♠ La historia de Narisa ♠

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Hace doscientos años, en una pequeña y humilde aldea en las afueras del reino, una bella joven llamada Narisa vivía junto a sus padres y dedicaba sus días a ayudar en la huerta familiar. Se encontraba en sus dieciocho años y sus atributos femeninos solían llamar la atención pese a que ella no estaba interesada en ningún hombre. Quería sentir el amor y vivirlo a plenitud.

Su padre tenía un pequeño puesto de verduras en el pueblo, mientras su madre, por las mañanas, amasaba el pan para venderlo y así ganar un poco de dinero extra. Pese a su humilde vida de campesina, Narisa se sentía bendecida por la parte que le tocaba vivir.

Al llegar el crudo invierno, una fuerte helada quemó todas las provisiones de la huerta y la pobreza los rodeó en un abrazo de hambre y muerte. Pero ellos no fueron los únicos afectados, todos los aldeanos sucumbieron ante el mismo mal. La falta de respuesta y ayuda por parte del rey Alexander van der Kroop ante el estado paupérrimo de los aldeanos, desembocó en una rebelión por la parte de todos los trabajadores, quienes incluso habían perdido sus hogares por orden del mismo rey. Todo llevó al comienzo de una guerra civil.

Los campesinos ingresaron al pueblo, sin importar las altas murallas que los separaban, y saqueaban cuanta casa y negocio encontraban. La rebelión duró largos días, que se convirtieron en meses. Muchos de los campesinos terminaron presos o muertos, dependía de quién los aprendía y de cuán grave era el delito cometido.

Los ciudadanos de la clase alta —quienes vivían dentro de las altas murallas y que ya habían sido saqueados en reiteradas veces— también alzaron sus voces en contra del rey Van der Kroop por la falta de seguridad y su ausencia ante las peticiones exigidas. Muchos se fueron aliando a los campesinos y otros tomaban sus pertenencias para marcharse hacia el reino más próximo.

Narisa y sus padres se escondían por las noches en la iglesia del pueblo. Ellos solo fueron por refugio, pan y agua, lo cual el sacerdote lo vio como un gesto noble por parte de ellos y los escondía, dándoles lo que necesitaban. Ellos le retribuyeron dedicándose a los quehaceres del lugar. Pero un día, en medio de un saqueo improvisto a la iglesia, el padre de Narisa fue asesinado por uno de los guardias del rey. Acto seguido, ella y su madre fueron encarceladas.

Los campesinos que aún estaban en las calles se organizaban para liberar a sus compañeros prisioneros y, en un motín a finales de primavera, todos lograron escapar.

Como el rey Van der Kroop no podía controlar a las masas rebeldes, que acabaron con las vidas de muchos de sus guardias, buscó aliarse a sir Thoumas Virtanen. En pocos días llegó a la ciudad con su séquito y arrasó con todos los que se encontraban protestando en contra del rey.

En cuanto sir Thoumas Virtanen arrasó la ciudad, fue hacia la aldea que costeaba el reino, luego de haber sido alertado de que sus antiguos dueños usurpaban las tierras que el rey se había adjudicado como suyas a falta de pagos de impuestos y como consecuencia por los actos delictivos.

Para ese entonces, Narisa y su madre habían regresado a su antiguo hogar, usurpando lo que un día les perteneció y que ahora eran propiedad del rey. Y no fueron las únicas, muchos habían regresado a recuperar sus tierras.

Fue una noche de caos. Sir Thoumas Virtanen y su legión endemoniada irrumpieron en la tranquilidad de la oscuridad nocturna mientras todos dormían. Aquel hombre se caracterizaba por avasallar pueblos enteros en medio de la noche. Daba la orden de incendiar todo lo que encontraban a su paso. Primero ingresaban y robaban cosas de valor, los dejaban agonizando y los quemaban vivos. Cometía todo tipo de abuso posible contra aquellas inocentes personas.

Los gritos desgarradores de los aldeanos despertaron a Narisa. Asustada por la situación que contemplaba desde la oscuridad de su habitación a través de la ventana, corrió de inmediato a despertar a su madre, quien descansaba cálidamente sin notar lo que sucedía a su alrededor. Luego de unos suaves sacudones a su madre, tomaron sus abrigos dispuestas a salir de la casa. Sabían que no podían ocultarse dentro sería incendiada y no tendrían forma de escapar con vida.

Alissa ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora