8 Mariposa

173 16 0
                                    

Hoy va a ser el día menos pensado

Los días pasaban y aunque las chicas acordaron verse con frecuencia, la realidad fue otra, ya que sus tiempos no lograban coincidir, pero una semana previa al cumpleaños de Brenda concretaron una cita. ​

—¿Qué harás el próximo sábado 18 de septiembre?— Brenda preguntó.

—Si no tengo que trabajar, probablemente visite a las niñas del orfanato. ​

—¿Algún día me llevarás a conocerlas?​

—Cuando quieras, la invitación está desde que nos volvimos a ver. ​

—Espero ir pronto, pero de momento, te quería invitar a una cita doble. Quiero que conozcas a Javier. ​

—Ya lo conocí y no le agradó mi presencia.

—Él es así con todas las personas, a veces hasta a mí me trata mal— comenzó a reírse mientras justificaba las malas actitudes de su novio— además me gustaría conocer a Damián. ​

—¿Y cuál es tu plan?​

—Como ya lo sabes, mi cumpleaños es el 17, pero quiero festejarlo con ustedes al otro día. ¿Aceptas? ​

—¿Javier está de acuerdo en que me invites?​

—No tiene por qué estarlo, es mi cumpleaños y soy libre de llevar a quien quiera. ​

—¿Y a dónde iríamos?​

—A cenar. Hay un restaurante español por la avenida universidad ¿Lo ubicas? ​

—Sí, conozco toda la ciudad. ​

—Ahí será, nunca he ido, pero ya hice la reservación. Está para las ocho de la noche.

—¿Y si te hubiera dicho que no puedo asistir?​

—Te conozco poco, pero eres demasiado buena para rechazarme— respondió victoriosa. ​

—Revisaré mi horario, creo tener libre ese fin de semana y sino, Damián se encarga. ​

—De verdad— sujetó su mano— espero me puedan acompañar y no solo porque ya tengo la reservación, sino porque quiero que estén, que tú lo estés.

—Lo intentaré.

Una semana más tarde volverían a verse en el restaurante indicado. María José y Damián llegaron puntuales y usando sus mejores atuendos ya que la ocasión y el lugar lo ameritaba. ​

—Sigo sin comprender que hacemos aquí— Damián comenzó a hablar con su novia— tú eres la enemiga número uno de estos lugares, estas zonas y de este tipo de personas.

Ellos ya se encontraban en la mesa reservada. ​

—Damián, solo es una cena y Brenda nos invitó porque ayer fue su cumpleaños.

—Pero sabes que ni tú, ni yo encajamos en sitios como este.

—Solo intenta pasarla bien, ¿quieres? Y no lo hagas por ella, hazlo por mí— le dio un beso— y en cuanto nos podamos ir, nos iremos. Lo prometo.

El capitán de meseros, que minutos antes los guio hasta la mesa, regresó con un vaso de agua de cortesía para cada uno, en lo que esperaban a la otra pareja.

María José bebió un poco y fijó su vista hacia la entrada del restaurante. De inmediato descubrió que Javier y Brenda habían llegado y se acercaban a ellos. Dejó de tomar agua, pero no retiró el vaso de sus labios e inexplicablemente observó el caminar de su amiga. Para ella, esa noche, Brenda resplandecía y su vestido azul reflejado con la claridad de sus ojos, hacían una combinación más que perfecta y cuando le sonrió al verla sentada junto a Damián, recordó lo que de adolescente le respondió su padre, cuando le preguntó cómo se sentía el amor.

«Es como si el tiempo parara y todo a tu alrededor se desvanece. En ese instante, eres tú, su sonrisa y ella. Y es cuando descubres que todo ha cambiado sin cambiar nada. Pero en tu caso será, tú, su sonrisa y él, porque te enamorarás de hombres»

En ese momento, a la chica le emocionaba más la primera parte de la explicación, antes de que su padre corrigiera el pronombre y el género. ​

—Perdón por llegar tarde— Brenda se disculpó. ​

María José salió del estado hipnótico en el que se encontraba y dejó el vaso sobre la mesa.

—Nosotros llegamos hace poco— se pusieron de pie para recibirlos. ​

—Eres la paramédico— Javier la reconoció.

—Se llama María José— Damián salió al rescate ante semejante comentario despectivo— yo soy Damián Montero. ​

—Javier San Martín y ella es mi novia, Brenda Santillán.

—Mucho gusto, aunque ya nos conocemos— Damián le comentó.

—Eres al que no le gusta Loa Loa y ni como canta su novia— Brenda respondió.

—Pero tú programa si es de mi agrado, tictac-maniac forever— con su mano derecha hizo la clásica señal que hacen los cantantes de rock— María José y yo somos tus seguidores desde hace tiempo.

—Ya me lo había comentado y les agradezco que estén aquí.

Los cuatro tomaron asiento y un mesero se acercó para entregarles la carta del menú y cada quien eligió su comida.

—Nena, el regalo— dijo Damián mientras esperaban que les llevaran la cena.

—¡Ah sí!— María José reaccionó. Brenda le robaba por completo la atención, los sentidos, las emociones y comenzaba a desordenarle la razón— amiga, a pesar de que tu programa de radio se llama tic tac, he notado que no usas reloj, así que Damián y yo, decidimos obsequiarte uno— le acercó un poco más la caja que estaba sobre la mesa.

Brenda lo recibió y al no tener papel de envoltura, solo tuvo que retirar la tapa superior.

—Es precioso, muchas gracias— se sentía contenta y su rostro lo reflejaba— mira amor— intentó mostrárselo a Javier. ​

Él, sin prestarle atención porque en ese momento escribía un mensaje de texto, se limitó a preguntarle cual era la marca del artefacto. ​

—Da igual, lo importante es el detalle— respondió molesta por tanta indiferencia. ​

—Es un smart watch— María José decidió no dejarlo con la duda.

—Con tenerlos aquí esta noche, es suficiente para mí— Brenda le sujetó la mano y María José sintió como si hubiera sido caricia directo al corazón.

—¡Felicidades!— dijo Damián. ​

—Y esta noche, estas guapísima— la otra chica agregó.

—Tu igual— Brenda volvió asonreírle y cuando lo hacía, sus ojos brillaban y detrás estaba el cielo contodas sus estrellas.

—Tu igual— Brenda volvió asonreírle y cuando lo hacía, sus ojos brillaban y detrás estaba el cielo contodas sus estrellas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Cometas por el cielo [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora