Lacrosse » Jeon Jungkook; BTS [#2] [Completa] ✔️

Capítulo 06 💚

Dos policías bajan de un auto, dirigiéndose a nosotros, que a penas acabamos de saludarnos. No voy a negar que eso me hace tensar. Pero Jimin, joder, Jimin ya está helado. Si tuviere alguna estrategia para salir de todo esto, Jimin definitivamente la cagaría con su estúpido miedo.

Los tipos son delgados, uno más alto que otro. El que bajó del asiento del conductor lleva gafas oscuras. Asimismo, cargan bastones cortos que golpean ligeramente en las palmas de sus manos. No sé, pero de pronto llegué a pensar que esto se asemeja a una escena de stripers. Caminan hacia nosotros como dos par de modelos de revista. Y joder, ni Jimin ni yo somos nenas... Y aunque nos gustaran los chicos, no creo que se me mojen las bragas tan rápido con tan solo ver a dos uniformados.

No sé por que, pero siento que al tipo de las gafas lo he visto en alguna parte. No lo recuerdo. O a lo mejor estoy confundiendo sus facciones con las de otra persona.

—¿Jeon Jungkook y Park Jimin? —pregunta el de las gafas.

—S-sí... Somos nosotros...

—No seas idiota. —Le reprendo por lo bajo. Reparo en los policías como si justo ahora no sintiera nada al verlos—. Sí, somos nosotros. ¿Qué quieren?

Jodida Songyi, tienes suerte de ser una chica, porque de lo contrario ya te hubiera partido la cara.

—Recibimos una denuncia de una fiesta ilegal.

—Quien sea que haya dicho, está loca. —Y con eso me refiero a la hija de puta de Songyi.

—¿Ah, sí? Pues tenemos pruebas. Usted y su amigo deberán acompañarnos.

—Por supuesto que no iré a ninguna parte.

—Si quiere ir o no, ese ya no es nuestro problema. Haberlo pesando antes de armar escándalos en la vía pública.

Doy un paso hacia atrás, dispuesto a no dejarme tocar de estos tipos. Primero deben conseguirme un obagado antes de querer que suelte la lengua. Le hago un gesto facial a mi amigo donde le digo que huya conmigo. Y todo va bien como por los dos segundos que nos toma darnos la vuelta, hasta que los policías nos agarran del cuello de la camisa y nos estampan en el capó como dos vil criminales. Forcejeamos en nuestro intento de no dejar que nos esposen.

Jimin no deja de lloriquear y rezar, y yo no dejo de lanzar improperios. Que yo sepa esta no es la manera apropiada en que dos policías deben tratar a las personas.

—Joder, suéltame —gruño.

—No le hables así a un oficial —replica el policía de las gafas. Creo que el otro no tiene voto, pues no ha dicho ninguna palabra.

—¡Quiero a mi mamá! —Lloriquea mi amigo.

—Vas a estar muy lejos de mami, eso puedo asegurarlo. —Y bien, ahí habló el otro policía.