—Ella fue tu chica.

—¿Hasta que llegaste tú? —preguntó algo sorprendido.

Yo solo asentí con la cabeza.

Me mira y de un momento a otro comienza a reír.

—Definitivamente mi vida se volvió un chiste...

—¿Un chiste? —ahora me siento furiosa—. ¿Te parece que tener esposa e hijos es un chiste?

—¡Me parece un chiste haberme interesado en ti! —exclamó acercándose a mí—. ¿Cómo pude preferirte a ti? no entiendo como pude hacer algo así... no eres ni siquiera mi tipo...

Yo lo miro fijamente, estoy a punto de llorar y de golpearlo al mismo tiempo.

—No, no soy tu tipo, estabas acostumbrado a esas mujeres hermosas, operadas, voluptuosas e interesadas, que solo veían que podían sacarte del bolsillo, no sé exactamente que buscaba Bianca en ti y no sé exactamente que viste en ella pero solo sé una cosa, y es que después de que me conociste no hubo forma de alejarte de mí —y las lagrimas comenzaron a salir—. Dejé mi vida a un lado, dejé mi trabajo y todo para estar contigo y créeme que nunca en estos ocho años me he arrepentido así que por favor no hagas que me arrepienta ahora.

Él se queda sin palabras, espero a que responda algo o que me discuta algo pero no lo hace, me alejo del tenso ambiente secando mis lagrimas y subo a la habitación, me quito la ropa con rabia y apenas si me coloco la pijama, me arrojo a la cama y cubro mi cuerpo con la gruesa sábana, espero por horas sentir su cuerpo o algún movimiento en el cuarto pero no es así, a las dos de la madrugada me doy por vencida y me coloco de pie, salgo de la habitación y bajo pero Dean no está ahí, veo la luz de la oficina encendida y con cuidado camino hacia la puerta, la abro suavemente y quedo impactada con lo que veo.

—¿Por qué botas nuestras fotos? —pregunté acercándome a él.

Se detiene apenas escucha mi voz.

—Porque me duele no recordarte —dijo sin mirarme—. Y no soporto verme tan feliz contigo y no recordarlo...

—Dean tu... no tienes que hacer esto.

—No lo soporto Emily, si no puedo recordarte prefiero mil veces rehacer mi vida.

—No tienes que llegar a eso —coloqué mi mano sobre su hombro—. Recuerda que no soy solo yo, está Eli y Ethan...

—No puedo tener una familia que no recuerdo...

—Solo dame tiempo —le pedí acercándome mas—. No será fácil pero yo sé que lo recordarás.

—Y si no quiero recordar...

—¿Por qué no querrías eso?

—Y si ustedes no son la familia que quiero...

Iba responder cuando el teléfono suena, camino hacia el escritorio y contesto.

—¿Bueno? —pregunté curiosa.

—Señora Harris —preguntó una voz ronca al otro lado del teléfono—. Usted sabe quien soy...

—Si señor Kan —dije mirando a Dean, enseguida se acerca.

—Ya me comunicaron la situación de Dean y necesitamos una junta extraordinaria el fin de semana.

—¿Se reunirán todos? —pregunté algo asustada.

—Por supuesto, uno de los futuros herederos del negocio olvidó todo lo que ha aprendido, eso nos pone en riesgo, tenemos que ver que tan grave está la cosa con nuestros propios ojos.

—E-esta bien ¿Cuando, dónde y a que hora?

—El domingo a las cuatro en su casa, nosotros mismos iremos y solucionaremos todo esto —y sin despedirse colgó.

—Los jefes del cartel vendrán el domingo...

Dean palidece por completo y empieza a tragar saliva.

—Ya se enteraron de lo que te paso.

—¡Maldición! —exclamó Dean caminando por todos lados.

—¿Qué sucede? 

—Me van a sacar como heredero —respondió completamente preocupado.

—¿Y quién te reemplazaría? —pregunté acercándome a él.

—No quiero si quiera pensar en esa posibilidad ¡Nadie me va a reemplazar! —gritó con furia—. Llevo desde los cinco años preparándome para mandar y adueñarme de esto como para que vengan estos malditos a quitarme lo que siempre he soñado.

Ni siquiera me deja hablar, sale de la oficina cerrando la puerta con rabia, las llantas del auto rechinan e inmediatamente lo hicieron salgo, se ha ido otra vez.

fuertes lazos Where stories live. Discover now