36 Intocables

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Recuerdos, fotos y una flor

Las semanas que siguieron, fueron más que asfixiantes para María José y la melancolía le daba la hora en el reloj de su corazón. Su mejor hobby fue tachar las lunas del calendario mientras esperaba a que llegara el día en el que Brenda celebraría su enlace nupcial. Los recuerdos se convertían en espinas que le rompían el corazón, pero una noche no consiguió disimular más.

—Nena ¿podemos hablar?— Damián la detuvo antes de que saliera del departamento.

—Hoy no. Voy tarde para el trabajo y me duele horrible la cabeza.

—Es que ya no se puede hablar contigo, has llenado todo de falso amor. Siempre estás ausente, distraída y tu silencio me está matando. Por favor, dime que te está pasando.

—Estoy cansada ya de inventar excusas que no saben andar.

—No empieces a citar canciones de La Oreja de Van Gogh.

—Pero si estoy fastidiada de mentir.

—Sea lo que sea, dímelo y te prometo que juntos encontraremos una solución.

Ella buscó su reflejo en los ojos de él antes de empezar a hablar.

—Estoy enamorada de otra persona.

—¿Qué?— sintió su mundo derrumbar.

—Conocí a alguien y me enamoré. Me enamoré como si nunca lo hubiera hecho antes. Como si todo el amor que ahora siento, haya estado guardado dentro de mí, esperando con paciencia el momento a que esa persona se cruzara por mi vida.

Ahora el cariño envenenaba la habitación.

—Fue sin querer, sin pensar y sin darme cuenta— ella continuó.

—¿Quién esa persona?— se atrevió a preguntar.

—Da igual Damián— le acarició la mejilla— ¿y sabes por qué? Porque ahora estoy aquí, intentando enamorarme otra vez del hombre, al que una vez amé con locura.

—Dime el nombre de esa persona.

—Lo siento— dio media vuelta y se encaminó hacia la salida.

—¡Dime el maldito nombre!— alcanzó a sujetarla del brazo para que no huyera— porque si es alguien de aquí, yo mismo iré a romperle la cara por involucrarse contigo, pero si es de Querétaro, mandaré al inútil de mi hermano.

—Aunque lo intentes, no podrás hacer eso que planeas.

—Es él, ¿verdad? Estas enamorada de mi hermano ¿Siguieron en contacto?

Ella no pudo más con el secreto, ni con la angustia que Damián llevaba sentada sobre sus hombros.

—Muy bien, seré sincera— se volvió valiente— me enamoré de Brenda.

—¿Brenda? Estas mintiendo, eso es imposible.

María José buscó su teléfono y cuando lo encontró, comenzó a reproducir un audio. Al instante reconoció aquella voz.

¿Sabes que he pensado los últimos días? Que, si yo pudiera viajar en el tiempo, viajaría a la madrugada del 20 de enero, el día que llegué a Querétaro. Me buscaría en la terminal de autobús y le diría a mi yo del pasado que te busque. Le daría la dirección de la Cruz Roja, la dirección de tu departamento y le pediría que te entregara una carta, carta que previamente escribiría, la cual comenzaría con algo así, María José Miranda Ochoa, mi nombre es Brenda Santillán Martínez, ahora no me conoces, pero yo a ti sí y más de lo que imaginas— se escuchó el peculiar sonido que hacía al reír— pero quiero pedirte que me ames y si comienzas a hacerlo a partir de este momento, prometo que no te arrepentirás.

Cometas por el cielo [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora