ᴘᴀʀᴛᴇ 𝟺𝟼

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Pilar.

La alarma sonó dos y cuarto y me despertó al instante. El rizado a mi lado no reaccionó de igual manera, ya que al abrir mis ojos, lo vi profundamente dormido.

Su respiración chocaba contra la mía y nuestros rostros estaban bastante cerca.

—Purre— Dije con voz suave mientras despeinaba su cabello aún más. —Ya es hora— Sonreí ante su expresión confundida.

Abrió sus ojos con pesadez y cuando me aseguré de que estaba despierto, me levanté para buscar mi cepillo de dientes y dirigirme al baño, donde me alisté y salí preparada para comenzar el viaje.

—Al final yo también me dormí— Ambos reímos ante su comentario.

El timbre sonó puntual a las dos y media, revelando que los dos integrantes restantes del grupo ya estaban afuera.

Ambos tomamos nuestras valijas y nos despedimos del departamento, cerrando la puerta.

Nos encontramos con los chicos en la entrada y le di un beso en la mejilla a cada uno.

Del auto bajó el hermano de Rena, quien era el encargado de llevarnos al aeropuerto, y después de saludarlo, le agradecimos por eso.

Pasados unos cuantos minutos, el auto por fin se estacionó en frente del lugar de destino y lo siguiente que hicimos fue tomar nuestro equipaje y adentrarnos en el lugar.

En general no había tanta gente, pero nuestro vuelo iba repleto y la fila era más larga que las demás.

Y luego de realizar todos los trámites que teníamos pendientes, solo restaban quince minutos para
abordar.

—Les dije que una hora no era suficiente— Santi habló y todos le dimos la razón, pues con esa cantidad de tiempo hubiésemos perdido el vuelo.

Nos sentamos en el suelo y Rena sacó un mazo de cartas de su mochila, con el que comenzamos a jugar al Truco. Los equipos eran los de siempre y claro que el que integrábamos Purre y yo, iba ganando.

—Los pasajeros del vuelo 1864 ya pueden embarcar por la puerta seis— Se escuchó en el altavoz.

Nuestra partida todavía no estaba terminada: íbamos veinticinco a diecinueve. Decidimos seguir jugando y cinco minutos después de que tengamos permitido ingresar, después de que nuestro equipo sea el ganador, tomamos nuestras mochilas y nos dirigimos hacia la puerta de embarque, donde nos desearon un buen vuelo antes de dejarnos pasar.

El viaje oficialmente estaba comenzando.

Rena y yo íbamos juntas, y detrás nuestro estaban los dos chicos. Si, finalmente nos sentamos de esa manera. Claro que no fue fácil, pero después de insistirle a mi amiga, quien quería estar al lado de Santi, que me acompañe a mí y que no me abandonara por el chico, aceptó.

Yo me senté junto a la ventanilla y por más de que haya intentado seleccionar una película, caí rendida sobre el hombro de mi amiga al momento que el avión despegó.

•••

Me desperté justo cuando las azafatas le estaban entregando el desayuno a cada pasajero, y cuando fue mi turno, tomé dos ya que la morocha estaba en el baño.

—No se para que querías sentarte conmigo si al final dormiste todo el viaje— Renata dijo entre risas cuando volvió.
—Ey, ahora estoy despierta, mira— Me acerqué para mostrarle mis ojos bien abiertos en forma de broma y amabas reímos.

También giramos para ver a los chicos y ellos estaban profundamente dormidos. Me volví hacíais desayuno para beber un sorbo del jugo de naranja que había pedido y luego abrir el paquete del alfajor que me habían entregado.

En mi pantalla revisé cuanto tiempo faltaba, y para mi sorpresa todavía faltaba media hora.

En ese tiempo, nos dedicamos a hablar de todo lo que estaba pasando.

—¿Y entonces? ¿Cómo va todo?— Pregunté, refiriéndome a su relación.
—Creo que muy bien— Contesto emocionada y vi sus ojos brillar. —Todavía no dimos ese paso, pero yo estoy segura de que quiero estar con el— Continuó.

Supuse que se refería a perder su virginidad, pues su anterior novio era un idiota y por suerte terminaron al mes de comenzar a salir, lo que, gracias a Dios, no les dio tiempo a hacer nada.

—¿No tenes miedo?— La mire. —Yo cuando estuve con Ian tenía bastante miedo— Expliqué.
—No, enserio me haría muy feliz estar con él de esa manera— Dijo sincera.
—Debe ser el indicado— Le sonreí y ella me abrazó.

Ella se merecía ser feliz, y era increíble que pueda hacerlo al lado de uno de mis mejores amigos, en quien confiaba más que nadie.

Maratón 2/4

ᴍᴇ ɢᴜsᴛᴀ(s) [ᴘɪʟᴜʀʀᴇ]Where stories live. Discover now