ᴘᴀʀᴛᴇ 𝟸𝟸

975 98 18
                                    

Pilar.

Al llegar a la fiesta, todo era alegría y diversión. La gente parecía estar pasando un buen momento. Las luces iluminaban levemente el ambiente y las decoraciones playeras no faltaban. Tusa de Karol G estaba sonando cuando llegamos.

Apenas entramos, lo primero que hizo Azul fue arrastrarme hasta donde estaba Tomi, con su hermano.

—Hola— Ella saludó a ambos con un beso en la mejilla. —Ella es mi amiga, Pili— Yo los saludé y les dí una sonrisa.
—Yo soy Agustín— El hermano de Tomi se presento y me dió una sonrisa también. Su cabello era castaño claro, a diferencia del de su hermano, que era totalmente rubio, y sus ojos eran casi negros. Era algo más alto que yo y lo que más me llamó la atención fue el piercing que tenía en su nariz.
—Yo soy Tomi— Él le dió una mirada a Azu. —Bueno, nosotros nos vamos— Tomó la mano de la chica y se fueron. Nosotros reímos.
—Hay onda ahí— El chico me miró y yo reí.
—Ojalá, hacen linda pareja— Me giré para verlo a él y no acosar a los chicos que querían tener un momento solos.
—Tomi me habló todo el día de ella— Yo sonreí victoriosa y feliz por mi amiga. —¿Cuántos años tenes, Pili?— La pregunta me agarró desprevenida.
—Tengo dieciocho, ¿Y vos?
—Cumplo veinte la semana que viene— Le sonreí.

Hablamos de algunos temas banales y me presentó a su novia, Lola, quien era muy agradable a decir verdad.

No conocía a nadie en ese lugar y estaba siendo más aburrido de lo que esperaba. Los chicos eran muy agradables pero yo no dejaba de querer estar con mis amigos. Bailábamos y una o dos veces me dirigí a la barra a buscar un trago.

Mientras los chicos hablaban, yo revisé mi celular por unos momentos y sentí una mano posarse en mi hombro. Me sobresalté y me giré para ver de quien se trataba.

Unos rizos acompañados de los ojos avellana que ocupaban mi mente casi todo el día, estaban frente a mí con una sonrisa de oreja a oreja. Y yo no supe que hacer, pero me abrazó.

—Hola, Purrete— Actué con normalidad y el también parecía relajado.
—Hace mucho no nos veíamos, Pilita— Eso era cierto. Y como lo extrañaba. —¿Qué haces por acá?
—Vine a acompañar a una amiga, ¿Vos no estabas en Necochea?—La conversación estaba siendo tranquila y el ambiente estaba relajado, por primera vez luego de mucho tiempo.
—Cambios de último momento— Sonrió y me di cuenta que nunca iba a dejar de gustarme esa sonrisa. —¿Bailamos?— Tomó mi mano dulcemente y yo asentí.

Nos dirigimos al centro del lugar, donde se concentraba la mayor parte de la gente y nuestros cuerpos bailaban al ritmo de la música veraniega. Me sentía feliz de estar ahí, pero luego todo volvió a mi mente. Él me había dejado sin explicaciones y me había roto el corazón. Me estaba ilusionando devuelta y sabía que iba a terminar decepcionada, otra vez.

—Basta con esto— Exhalé profundamente y me fui a pasos rápidos a algún lugar en donde había menos gente.

Sentí unos pasos detrás de mi y cerré los ojos. No puede estar pasando. Retuve las lágrimas que estaban por salir de mis ojos y me giré repentinamente. Purre estaba ahí.

—Déjame hablar— Él quería que lo escuché, pero él nunca me había escuchado a mi desde lo qué pasó.
—No. Ahora escúchame vos a mi— Purre me miró atentamente. —Estoy cansada de hacer como si todo fuera como antes, porque no es asi. Me dolió lo qué pasó entre nosotros, y se que es mi culpa por haber puesto esas reglas estupidas— Las lágrimas estaban ansiosas por salir, pero no podía mostrarme así. Mi orgullo era más grande.
—Pero...— Quiso hablar, pero puse mi mano sobre su boca. Sentí su respiración agitada y se acercó de un movimiento hacia mi cuerpo. Nuestras narices rozaban y mi corazón estaba acelerado.
—Ya me ilusioné antes, y no quiero que pase devuelta. No quiero sufrir más— Las lágrimas salieron y me fui corriendo del lugar, para sentarme detrás del lugar donde servían tragos, donde nadie me vería.

Me acababa de declarar ante Purre. Me había puesto en la posición más vulnerable y no voy a saber que es lo que él piensa porque como una idiota me fui corriendo. Las lágrimas brotaban de mis ojos pero me levanté, las sequé y suspiré profundo. Miré la hora y ya eran las cuatro. Debíamos irnos. Esta noche tenía que acabar ya.

ᴍᴇ ɢᴜsᴛᴀ(s) [ᴘɪʟᴜʀʀᴇ]Onde histórias criam vida. Descubra agora