Lo que empieza en Egipto (Bill Weasley)

La competencia

El sonido de la alarma los despertó, ____ no tenía nada de sueño aunque sólo había dormido un par de horas. Bill era un tema distinto.

-Buenos días- le dijo ella sonriendo.
-Como has dormido? Yo estupendamente- le respondió él con una sonrisa- estoy muy cansado jefa, puedo faltar hoy?
-Claro que no- se rió ella- tú única excusa para faltar es el sueño?
-Mi excusa es que alguien no me dejó dormir gran parte de la noche- le dijo besando su cuello.
-Eres un mentiroso, dormiste un montón. Yo ya Estaba lista para el segundo round.
-En serio?- se rió él- eres insaciable, si quieres seguimos ahora.
-Debo ir a trabajar, hay un compañero de trabajo que es pelirrojo y me vuelve loca.
-No me digas...
-Te lo digo y sabes que?
-Esta bien dotado? Eso dicen de los pelirrojos.
-Pues por lo que llegué a tocar esta muy bien, aunque se cansa muy rápido.
-Ya entendí, deja de juzgarme- dijo Bill mientras fingía que lloraba- hey, estas segura que no tendremos un hijo en nueve meses?
Ella notó la seriedad de su voz y se rió con su cabeza hacia atrás como siempre.
-Estoy segura! Cómo te mentiría con algo así? De chica me hicieron muchos estudios para probarlo.
-Te amo- repitió él besando su mano.
Ella tragó saliva para aliviar el nudo en su garganta.
-Cuando era chica no me importaba, juro que no me importaba en absoluto, de hecho quizás ahora tampoco me importa. No quiero ser madre con veinte años, y dudo que quiera serlo incluso con veinticinco. No creo que el instinto maternal esté presente en mi.
-Claro que lo está- dijo Bill apoyándose en su codo para mirarla- estoy completamente seguro de eso, tu instinto protector es muy fuerte, más que el de nosotros.
-Eso no me convierte en un modelo de buena madre.
-Yo pienso que sí, pienso que serás grandiosa y que nuestros hijos flotarán como tú por toda la casa.
-Bill ésto te afectará, y por eso me importa.
-Te amo y quiero estar contigo, conoces a Harry Potter?
-Creo que he escuchado sobre él- Sirius le había hablado sobre el chico muchas veces, poco le interesaba Voldemort a ____, así que no conocía muy bien su historia respecto a eso, ese mago oscuro no había alcanzado mucho poder en América.

Cuando Voldemort asumió el poder Sirius Black había viajado a América a refugiarse, ahí conoció a una pequeña ____ de cuatro años, viajaba mucho y unos meses antes de caer preso le había mostrado fotografías del pequeño bebé del que se enorgullecía de ser su padrino, ____ aunque tenía sólo seis años en ese momento lo recordaba perfectamente, un bebé dormido en brazos de sus padres. Recordaba muchas cosas sobre Sirius en el tiempo que pasó en América, era el único adulto que conversaba con ella y la quería, ella lo adoró como a un padre, y cuando lo culparon de asesinato fue un golpe demasiado duro, había ido a visitarlo a Azkaban un par de veces cuando salió de su escuela, movió algunos contactos para verlo y lo consiguió, sus amigas no la acompañaron, ellas aún no confiaban en él, ella no sabía qué hacer para sacarlo de ahí, cuando lo visitaba cambiaba su identidad, un par de conjuros y se transformaba en una mujer de 40 años llamada Helga Smith que insistía en visitar al cantante Stubby Boardman y se negaba a irse sin verlo. Luego de unos años se enteró que había escapado y fue a verlo, lo acompañó un par de veces en su fuga, y le ayudó a comprar la escoba que tanto quería para Harry. Todo eso recordaba cuando hablaban sobre Harry Potter, el otro niño de Sirius nada más.

-Que pasa con Harry?
-Sabes su historia cierto? Que sus padres murieron.
-Lo sé, culparon a Sirius Black, cierto? El que se fugó.
-Sirius Black fue el culpable ____- dijo mirándola serio- él los vendió a Voldemort.
Ella se levantó cubriendo su cuerpo con la sábana y dejando a Bill sin nada, él rápidamente buscó una manta y ella se rió.
-El punto es- siguió él- que quedó huérfano, y muchas familias quisieron adoptarlo. No pudieron pero le habrían cambiado la vida, nosotros podemos cambiarle la vida a un bebé también, no crees?
-Supongo que sí, Bill...
-Disculpa no puedo escucharte bien con esa sábana, quítatela.
-No quiero irme de Egipto- le dijo mientras seguía tapada- me gusta aquí. Siento que tengo un hogar aquí.
-A mí también me gusta aquí- le dijo desde la cama sonriendo.