Lo que empieza en Egipto (Bill Weasley)

La Precursora

Fiona y Diana conversaban en la oficina, la excelencia se reflejaba en cada poro de Fiona, la directora de la Academia y la bruja más poderosa del aquelarre, una mujer de alrededor de sesenta años, aunque algunos decían que había vivido más de dos siglos en otros cuerpos, rubia, alta, seria, elegante.
Diana era la que estaba más cerca de superarla, con su control sobre seis elementos, sólo le faltaba la última etapa del entrenamiento, la más difícil de todas claro, en ella se jugaba la vida. Tenía 28 años, era esbelta y correcta, una joven de belleza deslumbrante, como todas las mujeres de Robichaux por supuesto, venenos en envases llamativos.

-Ya te digo, ésta niña es muda Fiona.
-No lo creo, yo la oí llorar por su madre.
-Entonces fue eso, quedó tarada luego de que la madre la dejó. Y ahora no podemos devolverla, tenemos un pequeño monstruo que chilla y golpea. Y sabes lo peligrosos que son si reprimen la magia...
-No me recuerdes los peligros Diana. Es nieta de Meredith, es una bruja, y entre nosotras nos cuidamos. Dónde está ahora?
-Afuera, con Lena, la otra que es casi muda.
-Lena Gray?
-Hay otra, acaso?- Fiona le dirigió una mirada severa y Diana se disculpó- no me gusta decirte como debes dirigir tu Instituto pero...
-Entonces no lo hagas. Llama a Bridget y a las demás niñas.

La directora se asomó para mirar por la ventana y sonrió, Lena Gray siempre le hacía sonreír, le despertaba ternura, estaba con su vestido blanco e impecable recortando figuras en un papel, Fiona no se sorprendió cuando lloró al cortar la parte del dibujo que no debía, Lena lloraba mucho. La niña a su lado, que había permanecido en silencio, aburrida con el pasatiempo de Lena, le dirigió una primera mirada de interés, Lena tiró el conjunto de muñecos que estaban unidos por las manos, y ahora sin cabezas, lejos de ella y comenzó un verdadero escándalo, la niña se levantó y recogió los muñecos, pasó una mano encima de los pobres decapitados y los reparó, Lena secó sus ojos y tomó los muñecos otra vez sin agradecer. Fiona sonrió mirándolas.

-Fiona, aquí están las niñas.
-Buenos días chicas.
-Buenos días Señorita Fiona- respondieron a coro.
-Cómo han estado?
-Bien Señorita Fiona.

Bridget, Tibby y Carmen fueron amigas desde prácticamente el inicio de su existencia, las tres habían nacido en la Academia, hijas de brujas Precursoras de gran talento que les fue transferido en sus genes.
Todas tenían cuatro años al igual que Lena y otras siete niñas, lamentablemente los números menguaban a medida que crecían. No todas estaban preparadas para la Academia.
Bridget pese a su corta edad, era la que tomaba las decisiones más temerarias y arrastraba a sus amiguitas en las travesuras, la primera en soltar un chiste, la primera en robar una galleta y claramente debía ser la primera en hacer hablar a ____, si Bridget no podía, realmente deberían darla como un caso perdido.

-Hola! Yo soy Brid... cómo te llamas?- le preguntó a la niña nueva que había vuelto a tomar asiento junto a Lena y parecía desconectada de todo.
-No sabe hablar- susurró Carmen luego de unos minutos sin respuesta.
-Sí sabe hablar, pero ustedes son tontas y no la escuchan- Lena las miró como siempre, con aires de superioridad.
-Nosotras sí escuchamos! Y tú eres tonta, Lena- Tibby no podía controlar su temperamento de futura cazadora.
-Eres mala.

Las primeras palabras de ____ en la Academia, pronunciadas en voz alta, fueron dirigidas a Tibby ésa mañana de verano.

                  ×××××××××

-No quiero mirar- dijo Carmen mientras separaba los dedos que cubrían sus ojos.

Habían pasado diez años desde el primer encuentro de las niñas, ____ se había adaptado muy bien al grupo luego del día de la decapitación de los muñecos de papel, no así Lena, que hacía cinco años compartía su amistad y a menudo era criticada sobre todo por Bridget, debido a su sensibilidad.