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Recogió lo que quedaba del cuaderno, sacudiéndolo un poco y recogiendo los restos de hojas, dejándolas en lo posible ordenas.

Suspiró colocándose de pie, y camino al interior de la casa, subiendo las escaleras hasta su cuarto donde se encerró, admirando aquel desorden. Definitivamente iba a ser mucho trabajo ordenar aquello, sobre todo estando con solo una mano.

Recogió su laptop que estaba con toda la pantalla trizada, y trató de encenderla, aunque no funciono, dando por perdido ya aquel aparato. Cosa que se la había comprado su padre años atrás. Recogió un poco de su ropa, la que se encontraba en buen estado, y la dejó dentro de su armario, la demás que ya estaba rota la juntó en un rincón y se sentó sobre esta agotado. No había hecho mucho, pero se sentía cansado mentalmente. Dejó el destrozado cuaderno frente suyo y comenzó a revisar hoja por hoja, viendo en lo posible que podía salvar, claro que no votaría aquel cuaderno, quizás podría copiar algunos escritos en su libreta, o guardar ciertas partes o frases que se pudieran apreciar.

-¿Por qué haces esto?- escuchó una voz desde la entrada de su cuarto, aunque no se dio ni el tiempo de mirar, sabía perfectamente quien era, y no tenía ánimos de verla- ¿por qué guardabas eso?- volvió a preguntar, su voz sonaba dolida, pero ignoró nuevamente- ¡¿No ves que me haces daño?!- gritó molesta, provocándole un escalofrío al menor, quien finalmente decidido, subió la mirada viéndole serio.

- ¿Le estoy haciendo daño?- preguntó indiferente.

- ¡Claro que lo haces!- volvió a gritar, golpeando la pared con su mano vuelta puño- ¡¿Por qué guardas aquello?! ¡Debes aceptar que ya está muerto!

-Su muerte no me hará olvidarlo, no es mi culpa si usted quiere- se encogió de hombros, estaba molesto con la mujer, pero no lo mostraría.

-No me contestes de esa forma, sin respeto- gruñó, caminando hasta el chico.

-No le estoy contestando de ninguna forma indebida, le muestro todo el respeto que podría llegar a darle, por el simple hecho de que usted sea una persona adulta, algo que no me enseño usted si no mi padre, me pregunto si lo recuerda- sonrió colocándose de pie con cuidado- en todo caso, sería usted la que me ha estado faltando el respeto todo este tiempo, ¿se siente bien hacerlo?- preguntó serio, aunque la respuesta que recibió le volteo la cara, la bofetada que le había dado la mujer quedo marcada en su mejilla.

-No sigas hablando o te ira peor- amenazó molesta.

-¿Peor?, ¿qué cosa puede ir peor?, no puedo defenderme, estoy lesionado por su culpa, y se aprovecha para golpearme incluso más que antes- susurró, presionando sus labios al terminar, reteniendo las lágrimas que luchaban por salir de sus ojos.

-Mira mocoso, esta es mi casa, por lo tanto puedo echarte cuando se me dé la gana así que guarda silencio de una vez- dijo, cogiéndolo por el cuello de la camisa- ahora camina, no quiero verte- le empujó por el brazo, guiándolo hasta el lugar tan conocido para el menor.

-Esta casa no es suya, es de mi padre- murmuró, mirándole con el ceño fruncido.

- ¡Dije que te callaras! - gritó ya harta, cogiéndole por el cabello al joven, de un solo tiran golpeándole la cabeza con la pared junto suyo.

Sintió el miedo recorrer su cuerpo provocándole un ligero temblor, mientras sentía un tibio liquido recorrerle por la frente bajando por su sien, el golpe le había dejado aturdido y no sé percato de lo que estaba ocurriendo, sintiendo como era arrastrado por su brazo, mientras su cuerpo chocaba con cada escalón mientras la mujer iba subiéndolo sin el mayor cuidado, hasta dejarlo tirado en el sucio piso del lugar.

No more smiles / yoonmin ADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora