❄ Capítulo 1 ❄

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- Sí, señor - asentí con una reverencia dando paso para que el mayor ingrese.

- ¿Te importaría hervir un poco de agua? Traje el té que te gusta - levantó la mano mostrando una caja de té en donde se leía "Twining: Double Mint".

- Claro que sí, ahora mismo.

Mientras preparaba el té de menta en la cocina, el Dr. Malcom esperaba pacientemente en la sala. Solo en ese instante me di cuenta de la ropa que llevaba puesta. No iba con su acostumbrado traje gris y camisa blanca, sino con una vestimenta más casual. Y yo... yo vestía ropa que bien podría compararse con la de un vagabundo.

- Aquí tiene - le pasé una de las tazas con cuidado de no derramar y luego tomé la mía.

El sabor... era como si una fría ola de mar entrara por mi garganta y calentara todo a su paso.

- Veo que todavía te gusta mucho - abrí los ojos sin darme cuenta que los había cerrado al probar del té. Realmente lo estaba disfrutando.

- S-sí. Muchas gracias por traerlo - fijé mi vista en el centro de mi taza tratando de evitar lo que se venía, la razón de la visita de este hombre.

- Seguro debes estar preguntándote el porqué estoy aquí. Me enviaron para saber el motivo de tu ausencia en el laboratorio. Al parecer llevas más de un mes sin registrar tu ingreso y salida.

- No me he sentido muy bien... - A pesar de que esa es la verdad... no puedo contarle el motivo detrás. No sería una excusa razonable para la empresa.

- No voy a obligarte a hablar sobre lo que sucedió. Pero como sabrás, tengo 48 años Taehyung, he vivido muchas cosas... cosas que tal vez a ti te estén pasando y cosas que, con seguridad, te pasarán en el futuro. ¿Has escuchado el dicho "el diablo sabe más por viejo que por diablo"?

- No... nunca - jamás había escuchado algo así.

- Bueno, es un dicho que denota la madures y conocimiento que uno va ganando a través de los años - asentí captando el concepto - aunque... a veces saber mucho no siempre es bueno - suspiró lentamente para luego tomar un poco de té - ¿Recuerdas cuando nos conocimos? - asentí con la cabeza - Fue en tu tercer año de la universidad. En ese entonces sonreías casi todo el tiempo y tenías este aura tan animado. Desde el principio me di cuenta que eras un buen chico. Alguien con ansias de hacer bien al mundo. Fue por eso que te escogí para ser parte de esta empresa. Porque sabía que eras una buena persona, tenemos muchos buenos científicos aquí lo sabes, pero buenas personas... de esas hay muy pocas en el mundo. Y tú eres una de ellas Taehyung.

- No es cierto... - le he hecho tanto daño a alguien que me amaba, ¿cómo puede ser alguien una buena persona cuando lastima a los que lo quieren? - no lo soy.

- Taehyung... - sus ojos fijados sobre los míos me miraban con compasión - no seas tan duro contigo. Sea lo que sea por lo que estés pasando... ¿duele mucho no?

Duele... tanto como si fuera a morir.

- Has pasado semanas aquí tu solo... no ha debido ser fácil.

No... nunca me había sentido tan solo. Como si fuera la única alma en el universo. Un alma rogando por ser liberada para dejar de sufrir.

- Seguramente no has podido dormir bien... ni tampoco comer.

Las pesadillas me aterran tanto que trato dormir lo menos que puedo y ... no recuerdo cuando fue la última vez que sentí hambre.

- Taehyung... - dejó su taza sobre la mesa para acercarse a tomar la mía de mis manos y colocarla en el mismo lugar, sin darme cuenta las lágrimas caían por mi rostro incapaz de detenerlas. Sus brazos me abrigaron con calor humano que ya había olvidado como se sentía - está bien muchacho, llora todo lo que tengas llorar - susurró acariciando mi espalda. Cerré los ojos apoyado sobre su hombro sintiéndome libre de dejar salir el dolor que no soportaba tener dentro de mí.

- Duele, duele mucho... - repetí en reiteradas veces con el cuerpo temblando y mis manos sujetando la camisa de la persona que en ningún momento dejó de darme palmadas en la espalda y susurrar que estaba bien, que dejara salir todo brindándome el consuelo que no sabía que necesitaba.

El Dr. Malcom se quedó allí conmigo durante horas hasta que pude calmarme. Y al siguiente día regresó nuevamente a visitarme. Así durante un mes en el que cada día me alentaba a salir de mi habitación, comer, hacer ejercicio y todo lo que fuera necesario para activar mi vida.

Ese alfa de casi 50 años tocaba mi timbre a las 6 a. m. sin falta para hacerme levantar y darme una ducha sin importar que lloviera o hiciera frío... él estuvo allí sin falta.

Y eventualmente, le conté lo que había sucedido. Escuchó pacientemente sin interrumpir incluso cuando por mi rostro caían lágrimas, él me dio tiempo para calmarme y continuar.

Finalmente, llegó el día en el que me dijo que debía irse. Nos despedimos con un simpleapretón de manos pero ambos sonreíamos ampliamente. Y desde entonces llama de vez en cuandopara asegurarse de que todo va bien.

- ¿Quieres un poco de chocolate caliente? - preguntó mi padre. Sabía que amaba tomar bebidas calientes, y en realidad, a ambos nos encanta sentarnos a conversar mientras tomamos algo dulce y caliente.

- Claro que sí - respondo alegremente saliendo de mis recuerdos.

Nos sentamos a charlar tranquilamente dejando el tiempo pasar. Es lo que sucede cuando estoy con él. El tiempo deja de importar y solo disfruto su compañía.

- Adiós papá, saluda a mamá de mi parte - me despido dándole un abrazo suave.

- Cuídate mucho hijo. Piensa un poco en lo que te dije y trata de alimentarte bien, te quiero - sus caricias sobre mi cabeza son lo último que recibo antes de verlo partir.

Cuando se fue decidí hacer caso a su recomendación y pensé en hacer algo para divertirme. Llamé a mis amigos e hice que todos conversáramos por una video llamada grupal. A muchos les sorprendió mi repentina aparición luego de tanto tiempo, pero estaban contentos de saber que no los había olvidado. Al final de nuestra video llamada quedamos en reunirnos para celebrar el cumpleaños de Dahyun que ya se aproximaba.

Dejé a un lado mi celular y me adentré en las sabanas de mi cama envolviéndome en las mismas. Allí acostado muchos pensamientos ocuparon mi mente, algunos sobre mis viejos amigos, otros sobre mi adorable padre, mi amorosa madre, el Dr. Malcom... y finalmente, sin querer me acordé de él.

Bogum, mi ex omega.

Todavía recuerdo lo divertido y amable que era. Algunas de las memorias que tengo con él simplemente no se van, no las puedo olvidar.

Ojalá no le hubiera hecho tanto daño.

Ojalá pudiera encontrarlo y disculparme.

Ojalá nunca se hubiera ido.

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My Utopia - Taekook/Vkook OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora