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Suspiró sentándose junto con su madre, recostándose en la mesa del comedor, mientras la mujer jugaba con una manzana entre sus manos, le miró forjando una sonrisa y cerró los ojos.

-¿Cómo está?- preguntó la mujer un tanto desanimada.

-Se ha quedado dormido, de lo contrario no estaría aquí, no ha querido separarse de mí, incluso cuando se dio un baño, me pidió que estuviera todo ese rato por el otro lado de la puerta esperando- explicó dando un bostezo.

-Debe seguir mal, probablemente solo ve seguridad en ti, después de todo eres su novio y con quien ha pasado la mayor parte este último tiempo.

-Estoy tan angustiado por él- susurró, desviando la mirada al techo del comedor al escuchar ruido en la planta de arriba- y al parecer no pudo ni dormir un rato.

-Entonces ve a verlo- sonrió dejando la manzana con la que jugaba sobre la mesa frente suyo.

-Solo estaré contigo unos segundos- murmuró- me molesta que me diga que está bien, cuando sé que realmente sigue asustado- siguió hablando- y no sé qué hacer por él- se revolvió el cabello frustrado.

-Simplemente haz lo que has hecho hasta ahora, ve con él, abrázalo, quiérelo, luego el decidirá si quiere hablar- sonrió tratando de darle apoyo a su hijo.

-Lo sé- murmuró, desviando la mirada- ya llegó el pegote- sonrió viendo al menor sentado mirándolo desde el final de la escalera.

-Les prepararé la cena, y les aviso cuando esté lista- mencionó antes de colocarse de pie, entrando a la cocina.

El azabache asintió, colocándose de pie igualmente, se dirigió a las escaleras subiendo hasta donde estaba el rubio, quien se apresuró a cogerle de una mano, terminando de subir las escaleras junto con él, camino a su habitación.

Jaló consigo al pequeño, recostándose ambos en la cama del azabache, abrazándolo cariñoso, mientras jugaba con los rubios mechones de su cabello.

-Tu cabello es súper suave- susurró, tratando de romper aquel silencio tan deprimente, por lo menos para el mayor.

-Yoongi- le llamó tímido, a lo que el pelinegro hizo un ruido con su garganta, dando a entender que continúe- ¿enserio no estas molesto por lo de ayer?- preguntó en un murmullo.

-No estoy molesto- afirmó, pasando sus manos por sus brazos hasta llegar a las manos del menor acariciándolas- y aunque me gustaría saber el porqué de aquello, no te obligaré a decirme.

-Gracias- sonrió, bajando su mirada a sus manos- hay que admitir que se ven horribles- susurró.

-Las marcas no son lo horrible, es horrible el hecho de que estén ahí- murmuró, cogiendo entre sus manos su brazo, donde recogiendo la manga de su poleron, dejó a la vista sus cortes.

-No quiero que los veas- sonó triste, queriendo quitar el agarre que le mantenía el mayor en su mano, aunque este ejerció más.

Sin decir nada, se llevó la muñeca del rubio hasta sus labios, dándole cortos besos a lo largo de su antebrazo, subiendo hasta su cuello, provocando que soltara una suave risa por el cosquilleo del principio.

-Yoon- suspiró, cerrando sus ojos volteó hacia un lado su cabeza, dándole más acceso por su cuello, en el cual termino por dar pequeñas mordidas, subiendo por su mandíbula recorriendo con su lengua por debajo del mentón.

Finalmente alcanzando sus labios, depositó un tierno beso sobre estos, antes de comenzar a mordisquear el inferior, jalándolo un poco, y jugando con este, dándole pequeñas lamidas, y absorbiéndolo en su boca. Terminó por introducir su lengua a la boca del menor, acariciando la propia. El rubio rodeó con sus brazos el cuello del azabache, mientras este sin separarse, le rodeaba la cintura, ayudando a que se coloque sobre suyo, acariciándole con cariño la espalda. Se separaron del húmedo beso, del cual se escuchó un suave chasquido y se quedaron mirando sonriendo, con sus labios ligeramente rojos e hinchados, recuperando el aire. Volvieron a besarse, esta vez de una forma más deseosa.

No more smiles / yoonmin ADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora