—¿Qué hace ella acá? —preguntó mientras comenzaba a caminar de nuevo.

—Te irás con ella por un tiempo —dijo James firmemente.

—¿A dónde? —pregunto Dean confundido.

—A su casa —le contestó James abriendo la puerta del auto para que entre.

—Querrás decir a mi casa —lo corrigió Dean subiendo de mala gana.

—No, a nuestra casa —dije mirándolo fijamente.

—No me hables así.

—No seas grosero —lo regañó su madre—, y si, es su casa —dando énfasis en la palabra "su".

Cuando llegamos Dean mira completamente sorprendido el lugar.

—No me gustan las casas tan grandes —agarró su bolso antes de que yo lo hiciera.

—Tu fuiste el que la mando a construir —dije caminando detrás de él.

En el momento en que entramos Dean no deja de mirar todo el lugar, las fotos familiares, las fotos de nuestra boda, todo lo mira con curiosidad y confusión.

—¿Quienes son estos niños? —preguntó con curiosidad.

—Nuestros hijos —dije colocándome a su lado.

—¿Nuestros? —preguntó algo asustado—, no, eso no puede ser —empezó a negar con la cabeza mientras se reía—, yo te prometí a ti que nunca tendría hijos —señaló a James.

—Pero te enamoraste —dijo James con cierta burla, la cara de Dean se puso completamente seria.

Sigue caminando y sube al segundo piso mientras nosotros caminamos detrás de él, entra a nuestra habitación, se arroja a la cama y cierra los ojos, comienza a brincar sobre la cama y después nos mira.

—Este sonido se me hace conocido —dijo sorprendido.

—No necesitó saber que hacían ustedes dos en esa cama para que él recuerde ese sonido —me susurró James.

Le doy un suave golpe en el hombro y entro a la habitación, tomo nuestro álbum de fotos y tomo asiento junto a Dean, veo de reojo como James y su madre se alejan y el sonido de la puerta cerrándose nos hace brincar un poco, el ambiente estaba tenso, demasiado para mi gusto.

—¿Qué es eso? —preguntó mirando el álbum.

—Las fotos de nuestra boda —dije colocándolo sobre sus piernas.

Agarro el álbum de mala gana y comenzó a pasar las páginas.

—¿Hace cuanto fue esto? —preguntó sin quitar sus ojos de las fotos.

—Hace unos ocho años, casi nueve.

—Si que te envejeciste rápido —dijo negando con la cabeza.

—Eso fue muy insensible —lo miré de mala manera.

Pero no me respondió, solo se dedica a pasar las páginas sin ningún interés, me lo entrega y se vuelve a colocar de pie caminando de un lado al otro, se acerca al balcón y se asoma.

—Supongo que por esto me gustó la casa —dijo admirando todo—. Tiene una hermosa vista.

—Dean yo... quisiera contarte todo desde el principio, desde que nos conocimos, tal vez eso ayude.

—Bien —lo veo sentarse en el sofá que está en el balcón.

Me siento a su lado y comienzo a contarle todo, absolutamente todo, Dean escucha atentamente, abre los ojos en algunos momentos y suspira en otros, no hace preguntas ni cuestiona nada de lo que yo digo, cuando termino el se queda en silencio un tiempo y después habla.

—Creo que ya recuerdo algo de ti... pero lo que yo recuerdo no es como te lo dije.

—¿Qué? ¿entonces?

—Tengo un leve recuerdo de ti con ese maldito de Marco pero por supuesto que no me gustaste.

Trague saliva.

—Eras una niña sin curvas, sin ningún tipo de malicia y que andaba detrás de un tipo sin ningún tipo de gracia ¿Cómo pude mentirte así?

—Es... ¿es enserio? —pregunté confundida.

—¡Ya se para que arme todo ese numerito! —exclamó aplaudiendo—. Recuerdo tener una conversación con él y que él me dijo que tú eras lo más importante para su vida y dije que sería interesante conquistarte, pero más nada.

—Okay, ahora debes pedir perdón por ser tan cruel —dije mirándolo fijamente con los ojos abiertos.

—No tengo ningún interés en pedirte perdón —dijo mirándome fijamente—. Y si es cierto que estamos casados créeme que no tengo ningún interés de seguir contigo...

fuertes lazos Where stories live. Discover now