~Capítulo veintisiete~

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CAPITULO 27

—Erick no estuvo en el funeral, Chris —dije rápidamente.

Frunció el ceño.

—¿Erick? ¿Quién es Erick? —preguntó, confuso.

—El chico que me pidió un lápiz. El de cabello oscuro. —Sabía perfectamente de quién hablaba.

—Ah, el tío ese —respondió desinteresadamente mientras apretaba la mandíbula.

Entonces, giró la cara y lo vi hacer una mueca de asco. La luz proveniente del exterior iluminaba sus facciones pálidas. Chris entrecerró un poco los ojos cuando los rayos de sol cayeron directamente en su cara.

Un momento, no estaba celoso... ¿o sí?

Sonreí disimuladamente y él volvió a mirarme. Oculté mi involuntaria sonrisa y me aclaré la

garganta.

—Debemos ir a su casa y preguntarle qué hizo ayer —contesté enseguida.

Me levanté del sillón y caminé hacia las escaleras. Chris me siguió.

—(__), yo no creo que haya sido él, ni siquiera lo conozco. ¿Qué tendría que ver él en todo esto?

Las pisadas de Chris resonaban al ritmo de las mías.

Me pasé las manos por el cabello y me giré.

—A veces es quien menos te lo esperas. Tengo la sensación de que está relacionado con lo que ha ocurrido. ¿No te parece raro que no fuera al funeral de Abby cuando estuvo en aquella maldita reunión?

Lo busqué con la mirada y él me contempló con sus ojos color pardo, impasible. Se pasó la mano por la nariz rápidamente y se rascó durante unos segundos, angustiado. Después, dejó caer los brazos a los costados y añadió:

—Sí, pero no creo que haya sido él. Sí que es muy extraño que no asistiera, pero eso no quiere decir que él sea el culpable de todo esto —dijo.

—Tal vez, pero recuerda que Erick no estaba enfermo y que Abby me dijo que llevaba esa bufanda porque le habían pegado —contraataqué.

Chris volvió a fruncir el ceño.

—¿Le pegaron?

—Sí —respondí—. ¿No te lo conté?

—No —contestó con brusquedad mientras negaba con la cabeza. Su pelo castaño se agitó en el aire y después volvió a su lugar.

—Vaya, creía que sí. —Me llevé una mano a la cara, exasperada. Casi me cubría todo el rostro.

Desde la muerte de Chris, me olvidaba de algunos detalles, aunque puede que fueran los más importantes. Sin embargo, el rostro pegajoso de Abby no desaparecía de mi mente. Cuando pronunciaba su nombre o hablaba de algo relacionado con ella, recordaba lo sucedido. Su cuerpo flácido tendido sobre el cemento de la calle, el charco rojo a su alrededor; era una imagen que nunca olvidaría.

Todavía sentía que tenía los ojos rojos e hinchados.

—Está bien —contestó despreocupado—. ¿Sabes dónde vive?

—No, pero podemos preguntárselo a Ana. Ahora está cooperando —dije mientras caminaba de nuevo hacia el teléfono.

Aún estaba castigada y no podía salir de casa ni usar el teléfono, pero mi madre no estaba, así que... era ahora o nunca. Después se daría cuenta al ver el registro de llamadas, pero no me importaba. Si no actuaba en ese momento, no descubriría lo que estaba sucediendo.

¿Quién mato a Christopher? ADAPTACIÓN Christopher Vélez Y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora