ᴍᴇ ɢᴜsᴛᴀ(s) [ᴘɪʟᴜʀʀᴇ]

ᴘᴀʀᴛᴇ 𝟺𝟾

Pilar.

Y después de ese momento cursi frente al mar, los cuatro nos reunimos otra vez para poder volver al lugar que sería nuestra casa por estos días.

Mi único trabajo era mantenerme atenta al camino durante el viaje en auto, y fallé. Me dormí a los pocos segundos de que arrancamos y al despertar, ya habiendo llegado a destino, el rizado a mi lado se encargó de burlarme durante todo el trayecto hacia la habitación.

La realidad era que todos estábamos agotados, y la mejor opción que encontramos para cenar, fue pedir room service. Comeríamos todos en nuestra habitación, debido a que la de los chicos ya era un desastre.

Diez minutos después de que llamáramos por teléfono para ordenar cuatro hamburguesas, uno de los empleados tocó nuestra puerta con el pedido en sus manos.

Le agradecimos, y acto seguido, nos sentamos en el suelo a devorar nuestra cena entre puras risas.

Estábamos teniendo un tiempo maravilloso y no quería que acabe, aún así cuando recién estaba comenzando.

—Nosotros nos vamos a dormir— Santi habló mientras se ponía de pie y ayudaba a Purre a hacer lo mismo.

Los acompañé hasta la puerta.

—Alguno de estos días podríamos hacer un cambio— El rubio alzó sus cejas, insinuando querer cambiar de compañero de habitación.
—Ni lo pienses— Fruncí el ceño y negué. —Mañana a las ocho los quiero despiertos— Avisé y ellos bufaron. —Buenas noches— Grité desde mi puerta mientras ellos abrían la suya.

•••

Era una mañana nueva y al correr las cortinas pude visualizar el cielo totalmente despejado. Sonreí al saber que hoy tendríamos un gran día.

Durante todo el día, realizaríamos una excursión a la Península Valdés y recorreríamos más de trescientos kilómetros, pasando por playas y lugares en donde podríamos observar a la fauna marina.

Todos estábamos muy emocionados por lo que viviríamos y a eso de las ocho y media, todos estábamos abajo, ingresando al salón donde tomaba lugar el desayunador.

Un rato después, un micro pasó a recogernos para llevarnos hasta el lugar de donde zarpaban las embarcaciones, ya que preferimos hacer la excursión en un barco que nos llevaría mar adentro a conocer todo el lugar.

•••

Llegamos al hotel cansados, pero más felices que nunca. Eran más de las siete de la tarde y teníamos que decidir nuestra cena. Al final optamos por salir al centro a eso de las nueve.

Después de acomodarnos en la habitación y mientras estaba recostada en mi cama, mi celular vibró indicando que tenía un mensaje de Purre.

"No tengo más yerba, me acompañas a comprar?" Recibido a las 19:36

"El rey de las excusas sos" Enviado a las 19:37
"Ahora salgo" Enviado a las 19:37

—En quince minutos vuelvo— Le avise a mi amiga mientras tomaba el buzo que el rizado me había dado el día anterior.

Nos encontramos en su puerta y juntos bajamos para dirigirnos al supermercado.

—¿De verdad no tenes yerba?— Pregunté incrédula, pues de verdad creía que había sido solo una mala excusa.
—Te juro que se acabó hoy, pero también quería verte— Mordí mi labio inferior en reacción a su respuesta y el solo se limitó a sonreír.

Después de comprar lo necesario, en el camino de vuelta también hablamos, pero esta vez de nuestros dos amigos que ahora estaban en el hotel.

—Ella no quiere arruinar la amistad— Expliqué
—Igual que vos— Él me miró a los ojos.
—Pero vos a mi ya no me gustas— Y era obvio que estaba mintiendo, pero quería hacerme la difícil con él.
—¿Estas segura?— Contestó arrogante.
—¿Me vas a decir que yo te gusto otra vez?— Dije como si su respuesta definiera mis sentimientos, cuando tenía más que claro que él me gustaba. Alcé mi vista algo temerosa por lo que podría llegar a responder.
—¿Cuando te dije que me dejaste de gustar?— Y mi corazón dió un vuelco al escuchar lo que venía soñando hace tiempo.

Entramos al hotel sonrojados, y sin decir una palabra, nos adentramos en donde nos correspondía.

Yo le gusto.

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Espero que les haya gustado mucho! Estoy agotada y por eso este capítulo tardó en llegar. Nos estamos leyendo👀🤍

Maratón 4/4