~Capitulo veinticuatro~

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CAPITULO 24

Antes de que llegáramos a la sala donde el ama de llaves me había dicho que esperara a Lidia, Chris me soltó. Por un momento creí que me dejaría caer, pero ya había recuperado el equilibrio y podía mantenerme en pie.

Lo miré dolida. ¿Por qué se alejaba de mí? ¿Qué pasaba? No pude evitarlo; me sentía rechazada. Él se dio cuenta de mi preocupación y habló rápidamente.

—Mi madre acaba de llegar —explicó. Me ofreció una sonrisa tranquilizadora y caminé hacia la sala—. ¡A por las respuestas, (__)!

Le devolví la sonrisa y asentí con la cabeza.

Tomé una buena bocanada de aire y me dispuse a entrar.

—¡(__)! —Lidia se levantó del sillón en cuanto me vio.

—Lo siento, estaba en el baño —mentí. A ella no pareció importarle. De hecho, daba la sensación de que no llevaba mucho tiempo esperando.

—No te preocupes, no pasa nada. ¿Cómo estás? —preguntó educadamente mientras me dedicaba una tierna sonrisa.

—Bien —volví a mentir.

El cabello castaño le caía por los hombros y se ondulaba. Vestía una falda de color azul claro. También llevaba algunas joyas: un collar de perlas resplandecientes que colgaba de su cuello blanco y unas pulseras en la muñeca a juego.

Lidia era bastante formal, demasiado guapa y, sobre todo, joven.

Parecía haber estado llorando. No la culpaba. Debía de sentirse muy triste por la muerte de Chris. A pesar de ello, Lidia se comportaba de la manera más dulce y amable con todos.

La admiraba.

—Siéntate, por favor. Estoy muy contenta de volver a verte. —Esbozó una sonrisa y mostró sus dientes blancos.

Reí nerviosamente y me senté.

—Yo también —contesté con amabilidad.

Ella sonrió.

—Esto es raro, ¿verdad? —Soltó una risita—. Apenas nos conocemos. Aun así agradezco que hayas aceptado mi invitación. Me alegro de que estés aquí, de nuevo.

Intenté no buscar un doble sentido a las últimas palabras que había pronunciado.

«De nuevo». ¿Qué significaba eso?

—Gracias por invitarme. Es un honor estar aquí.

Lidia rio.

—No tienes que agradecerme nada. ¿Sabes? He estado cocinando. Dame un momento. —Se levantó del sillón y llamó a Marina con un grito suave y delicado. Oí unos pasos apresurados en el pasillo y un segundo después, el ama de llaves estaba con nosotras. Lidia le dijo un par de cosas y ella asintió y se marchó.

—Te ofrecerá alguno de sus deliciosos dulces —dijo Chris con una sonrisa. Parecía orgulloso de su madre.

Un momento después, Marina llegó con una bandeja llena de dulces, tal y como había predicho Chris.

Se me hizo la boca agua.

Lidia tomó la bandeja con cuidado y la dejó en la mesita central. El olor que desprendían aquellos dulces era exquisito. El dulce aroma era una mezcla de chocolate derretido, masa horneada y mantequilla. El vapor que desprendían impregnaba el salón de un aroma realmente apetitoso.

—Los he hecho para ti. A Chris le gustaban mucho. Espero que no te moleste, pero no tengo nadie para quien preparar dulces. Leonardo odia el chocolate —dijo sonriendo mientras me extendía un platillo.

¿Quién mato a Christopher? ADAPTACIÓN Christopher Vélez Y TuWhere stories live. Discover now