♠ En busca del amor♠

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Una nueva noche marcaba un gran comienzo para Alissa. Las pocas horas que había podido descansar le habían servido para organizar en su mente el tan ansiado reencuentro con su amado. Año tras año soñó con ese momento tan especial y, ahora que estaba tan cerca, temía perderlo otra vez. Temía que él la hubiese olvidado.

Luego de despertar junto a su madre, fue directo a alistarse para tal ocasión. Decidió rememorar aquellos años donde Leonardo y ella se fugaban entre las estrellas para declarar su amor. Un sencillo vestido blanco hasta las rodillas calzaba perfecto en el cuerpo de la joven, junto a un corsé decorado con delicadas flores lilas. Su cabello estaba recogido con un decorado florar que reflejaban aún más aquella inocencia que se negaba a perder, motas azules caían sobre sus hombros. Lucía como una bestia con aspecto angelical.

Al descubierto, sobre su pálida piel, dejaba ver un delicado tatuaje de una luna sobre una rosa azul posando en su pierna derecha. En cada uno de sus hombros, oscuras alas simbolizaban lo que ella era en realidad. Sobre su cuello inmortalizó los orificios de los colmillos de Leonardo goteando algo de sangre en representación del día de su transformación. Tribales y símbolos se enredaban sobre la cintura de la joven y desembocaban en su vientre.

—Hija, ya estamos listos —interrumpió Narisa en la habitación.

—Ahora bajo, madre —susurró amable, mientras se esparcía un delicado perfume—. Debo estar perfecta para Leonardo —sonreía tratando de ocultar aquel nerviosismo que la hacía temblar de emoción—. Ya no soy la misma que dejó atrás y quiero lucir como la Alissa que él debe recordar.

—Él te amará sin importar nada —respondió Narisa, dibujando una sonrisa—. Aún me siento culpable por lo que ha pasado en nuestras vidas.

—En parte lo eres... —balbuceó con dolor—. Supéralo, madre. Las cosas debían pasar así por alguna razón que desconocemos, pero descubriremos pronto. El destino teje caminos inciertos que debemos aprender a transitar. Y yo no hubiera llegado hasta aquí si no fuera por ti. Has tratado de remediar tu error una y otra vez. La deuda ya está saldada. Ahora vamos, no quiero demorar ni un minuto más mi encuentro con Leonardo. He esperado tanto tiempo que temo perderlo nuevamente.

—No dejaremos que eso suceda otra vez —sonrió con compasión y le extendió la mano a su hija, quien salió de la habitación sin corresponder el gesto de su madre.

Narisa trató de comprender los nervios de la joven. Le dolía saber que su hija aún sentía rencor hacia ella. Por más que decía perdonarla, jamás sintió que fuese así. Y, a veces, parecía ser aquella Alissa humana que mostraba devoción hacia su madre.

Ambas abandonaron el castillo, acompañadas de Anneke y cinco vampiros más que cumplían su rol como guardias. Subieron a dos autos distintos y viajaron durante una larga hora hasta donde se encontraba David. Él sería el encargado de llevarlos hasta Leonardo.

—Hija, hay algo más que no te he contado —comentó Narisa sin rodeos, pero algo nerviosa.

—¿Qué sucede? —preguntó sorprendida de que su madre estuviera a punto de revelarle algo que escondía a la perfección.

—Leonardo y tú tiene un hermano en común: David Van der Vaart.

Alissa la miró perpleja. No entendía cómo ella y Leonardo podían tener un hermano en común. Por un instante vino a su mente una idea que la aterró por completo.

—¿Leonardo y yo somos... hermanos? —estaba tan asqueada ante la idea de que lo fueran.

—No —sonrió complacida y Alissa sintió alivio al oír aquello—. David y tú comparten la madre. Leonardo y David, el padre.

Alissa ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora