♠ Prisionero del Deseo ♠

231 24 7
                                    

Leonardo se hospedaba en una lujosa habitación. Estaba sentado en la cama leyendo un libro, preguntándose si Alissa aún esperaba por él o ya había olvidado su promesa de amor eterno. La manija de la puerta giró y por un instante imaginó que sería ella quien ingresaba. Pero fue Victoria quien lo hizo, un sensual vestido rojo acariciaba su piel. Por unos segundos el joven quedó obnubilado por la belleza de la pelirroja, pero en cuanto sus labios se separaron para hablar, él reaccionó.

—Tenemos novedades de Alissa.

—¿La hallaron? —preguntó esperanzado.

—Sí y no. Pero no quiero ser yo quien te dé las noticias. Permíteme llevarte con David, él te explicará todo mejor que yo.

—De acuerdo —respondió algo desesperanzado ante la noticia que estaba a punto de oír. Tenía la corazonada de que las cosas no irían bien.

Dejó a un lado el libro y se puso de pie. Siguió a la joven a través de un largo pasillo. Antes de entrar a la sala donde "David" lo esperaba, Victoria lo tomó con dulzura del brazo.

—No estás solo, Leonardo. Aquí tienes "amigos" que te apoyan. No dudes en buscarme en caso de que lo necesites.

—Gracias —respondió ante la amabilidad de Victoria. Ella había sido de gran apoyo desde la noche anterior, cuando llegó a la nueva morada, y estaba muy agradecido porque, además de David, recibía apoyo de alguien más.

Suspiró para calmar los nervios que lo consumían. Abrió la puerta que estaba frente a él. Al final de la gran habitación, una silla decorada con oro hacía de trono y "David" se encontraba sentado allí. Le resultó extraño, ya que él siempre había sido muy humilde, pero no cabían dudas de que era él. La habitación se estaba iluminada con velas que jugaban con la oscuridad, proyectando sombras alargadas y tenebrosas.

—David, me ha contado Victoria que han hallado a Alissa.

—Así es, Leonardo —dijo con arrogancia, algo que era muy raro en él—. Hemos encontrado a mi hermana y me siento muy feliz por ello. Pero no todo son buenas noticias.

—¿A qué te refieres?

"David" no era más que Tadeus bajo una ilusión óptica que había creado Victoria. Se puso de pie y caminó hasta el joven, puso su mano izquierda en el hombro de él y lo miró con pena.

—La he traído hasta aquí para que le veas, pero déjame advertirte de que no es la Alissa que recuerdas. Ha cambiado y pues, quiero que ella te dé la noticia.

"David" hizo señas a los demás vampiros para que abrieran una puerta lateral por donde ingresó Victoria fingiendo ser Alissa. La había retratado lo más parecido a la realidad para que Leonardo creyese todo lo que sucedería a continuación.

Leonardo sintió muchas ganas de ir a besarla. Sus ojos no daban crédito a lo que veía. Sí, era verdad que su aspecto angelical había desaparecido, pero la modernidad le sentaba bien. No veía nada malo en ella... Aunque, observándola mejor, la frialdad presente en sus ojos lo estremeció. Todavía recordaba la calidez con la que solía mirarlo. El brillo había desaparecido de su mirada.

La sonrisa al verla se fue desdibujando ante la marcada indiferencia de la joven. Atónito ante la situación, miró a "David", quien le correspondió con una mirada de compasión. Le hizo señas para que se acercara a ella y eso fue lo que hizo. "David" los dejó solos en esa enorme y fría habitación, pues tenían mucho de qué hablar.

—Alissa —extendió su mano hacia ella.

—Leonardo —susurró, sin corresponderle el saludo con la mano—. Veo que has esperado por mí.

Alissa ✔️Where stories live. Discover now