74 El primer día del resto de mi vida

97 12 0
                                    

Yo fui en tu vida un baile sin canción

Brenda inició el trámite para un divorcio voluntario ante un juez de lo familiar, ya que había una menor de edad implicada en el proceso. Ella y Javier fueron citados más de una ocasión para una posible reconciliación, pero esta nunca se concretó. Lo que sí lograron y de mutuo acuerdo, fue que la custodia de Paula quedara compartida junto con los derechos y las obligaciones como padres de la pequeña. Brenda y Paula continuaron su estadía en la casa donde ya vivían mientras que Javier decidió volver con sus papás y una noche antes de que el divorcio quedara decretado, él lo intentó una vez más. ​

—Hola Javier, ¿puedo ayudarte en algo?— saludó al verlo detrás de la puerta.

—¿Podemos hablar?​— él se miraba devastado y desaliñado.

—Solo si es algo con respecto a Paula porque otro tema fuera de eso, tú y yo no tenemos. ​

—Quiero hablar sobre nosotros.

—¿Es muy necesario?

—Si.

Lo pensó y al final accedió. Necesitaba estar bien con él, porque de no presentarse a la cita, el divorcio se aplazaría unas semanas más.

—Adelante— Javier entró a la casa— ¿quieres algo de tomar? Todavía hay un poco de whisky.

—Estoy bien, gracias— se sentó sobre el sofá y Brenda también lo hizo, pero al otro extremo— ¿y Paula? ​

—Durmiendo, así que si comenzarás a gritarme como era tu costumbre, puedes retirarte.

—Ya no soy ese hombre que tú recuerdas.

—Entonces dime, ¿de qué quieres hablar?

—Solo vine a decirte que quiero que me perdones.

—¿Ahora es una obligación hacerlo?

—Por favor, escúchame— se acercó a ella— quiero que me perdones por todo el daño que te hice. Por haber sido un mal esposo, un mal compañero y una mala pareja— en una mano tenía el corazón y en la otra excusas que ni él entendía.

—Javier, me cansé de darte oportunidades porque sabes que este tema entre nosotros, no es nada nuevo.

—Pero quiero cambiar. Por ti, por Paula, por nuestra familia.

—Como padre eres excelente, pero como pareja eres pésimo y de verdad, no puedes andar por la vida con demasiado egoísmo y si realmente quieres cambiar y ser diferente, hazlo por ti y para ti.

—Por favor— él se acercó aún más, incluso colocó una rodilla sobre el suelo y tomó las manos de Brenda— esta vez será diferente, lo prometo— su voz sonaba tan arrepentida. ​

—¿Sabes cuánto tiempo esperé a que me dijeras esto? ¿Cuánto tiempo esperé para sentir tu arrepentimiento y sentir las ganas que tienes de cambiar, de ser diferente? ​

—Lo sé mi amor, he sido un tonto y voy a cambiar. Te lo juro— se levantó e intentó besarla; ella lo rechazó. ​

—Lo siento, pero ya no soy tu amor, porque ya encontré el mío y se llama María José y no sé si me perdonará por lo que le hice, pero me arriesgaré y lo intentaré las veces que sean necesarias.

Javier se puso de pie. ​

—¿Por qué Brenda? ¿Por qué me haces esto?​ ¿Por qué me tratas así?

—Solo estoy siendo honesta— también se levantó— y es lo único que puedo hacer por ti.

—Pero yo te amo— desenterró un poco de su amor.

—No Javier, desde hace mucho dejaste de hacerlo e incluso dudo que en algún momento hayas sentido amor por mi porque tu amas presumir a una mujer como si fuera un trofeo y durante algunos años lo que sentía por ti alcanzó para los dos, pero ahora nuestra historia terminó— se acercó a él— te di todo el amor que pude darte y tu arrepentimiento llegó demasiado tarde. ​

—Paula necesita una familia— intentó por otro camino.

—Ella no necesita a sus padres juntos, ella necesita que sus padres estén bien. ​

—¿Y qué clase de educación le darás a nuestra hija si estarás con una mujer?​

—La misma que le daría estando contigo.

Él conservó su silencio.

—Educar a un hijo es lo más fácil del mundo, solo tienes que estar seguro de ti mismo y mostrarle que la vida, es tan bella como ella la quiera ver.

—Bren, por favor.

—Acepta la separación. Busca tu propia felicidad y te aseguro que allá afuera encontrarás a alguien que estará dispuesta o dispuesto— ambos rieron— porque todo en esta vida puede suceder, a amarte como te mereces. Solo déjate llevar y déjame ir. ​

—Nunca me había sentido tan perdido. ​

—Sé cómo te sientes. Así me sentí después de dejar a María José, pero el tiempo todo lo curó. ​

—Bren, yo...— hizo una pausa— te apunté con un arma e intenté...— le falto valor para terminar su frase. ​

—Técnicamente fueron dos veces, pero en la segunda yo fui voluntaria— le sonrió— lo importante es que no lo hiciste y te prometo olvidar todo eso mañana, después de que firmes el acta de divorcio.

—De acuerdo— la abrazó. ​

​—Aprovecho para decirte que volveré a mi departamento, esta casa es demasiado grande para Paula y para mí.

—Como quieras y antes de que lo olvide— abrió su saco para tomar algo de la bolsa interior— tu celular— le entregó el móvil que le arrebató meses atrás; Brenda sonrió al recibirlo.

—Dime que no borraste nada.

—Aunque lo pensé, no me atreví a hacerlo. Tienes muchos recuerdos ahí guardados.

—Y a partir de mañana, crearemos muchos más. Debemos estar bien para que Paula también lo esté.

—Ya me tengo de que ir y te veo mañana en el juzgado.

—Descansa.

Se despidieron.

Se despidieron

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Cometas por el cielo [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora