~Capítulo Treinta y Cinco~

554 35 3
                                    

CAPITULO 35 

Anna y yo pasamos todo el día fuera, y la verdad es que me vino bien para despejarme. Cuando llegamos a la mansión de los Velez, solo podía pensar en aquel sobre. Estaba deseosa por abrirlo y saber qué contenía. Por suerte, Anna estaba muy cansada después de nuestra excursión al centro comercial y se había ido a su cuarto a descansar. Yo, en cambio, fui corriendo a la habitación de Chris para encontrarme allí con él.

No podía dejar de pensar en lo que podía haber dentro de ese sobre amarillo. Quería llegar al dormitorio cuanto antes, rasgar el papel y ver lo que contenía de una vez por todas. Pero algo en el fondo me lo impedía. ¿Y si no era lo que esperaba? ¿Qué pasaría si era algo peor? ¿Qué haría entonces?

Descubrir al asesino de Chris se había convertido en una de las cosas más difíciles que había hecho nunca. Todas las personas que conocía querían estar en mi lista de sospechosos, no obstante, nadie destacaba por encima del resto. Todos parecían jugar a despistarme.

Cuando entré en la habitación, vi que el sobre amarillo estaba encima de la mesita de noche. Tenía un color tan llamativo que era imposible apartar la vista de él. Sin embargo, tenía aspecto de ser un sobre muy viejo, tanto que parecía estar a punto de romperse. Por un segundo, pensé que contendría documentos antiguos o algo así. Sin embargo, al palparlo, me di cuenta de que el contenido parecía algo duro.

No era capaz de abrirlo; tenía la cabeza ocupada con otras cosas. Al llegar, Leonardo me había dicho que mi madre había llamado mientras Anna y yo estábamos fuera. Me había dicho que estaba muy asustada y que no le extrañaba que le hubiera dado un ataque de pánico al darse cuenta de que me había escapado. Sin embargo, me había asegurado que no le había contado que estaba aquí. A Leonardo no le gustaban los problemas, así que me había pedido que llamara a mi madre, le dijera la verdad y le diera una buena explicación.

Como no me veía muy predispuesta, me había obligado a sentarme y me había dado una charla de casi veinte minutos para intentar convencerme de que hiciese las cosas correctamente. Sus argumentos eran tan claros y hablaba con tal autoridad que me daba miedo contradecirle, así que me había limitado a asentir con la cabeza a todo lo que había dicho para que me dejara marchar. Leonardo me había dicho que confiaba en mí y que, por muchas discusiones que tuviese con mi madre, lo que había hecho no tenía excusa y que tenía que hablar con ella cuanto antes.

Le había dicho que sí, que la llamaría pronto. Pero no lo iba a hacer.

No quería pensar en ella en estos momentos. Al imaginarme su rostro lloroso no podía evitar sentirme culpable y ponerme a llorar. Irme de casa así había sido algo cruel. Sin embargo, no había sido mi culpa; ella era quien había ocasionado todo esto.

—¿Por qué no abrimos el sobre? —preguntó Chris desde la esquina de la habitación, sacándome de mi ensimismamiento.

Lo miré un instante, pero enseguida agaché la cabeza, derrotada. Sabía que, al abrirlo, podrían pasar dos cosas: o bien se solucionaba todo este misterio o bien me vendría abajo en menos de dos segundos.

Entonces, no pude evitar preguntármelo de nuevo. ¿Y si mi madre era la asesina? ¿Y si todas las pistas apuntaban a ella y yo no me había dado cuenta?

Inhalé profundamente y me recosté sobre la cabecera de la cama. Comencé a repasar mentalmente a todos los posibles sospechosos, uno por uno, y todo mi cuerpo se tensó.

El principal sospechoso era Joel. Recordé que Abby lo había visto discutiendo con Ana en su coche el día del funeral de Chris. Además, actuaba como una víctima y parecía intentar esquivarme en todo momento, y eso resultaba muy extraño. Y ¿quién era la chica de cabello largo con la que había empezado a salir solo dos semanas después de que Abby muriera? Definitivamente, aquello era lo más confuso de todo.

¿Quién mato a Christopher? ADAPTACIÓN Christopher Vélez Y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora