♠ Camino a la perdición ♠

411 40 22
                                    

Alissa daba vueltas en su habitación, excitada ante la idea de escapar con Leonardo. Desde que lo conoció se imaginaba entrando a una iglesia, vestida de blanco y viéndolo en el altar. Se había imaginado toda una vida con él, en especial a sus hijos.

Como no había dormido en toda la noche por pensar en todas las vías posibles para escapar, su rostro mostraba con claridad los estragos ocasionados por el desvelo. Faltaba poco para que el sol asomara sus débiles rayos para anunciar la llegada de un nuevo día y se convenció de recostarse para intentar dormir, aunque fuese unas pocas horas. Cuando se disponía a hacerlo, cayendo lentamente en los brazos de Morfeo, unos suaves golpes en la puerta la sobresaltaron, sacándola de su trance y obligándola a levantarse ante la insistencia. Dudó un poco en abrir la puerta debido a la hora y mantuvo la mano en la perilla unos segundos. A penas abrió para ver quién estaba del otro lado aclamando por su presencia.

—¿Tadeus? —se encontró con los ojos expectantes del joven, parecían ser casi transparentes a esa hora de la madrugada.

—Por lo que veo tampoco puedes dormir —sonrió malicioso y Alissa se percató de esa maldad que emanaba de él.

—Bueno, es lo que iba a hacer en este momento. Estoy muy ansiosa por la plática que tendremos con nuestros padres —se excusó, pensando en una manera de mentir para salir del apuro.

—A mí me pasa lo mismo. ¿Puedo pasar? —intentó Tadeus en vano dando unos pasos hacia adelante, al mismo tiempo que Alissa juntaba un poco más la puerta para evitar que ingresara.

—No sé si deba. No queda bien que entres a mi habitación. ¿Qué pensarían si te ven?

—Nadie me verá, lo juro. Todos los sirvientes están dormidos y los guardias hacen sus rondas fuera del castillo —trató de convencerla.

Algo dubitativa en un principio, abrió la puerta para dejarlo pasar, parecía sincero. ¿Cómo iba a dudar después de que le hablara acerca de la mujer de la cual se había enamorado en Inglaterra? Tadeus estuvo platicándole de aquella joven y de cómo se conocieron. A Alissa le resultó una bella historia de amor, no tenía por qué ser la culpable de su separación.

Pero no se animó a volver a hablar de Leonardo. Algo dentro de ella le advertía que no podía contarle acerca del escape que planeaban. Presentía que Tadeus ocultaba un secreto aún mayor y que se esforzaba mucho en ganarse su confianza y amistad, algo que a ella no le interesaba en absoluto.

Luego de una hora conversando, el joven abandonó la habitación. Había calculado todo para que uno de los sirvientes lo viera salir victorioso de allí, insinuando haberle quitado su inocencia con su aprobación.

Tres horas después —y con los rumores ya corriendo por todo el castillo—, desayunaban. En esta ocasión, por pedido de los invitados, las cortinas permanecieron cerradas para evitar que la luz del sol ingresara, la excusa era un fuerte dolor de cabeza que aquejaba a Gladys. La habitación se encontraba iluminada por algunas velas y antorchas.

Alissa llegó unos minutos retrasada. Su aspecto era caótico, su expresión de cansancio, sus oscuras y marcadas ojeras, su cabello revuelto, todo indicaba que no había dormido lo suficiente, lo cual convenció a sus padres de las habladurías de los sirvientes.

—Padre, con Tadeus necesitamos anunciarles algo —habló con timidez al notar que él no pronunciaba palabra alguna.

—Ya sé que quieren decirnos —Patrick trató de contener su ira—. Jamás pensé que algo así sucedería bajo mi techo... Y déjenme decirles que, a pesar de mi decepción, los bendigo, porque sé que ya no hay vuelta atrás.

Alissa se regocijaba en su asiento, feliz de que su padre no se molestara tanto. Eso quería decir que Tadeus ya había hablado en su ausencia. Sentía alivio al creer que todo estaba saliendo bien, desconociendo que en verdad su padre se refería a cosas completamente diferentes de las que ella pretendía.

En cambio, Tadeus sonreía con una maldad inigualable. Sus ojos brillaban con una gran intensidad y parecían ser más profundos y turquesas de lo que eran. Alissa quedó atónita ante esa risa burlona dibujada en su rostro.

—Ordenaré a la modista que tenga todo listo para esta noche.

—¿Esta noche? —Alissa cambió su expresión de felicidad por una mueca de desconcierto. No entendía lo que acababa de suceder.

—Sí, antes de que la familia Virtanen se arrepienta y crean que les hemos faltado el respeto —Patrick no podía mirar a los ojos a su hija.

—No entiendo de lo qué hablas, padre.

Alissa le dedicó una mirada de incomprensión a Tadeus, quien enarcó sus cejas, dedicándole una de sus peores sonrisas sarcásticas.

—De nuestro casamiento —contestó con sorna el joven. Todo había salido tal cual lo había planificado.

—Pero... —musitó ella, sin poder continuar la oración. El aire comenzaba a faltarle, las lágrimas se acumulaban en sus ojos mientras hacía un gran esfuerzo por contenerlas.

—Todo está dicho, Alissa. Esta noche será la ceremonia. No hay vuelta atrás —sentenció Patrick.

La rabia de Alissa creció en su interior, transformando sus lágrimas en un gesto iracundo. Golpeó con fuerza la mesa y se puso de pie, sus ojos expresaban más de mil palabras que en la boca de una dama no quedarían bien. Nadie entendió aquel acto de desprecio y enojo. No sabía con exactitud lo que había pasado, pero tenía una idea al respecto. Tadeus había jugado sucio para obtener lo que quería, le había inventado una historia de amor y ella había caído como una tonta. Se retiró dando pasos firmes y avanzando rápido para evitar un llamado de atención por parte de sus padres. Una vez que llegó a la habitación, aventó la puerta con ira.

Se echó a llorar en su cama... ¿Cómo podía ser que Tadeus la engañara así? Todo lo había planeado para no dejar que se fuera con Leonardo. Era más astuto de lo que creía. Ahora hilaba fino los hechos sucedidos en la madrugada y desde que él llegó, la había estado manipulando como un títere.

Se sentía estúpida, lo había dejado entrar a su cuarto pensando que todo estaría bien y él solo calculó la hora para que todos lo vieran salir de allí. Pero Alissa no se quedaría de brazos cruzados, debería acelerar su escape. 

 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Alissa ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora