veces no lo veas o no seas consciente de ello.

—Bueno, entonces mi conclusión después de esta interesante conversación es que es fácil ser humano siempre y cuando tengas comida —exclamé con cierto optimismo.

—Estoy de acuerdo contigo —dijo sonriendo.

Nos quedamos en silencio mientras nos acercábamos a mi casa, pero era un silencio cómodo. Las calles estaban llenas de gente, sobre todo ahora que se acercaba el fin de semana. Pero a medida que nos alejábamos del instituto, todo parecía dispersarse.

Miré de reojo a Chris. Me sorprendía que vistiera ropa diferente cada día, pero todo le quedaba bien. Demasiado bien. Aunque no podía hacerme ilusiones. Me gustaba estar con Chris porque me hacía sentir bien y me daba cierta seguridad. Era un chico pacífico y bromista, a pesar de encontrarse en su situación.

—Christopher, ¿qué pasa con Ana? —pregunté.

—¿Con Ana?

—Hum, sí.

—No lo sé. Tal vez debería dejarla ir... —dijo, confundido por su propio comentario—. Es decir, ella tiene que continuar con su vida, ¿no?

—Sí —respondí.

Una parte de mí quería dar saltos de alegría por ese comentario, pero me contuve.

—Además, tengo la sensación de que ya no puedo confiar en ella. Hay demasiadas cosas que no encajan... —añadió—. De todos modos, ya estoy muerto, no tengo esperanzas —dijo, con una sonrisa amarga.

—Eso nunca se sabe —comenté para animarlo.

Sin darme cuenta, habíamos llegado a mi calle. Había un coche blanco aparcado frente a mi casa. Era lujoso y, a simple vista, parecía ser de alguien con dinero.

¿Quién mato a Christopher? ADAPTACIÓN Christopher Vélez Y TuOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz