♠ La Profecía ♠

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Ni la más poderosa bruja podrá salvar a la humanidad de lo que vendrá. Un corazón puro, lleno de nobleza, puede oscurecerse ante las tentaciones que aparecen en el camino. Dos almas gemelas pueden ser guiadas, siempre y cuando el amor prevalezca hasta el final de la existencia.


Esas habían sido las palabras exactas de Vivian ante la oscura visión de un futuro sumergido en el mal, cuya salvación nacía en el vientre del ser más poderoso que jamás haya existido. Mitad humana, mitad ser oscuro del inframundo —vampiro—, sería la solución para ese final. Aquella bestia, capaz de mecer en su vientre el futuro de la humanidad, debía proteger al fruto de su vientre y guiarlo en su camino predestinado de ser el salvador.

Claro que el poderoso rey de la oscuridad, sir Thoumas Virtanen, iba a intentar apoderarse de esa criatura capaz de consolidar el bien y el mal, pactando una tregua. El heredero del trono debía ser tan puro que ni el más remoto encantamiento podía envenenar su corazón.

Será ese ser inmortal que volverá a la vida por la capacidad de amar. Un ser inmortal cuyo corazón en su pecho latirá. Un amanecer que no lo matará. Una vampira que en su vientre mecerá el bien o el mal. La única que sin ser híbrida tendrá el don de dar la vida.

Vivian había visto cómo ese ser lucharía contra el mal en su interior, muchos milenios después dieron su vida por aquella causa. Una gran revuelta se gestaba en el inframundo por tener ese ser tan poderoso en su reino. La alianza de sangre entre Tadeus y Alissa significaba el fin de la humanidad. Si los desertores y los cazadores no apresuraban el rescate de la joven, podían dar todo por perdido.

Alissa no sabía qué tan poderosa podría ser ella y esa vida que era capaz de gestar. Podía acabar con la oscuridad o con los humanos. Depende de cómo utilizara su don.

Desde el comienzo de la humanidad cuatro brujas poderosas habían tallado las piedras de los cuatro elementos con el fin de proteger tal oscura visión que había tenido el oráculo. Vivian había dejado las instrucciones a su más leal guerrera: Eva. Cuadernos y cuadernos con escritos con todas las opciones de lo que podía pasar. La vida de la humanidad pendía de un hilo.

Anneke recordaba esa noche cuando fundieron las piedras para proteger a la humanidad. Mientras más se adentraba en la oscura, húmeda y calurosa cueva, más persistentes se hacían los recuerdo. En parte lamentaba haber ayudado a Tadeus a separar a los amantes fugitivos, pero sabía que debía hacerlo para que la profecía se cumpliera. Todo era parte de un plan divino, las cosas debían suceder de ese modo si querían eliminar para siempre el clan Virtanen.

Cuando se aproximaba al lugar exacto donde habían sido enterradas las piedras comenzó a sentir que le faltaba el aliento. No podía darse por vencida, debía continuar. Lo único que se preguntaba era cómo Victoria había tenido la ubicación exacta de la piedra de fuego. Y luego lo recordó... Anne. Hacía unos años atrás había contraído matrimonio con un poderoso brujo de Inglaterra y habían dado a luz una bella pelirroja, a la cual llamaron Victoria.

Vivian siempre dijo que tuvieran cuidado con ella y habían puesto guardias custodiando las piedras. Era evidente que no había servido de mucho, la fortaleza había sido debilitada. Lo único que deseaba era que las demás piedras estuviesen allí.

El oxígeno comenzó a faltarle. Los gases que emergían la mareaban y poco a poco cayó al suelo. Sabía que no eran los gases del interior de la tierra, Anne había hecho un conjuro para que nadie llegase al centro de la cueva.

—¡No seas débil! Eres poderosa, no puedes dejarte derrotar por alguien inferior a ti. Tú me sigues en la escala de poder, no Anne. Debes detenerla antes de que el mal reine en la tierra.

Alissa ✔️Where stories live. Discover now