~Capítulo diez~

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Capítulo 10

Los ojos azules de ana trataron de evitar los míos. Se movían rápidamente, de un lado a otro, sin parar. A los pocos segundos pareció darse cuenta de su tic. Centró la mirada en las taquillas del instituto, como si fueran lo más interesante que veía. Ana estaba muy rara, y una alarma se encendió en mi cabeza. Tal vez exageraba, pero el instinto me llevaba a pensar así. El comportamiento de Ana era extraño, sobre todo porque se trataba de la chica más segura del instituto.

—No quiero hablar de Christopher —respondió al fin. Ya no sonreía, ni siquiera habló con voz chillona. Su tono era frío y calculador, parecía medir cada palabra que decía a pesar de sus movimientos nerviosos.

—Déjala, (___) —sentenció Christopher. Sonaba disgustado. Pero no iba a detenerme ahora, debía acabar esta conversación. Los latidos acelerados de mi corazón indicaban que algo andaba mal, y Ana sabía de qué se trataba. Tan solo necesitaba presionarla un poco.

—¿Por qué? ¿Por qué no quieres hablar de Christopher?

—Por favor, no puedo —negó, bajando la mirada—. No insistas, (___). No quiero hablar de él. No quiero saber nada de Chris. Así que si me disculpas... —Volvió a levantar la mirada y puso la espalda más recta de lo normal, recuperando la compostura. Tragó saliva con dificultad y pasó por mi lado sin tocarme.

Me giré.

—¿Qué ocultas, Ana? —exclamé cuando me daba la espalda. No se inmutó—. ¡Has dicho que me ayudarías! ¿Te está amenazando alguien? —le grité enfadada. A pesar del viento, su cabello rubio permanecía quieto detrás de sus hombros. Cada pelo estaba en su sitio. Todo era demasiado perfecto.

Al escucharme, Ana se dio la vuelta. Sus ojos habían perdido brillo y su sonrisa brillante se había esfumado.

—Te ayudaré con lo que necesites, siempre que no tenga nada que ver con Christopher —afirmó. Me sorprendió su tono sincero, no era su clásica voz. Era como si tuviera delante a otra Ana.

—Pero tú... —empecé a decir.

—¡Ya basta! —me gritó Christopher al oído. Su enfado me pilló por sorpresa y di un bote. Miré a Chris con furia. Después hablaría con él, pero ahora necesitaba interrogar a Ana. Y aunque le doliera, ya no era su novia.

Di dos pasos hacia Ana, dejando una distancia prudente entre nosotras. Quería insistir, aunque Christopher se molestara, necesitaba sonsacarle algo, lo que fuera.

—¿Y hablarías sobre Joel? —insistí, desesperada.

—¿Qué pasa con él?

—Dímelo tú —respondí, mirándola a los ojos. Ella me devolvió la mirada, y esperamos a ver quién cedía primero. Por supuesto, Christopher seguía detrás de mí, murmurando infinidad de cosas que no lograba entender. Estaba concentrada en Ana.

Miré sus ojos con atención y observé que su labio superior empezaba a temblar. A cada segundo que pasaba, parecía ponerse más tensa y nerviosa. Escondía algo, sus ojos lo gritaban, pero su boca no decía nada. En cualquier momento explotaría. Aquellos ojos azules se volvieron un mar profundo. Era imposible descifrar lo que ocultaba.

Finalmente, Ana se rindió. Se dio la vuelta de manera tan brusca que casi chocó contra una taquilla. Se alejó de allí. Caminaba deprisa y con torpeza, como si estuviera aprendiendo a dar sus primeros pasos.

—¿Por qué eres tan terca? —me soltó Christopher, detrás de mí.

Lo miré. Tenía la mandíbula apretada, las facciones de su rostro estaban tensas y una vena de su frente se había hinchado. Parecía muy enfadado. Incluso tenía el ceño fruncido.

¿Quién mato a Christopher? ADAPTACIÓN Christopher Vélez Y TuWhere stories live. Discover now