Acuerdo

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Domingo, los rayos de luz que iluminaron la habitación de Juliana anunciaban un excelente día. Despertó lentamente en su inmensa cama, la sentía enorme, más de lo normal. Había un vacío que ya su cerebro no lo excusaba con un simple, "viaje por trabajo", de la persona que debía hacer aquel espacio más ameno.

Se levantó y fue a su cuarto de baño, a prepararse, el día era hermoso, divisaba un buen tiempo, aunque el invierno estaba aún de temporada

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Se levantó y fue a su cuarto de baño, a prepararse, el día era hermoso, divisaba un buen tiempo, aunque el invierno estaba aún de temporada. Luego de unos minutos y ya lista con su ropa deportiva para salir a trotar y disfrutar del Central Park, como era su costumbre, sale de su habitación.

Pero antes de salir, decidió sentarse en su cama. Necesitaba unos segundos para ella, aun y cuando se haya levantado de buen humor, sus pensamientos se fueron más allá de lo que deseaba fuese ese día hermoso a su vista, sus pensamientos la llevaron a su realidad actual.

Hizo sus ejercicios de respiración, y aplicó una técnica nueva de relajación, aunque no le daba resultado esos últimos días, era la única que le podía calmar la ansiedad, después de probar otras que le recomendara su amiga Kate. Tomó unos minutos y ya, estaba más calmada; últimamente abrir la puerta en las mañanas era un caos para empezar su día. Decidió salir.

Al girar la manilla y abrir su puerta, se detuvo en el umbral, detallaba la forma de cómo hacer para sobrepasar el obstáculo que se había instalado allí todas sus noches y hasta la mañana, desde que firmó los documentos de divorcio, que su amada esposa le había llevado y que encontró justo después de haber tenido una excelente noche pasión.

Valentina, se había rehusado vehementemente a utilizar algún otro cuarto del pent-house y la idea de irse a otro sitio estaba totalmente descartada.

Su esposa, se negaba a hablar con ella, alegando que estaba aún muy molesta, y en realidad así era, la morena decidió negarle la palabra porque estaba muy consciente de que si le hablaba con la sangre hirviendo en su cabeza como estaba, lo que diría iba a lastimarlas, más a ella y quería protegerla, aun cuando fuese la causante de semejante enfado.

Juliana pudo visualizar donde pisar, ya que el sleeping bag que usaba Valentina era amplio y de paso usaba adicional un edredón encima, porque las temperaturas descendían en la noche y la calefacción era para las habitaciones y salas principales, no los pasillos del apartamento.

Pudo dar un brinco, atinando para no pisar alguna de las extremidades de la rubia, quien dormía de una manera profunda y totalmente extendida, como si estuviese en una muy lujosa y cómoda king size. Siguió su camino, soltando un resoplido ante su primera hazaña del día, iba camino a la otra.

—¡Buenos días hermosa! –saludó a su hermosa hija al ver que iba reaccionando lentamente a la luz natural que dejaba entrar al acomodar ella las persianas.

—Mami... –dijo aun adormilada, se sentó en la cama y talló sus ojos mientras bostezaba rápidamente.

Juliana se acercó y le dio un beso en la sien, se sentó a su lado y la niña se lanzó a sus brazos, para fundirse con ella, la morena estaba feliz de poder tenerla, la pequeña rubiecita le daba todas las fuerzas que necesitaba.

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