~Capítulo Cuarenta y Tres~

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CAPITULO 43 

Joder.

Nunca me habría imaginado tal cosa, ni siquiera lo habría creído posible si no me lo hubiera dicho Chris. Estaba conmocionada. ¿Qué clase de madre envenenaría a su propio hijo e intentaría matarlo?

La respuesta era bastante obvia. Chris no era hijo de Lidia ni de Leonardo. Lidia no quería a Chris y lo cierto es que empezaba a pensar que tampoco amaba a Leonardo. Si Lidia no quería a su propio hijo, aunque no fuera sangre de su sangre, quizá que fuera incapaz de amar. Puede que ni siquiera se quisiera a sí misma.

Estaba loca y había intentado suicidarse varias veces. Tenía un trastorno muy peligroso. Era una especie de virus. Si te topabas con ella o entorpecías sus planes, morías. También podías unirte a ella como cómplice, pero era Lidia quien escogía a sus víctimas.

Por eso Sarah la había ayudado y había acusado a mi madre. Era un blanco fácil para Lidia. Y la había utilizado para levantar más sospechas. Y la verdad es que durante un tiempo lo había logrado. Su estrategia había funcionado a la perfección. Chris y yo habíamos caído inocentemente en sus redes.

Éramos víctimas de su juego macabro.

¿Pero por qué odiaba tanto a Chris? ¿Por qué vengarse de los Velez haciendo daño a su hijo y no a Leonardo o a cualquier otra persona? ¿Por qué era un ser tan despiadado? ¿Qué había sucedido en el pasado para que se comportara de esa forma tan terrorífica? ¿Era por culpa de su trastorno?

—¿Tienes alguna idea de por qué lo hizo? ¿Por qué quería matarte? Yo... no entiendo nada —dije con la mirada fija en sus ojos acaramelados—. Nunca me habría imaginado que Lidia era quien estaba detrás de todo esto. Siempre se ha comportado con dulzura y amabilidad. Pero, claro... todo era parte de su plan.

Estaba asqueada. Se me revolvía el estómago cada vez más. Pensé en el arsénico de las rosquillas y quise vomitar. Nunca volvería a comer rosquillas. Estaba segura de ello.

—Sí. Yo también me lo he estado preguntando desde que descubrí la verdad. Todo es demasiado confuso y muy difícil de creer. Pero cuando vine aquí y vi que no había cenizas, lo primero que sentí fue alegría. Y, después, mucho rencor y odio, porque nos ha mentido, a todos. —Apartó la vista de mí durante un instante y se concentró en un punto en la distancia, a mis espaldas—. Lo primero que pensé fue que había recaído.

—Sí... pero supongo que debe de haber otra explicación.

Entonces, un rayo iluminó el cielo encapotado y, justo después, un trueno retumbó a lo lejos. Todo tembló. El césped se iluminó durante unos segundos y el viento comenzó a soplar con fuerza. Chris y yo nos sobresaltamos. Parecía que iba a empezar a diluviar otra vez de un momento a otro.

Miré a Chris y suspiré con disimulo. Los rayos le iluminaban la piel y ya no se lo veía tan pálido.

Pronto oscurecería y saldría la luna.

—Por supuesto.

Tenía un aspecto vulnerable. Movía los ojos con inquietud y tragaba saliva con dificultad. Parecía que le acabaran de romper el corazón. Era difícil adivinar sus emociones. Intentaba con todas sus fuerzas mostrarse sereno, aunque yo sabía que, en el fondo, no lo estaba.

—Tengo otras dos posibles teorías.

Sonreí un poco para reducir la tensión.

—Tus teorías casi siempre son ciertas, Chris —contesté al recordar el día que me preguntó sobre mi padre—. ¿Recuerdas que pensabas que éramos hermanos? No ibas mal encaminado.

¿Quién mato a Christopher? ADAPTACIÓN Christopher Vélez Y TuWhere stories live. Discover now