SEGUNDA PARTE ♠ Bienvenida al nuevo mundo ♠

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Muchos años habían transcurrido desde aquel oscuro día donde muchas cosas se perdieron. Alissa no solo lloraba la pérdida de Leonardo, había enterrado a su amado padre a causa de las marañas de mentiras de su madre. Pero ya no la culpaba, necesitaba mucho de ella porque no era fácil adaptarse a aquella vida llena de obscuridad.

Alissa se había apoderado del castillo que un día fue su hogar. A veces resultaba difícil vivir allí debido a los recuerdos que la acechaban. Sin embargo, continuaba con su vida alimentada por la esperanza de reencontrarse con Leonardo.

Junto a su madre, lideraba a los vampiros que velaban por la vida de los humanos. Durante todo ese período habían mantenido alejado a los caballeros oscuros de sir Thoumas Virtanen. Para suerte de ella, muchos de ellos se habían aliado a su noble causa y ahora estaban ambos bandos equilibrados. No sabían en qué momento se desataría una guerra por el poder.

Tantas cosas habían cambiado desde 1800. Aquel mundo que Alissa conocía a la perfección ahora estaba compuesto por altos edificios, electricidad, autos y aquellos lujos del siglo XXI modificaron la perspectiva de la joven.

Ella ya no era la misma. Esa joven de aspecto angelical, con largos y oscuros cabellos lacios, vestidos elegantes de colores claros, piel de porcelana, ya no eran parte de ella. Si bien la belleza seguía siendo su mayor atributo, el 2014 había provocado cambios aún más significativos. Su cabello azulado, sus tatuajes, sus piercings, sus ajustadas y atractivas prendas la habían transformado en un ser sensual, atractivo e irresistible. Ella había aprendido a jugar y dominar con su belleza, tal como lo había hecho siglos atrás su madre.

Anneke continuaba siendo su esclava, pese a que los siglos las habían unido en una verdadera amistad. Narisa continuaba desconfiando de la bruja, aunque ella se había mostrado muy leal a la causa de proteger y preservar a la humanidad. Había sido un buen sostén para Alissa, le había enseñado algo esencial: "la paciencia".

Y Alissa había aprendido a vivir con la ilusión de encontrar en algún futuro, lejano o cercano, a Leonardo. Deseaba que él también la estuviera esperando. Pese a toda la incertidumbre que le ocasionaba aguardar, la joven no sabía cuán cerca estaba de "reencontrarse" con su amado.

—Hija, tienes que venir pronto —ordenó Narisa, interrumpiéndola en su habitación. Se la veía exaltada, emocionada, como alguien que está a punto de dar una gran noticia.

—¿Qué sucede, madre? —preguntó afligida la joven, dejando de lado los escritos con sus vivencias a lo largo de todos estos años. Narisa le hizo señas para que la siguiera, sin siquiera decir ni una palabra.

Bajaron con precaución cada peldaño deteriorado de la escalera que hacía juego con el hollín en las paredes, ocasionado por el paso del tiempo. El castillo eran ruinas que aún pugnaban por sostenerse en pie. Alissa había hecho lo posible por mantenerlo firme luego del incendio que arrasó con gran parte del mismo, pero la oscuridad del inframundo había ocasionado estragos en cada una de las paredes.

Alissa sentía una gran necesidad de terminar de bajar aquellas escaleras. A cada paso que daba la ansiedad la consumía. Antes de llegar a la sala para reunirse con uno de los guardias, tuvo la necesidad de detenerse a tomar un respiro para calmar su nerviosismo. Suspiró e ingresó a la sala.

Un vampiro, que había estado patrullando durante toda la noche, aguardaba por ella. Como estaba próximo el amanecer había regresado al castillo, pero en el camino había visto algo que llamó su atención. Aquel se mostraba ansioso por la novedad que traía consigo.

—¿Qué sucede, Darius? —preguntó en cuanto llegó hasta él.

—Lo he visto, Alissa. Yo lo he visto —dijo en un estado de agitación y exaltación.

Alissa palideció y sintió que el aire escapaba de sus pulmones. ¿Había escuchado bien? ¿Se estaba refiriendo a quien ella había estado esperando cada día de su vida? La joven trataba de mantenerse en pie y terminar de escuchar la noticia, parecía estar soñando.

—¿A quién, Darius? —la ansiedad la consumía.

—A Leonardo.

Un sutil silencio se produjo mientras Alissa procesaba la información. Aquellas palabras pronunciaban el nombre que tanto ansiaba escuchar. La voz de Darius hizo eco en aquel viejo y abandonado castillo, pero resonó aún más en la cabeza de la joven.

Posó su mano en su vientre. Comenzaba a tomar grandes bocanadas de aire, se tambaleó un poco y se sostuvo de uno de los sillones. Su mirada parecía perdida en algún recóndito lugar de su memoria. Cuando logró salir del aturdimiento de sus cavilaciones, miró a Darius. Necesitaba saber más.

—¿Dónde?

—En un edificio. Era el lugar donde se encontraba el establo donde Tadeus los separó.

El corazón frío y sin vida de Alissa volvió a latir con ferocidad... ¿Latió su corazón? No supo por qué su muerto corazón revivió dentro de su pecho. Ella no comentó nada al respecto, pero sintió una gran esperanza renaciendo en su interior. Lo que no notó fue que sus mejillas enrojecieron, dando un color más vívido a su mortal palidez.

—Tengo que alistarme para salir de inmediato —dio algunos pasos para alejarse de la sala.

—Hija... —la voz de su madre la obligó a detenerse—. En diez minutos el amanecer nos envolverá con sus cálidos rayos. Lamentablemente tendrás que esperar hasta esta noche.

—He esperado por tanto tiempo, madre —susurró con un dejo de tristeza en su voz y cabizbaja.

—Puedes esperar unas horas más —repuso con sabiduría Narisa, haciendo entrar en razón a su hija.

Todos se retiraron a sus aposentos para ocultarse del sol, en cambio, Alissa quiso dormir junto a su madre, cuyo ataúd representaba el tamaño de una cama matrimonial. La joven necesitaba los brazos "cálidos" de su madre, quien pese a los errores que había cometido en el pasado, había aprendido a redimirse.

Alissa dudaba en contarle lo que le había sucedido en cuanto anunciaron la aparición de Leonardo, pero sabía que ella era quien podía darle las respuestas necesarias para comprender lo sucedido.

—Estoy muy ansiosa, madre —susurró.

—Lo sé, cariño. Debes respirar profundo y encontrar calma en su interior.

—No puedo. En el silencio que nos brinda este amanecer solo escuchó el bombeo constante de mi corazón.

Narisa no sabía si había escuchado bien, pero no era posible que algo así sucediese luego de ser totalmente convertida.

—¿Tu corazón? —preguntó con mucho interés.

—Sí, en cuanto Darius pronunció su nombre mi corazón comenzó a latir, como lo hizo una vez cuando fui humana.

El silencio se hizo presente y no tuvieron más opción que descansar para recuperar fuerzas y así estar listas para cuando una nueva noche se anunciara. Alissa se resignó a esperar unas horas más para ir hacia donde Leonardo se encontraba, sintiéndose decepcionada al no hallar respuestas acerca de los incipientes latidos de su corazón. 

 

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Alissa ✔️Where stories live. Discover now