C A P Í T U L O 79

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—Déjame refrescarte la memoria, ¡tú también amaneciste en ese hotel sin recordar nada! —Reí.

—Ah sí, justo la noche en la que pensaste que era gay.

—Te estabas secreteando mucho con Shadow en la esquina de la fiesta, creí que eran novios. —Justificó.

Me limité a reír a carcajadas, Silver continuó tocando la puerta de madera de una manera muy insistente.

—Hay que irnos. —Decidí, dando inicio a mi andar hacia la puerta.— Esperemos despertar en el mismo país.

—Pobre de ti si llegas borracho a nuestra boda. —Amenazó caminando detrás de mí.

Giré la perilla y hale la puerta hacia adentro, en el exterior se encontraban Silver y Rouge con una mueca de desesperación.

—Hasta que se dignan a salir. —Quejó la murciélago.

—Vámonos o no tendremos tiempo para hacer todo lo que te planeamos. —Demandó el plateado.

Me le acerqué a mi prometida, ella me sujetó delicadamente de las mejillas, nos despedimos con un beso en los labios y cada uno fue llevado en dirección contraria al otro.

—Actúan como si nunca volvieran a verse, ¡por Chaos! Se casan mañana, se verán las caras las veinticuatro horas del día por toda la semana en lo que resta de sus vidas. —Protestó el erizo. Yo reí.

—¿Entonces ya tienen todo planeado?

—Pues no sé qué hayan preparado para Amy, pero nosotros ya tenemos planes para ti.

—¿Todos participaron en ese maquiavélico plan?

—Principalmente Shadow y Knuckles.

—Algo me dice que terminaré arrestado o con un coma etílico. —Bromeé.

Caminamos sobre las banquetas adoquinadas iluminadas por los altos faroles de luz blanca. Silver se adelantó, cubrió mis ojo y recorrimos escasos metros hasta llegar a la esquina que colinda con la avenida.

—Estimado señor Sonic permítame presentarle el vehículo del día de hoy. —Entonó con formalidad.

Silver se apartó de enfrente, dejando a mi vista con completa libertad sobre el automóvil. Sonreí divertido.

El transporte en el que tendríamos nuestra aventura sería un Jeep de cuatro puertas, con una carcasa de color rosa fosforescente y asientos anaranjados que resultaban casi tan brillantes como lo sería una señal de tránsito. La idea era llamar la atención cómo más se pudiera.

Inmediatamente mis tímpanos se vieron inundados por una melodía pop emitida desde los altavoces del auto. Mis amigos, ubicados a los costados del vehículo, rieron a carcajadas y alzaron las manos oscilándolas de lado a lado acorde al ritmo.

—One day! —Exclamamos al unísono.— I'll have you beggig on your knees for me!

Subimos uno a uno, el automóvil no contaba con capota por lo que quedábamos completamente al descubierto de las miradas ajenas.

—Venga Shadow, haz la nota alta. —Pedí.

—No.

—¡Por mi despedida!

—No pienso cantar, mucho menos algo de Victoria Justice.

[...]

Amy.

Casados Por AccidenteOnde histórias criam vida. Descubra agora