Extremadamente Shawn

Comenzar desde el principio
                                    

El timbre suena, así que a regañadientes voy a clases y tomo asiento en una de las últimas carpetas. La única cosa en la que pueda pensar es en ella.

(...)

Brian aparece en mi campo de visión. Deja su bandeja sobre la mesa y toma asiento a mi lado.

—¿Vendrás a la fiesta?

—Es lo más probable.

—Hace menos de veinticuatro horas dijiste lo contrario.

—Si, bueno, cambié de opinión.

—Querrás decir, ella cambió de opinión. —Se burla.

—Ya bueno, como sea. Ni siquiera sabía y por culpa de Jackson irá. —Digo fastidiado.

—¿Estás seguro?

—¿Quién más le diría, sino? —Digo obvio.

—Como si no supieras que Sam tiene un montón de pretendientes.

—Como sea. —Lo ignoro porque es cierto. —Tenía planes.

—¿Cuáles? ¿Seducirla hasta que ceda? —Cómo me conoce.

—Por supuesto.

Todo va bien hasta que el rey de los idiotas aparece en la mesa.

Pero no se equivoquen, que el rey de este instituto era yo. El más codiciado y deseado por todas la señoritas (y bueno, algunos señoritos) disponibles y no disponibles. Por el cual todas babean y se derriten. Por el cual todas fantasean en su cama a media noche. Todas, a excepción de una.

Jackson se sienta sobre la mesa y comienza reír con los demás del equipo. Yo solo puedo mirarlo, pensando en como puedo asesinarlo por haber arruinado mis planes con Sam.

—Voy a preguntarle.

—No. Bri- —El rubio se pone de pie sin dejarme terminar, y rodea la mesa para llegar a Jackson.

—Hey, Jack. —Lo saluda sin ningún rencor.

Maldito. ¿Como se atreve a sonreírle después de lo que le conté?

—¿Has hablado con Sam ésta mañana?

—No. ¿Por qué?

—¿Ayer? —Pregunta ignorándolo.

—¿Por qué quieres saber?

—Es solo que se enteró de tu fiesta, y yo tenía planeado llevarla pero sin que ella se enterase, como una sorpresa, ya sabes, a ella le encantan las fiestas. —Explica Brian sin ningún defecto.

—Oh, lo siento, hombre, me hubieras avisado.

—No, no te preocupes. —Le sonríe. Jackson desvía la mirada y da conmigo. Mierda. Me va a hablar.

—Mendes, ¿tú vienes a mi fiesta?

—Claro que si, hombre. —Finjo mi mejor sonrisa de buen amigo.

Más tarde, cuando ya estoy volviendo a casa, mi mente no deja de pensar en aquella castaña que llamo mejor amiga. No sé porqué, pero comienzo a divagar sobre su cuerpo y todo lo que le quisiera hacer ahora mismo. No puedo controlar mis hormonas, mi entrepierna empieza a doler y se me dificulta caminar.

Cuando llego a casa, subo inmediatamente a mi habitación y cierro la puerta con seguro. Tiro mi mochila al suelo bajo mis pantalones tan rápido como puedo.

Mi mano se coloca en mi miembro y comienzo a moverla con desesperación. Cierro los ojos cuando empiezo a sentir el placer e imagino que es Sam la que está haciendo esto, su mano tocándome y pensando en lo grande que está mi amigo.

One Shots (Shawn Mendes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora