17 La estrella y la luna

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De envidia la luna lloraba al mirar, como a la estrella la querían más.

Al día siguiente, María José acompañó a Brenda hasta su departamento y al llegar se encontraron con Javier en el estacionamiento. Se notaba desvelado y desaliñado, era como si hubiera abandonado una fiesta para ir en busca de su novia.

—Mi amor— la interceptó— ¿dónde estabas? Llevo toda la noche buscándote.

—No me toques— lo rechazó y continuó su camino.

—Dime que estas bien— la sujetó para volver a detenerla.

—Lo estoy y no es gracias a ti— intentó avanzar, pero él lo seguía impidiendo.

—Javier, creo que ni tú, ni Brenda están en condiciones como para hablar de lo ocurrido— María José intercedió— será mejor que te vayas a casa y regresa más tarde.

—Deja de darme lecciones de amor porque esto, es un asunto entre mi novia y yo. Así que no te metas y mejor vete a hacer alguna colecta.

—Por si no lo sabes, la Cruz Roja hace su recaudación entre los meses de marzo y abril.

—Entonces búscate otra entretención y déjanos en paz.

—No vuelvas hablarle así— Brenda la defendió.

—No me digas tú lo que debo hacer.

—Ni ella, ni yo soportaremos tus groserías— experimentó segundos de valentía.

—¿Por qué te importa tanto?— él enfureció, la sujetó del brazo y le dio un fuerte jalón para acercarla a su cuerpo— responde, ¿por qué siempre la prefieres antes que a mí?

Por un hecho traumático de su pasado, Brenda sufría crisis de pánico, situación que con el paso de los años logró superar, pero cuando ocurrió el accidente automovilístico, esta condición regresó a su vida por lo que ahora, cada que su tranquilidad se veía interrumpida, volvía a experimentarlos. Era como si el aire escaseara y provocaba que respirara con dificultad.

—Suéltala Javier, la estas lastimando— María José le pidió.

—¡Te dije que te largaras!— gritó.

—¡Suéltala!— exigió con voz más demandante.

—¿Cuál es tu maldito problema?— liberó a su novia para encarar a la otra chica, la cual solo pretendía mediar la situación.

—No tienes por qué tratarla de esa manera.

—Ya te dije que no me vas a decir cómo tengo que ser con mi novia.

Por encima del hombro izquierdo de él, María José notó que Brenda seguía en su lucha por conseguir un poco de oxígeno y miraba al suelo sin saber qué hacer.

—Bren— llamó su atención y sus ojos negros se encontraron con los de ella— respira— pidió.

—¿Por qué siempre quieres estar metida en nuestra relación?— y con un simple movimiento, interrumpió su contacto visual.

María José intentó acercarse a Brenda para brindarle ayuda, pero él no lo permitió. Javier intentó la misma estrategia de sujetarla, pero con ella no obtuvo el mismo resultado porque al instante se liberó.

—No me vuelvas a tocar— reclamó.

—Que intensa resultó ser la princesa— se burló.

—Brenda necesita ayuda.

—Ella está bien, solo exagera porque le fascina ser el centro de atención. Así que ya te puedes marchar. La salida queda por allá— señaló.

—Solo déjame ayudarle y después me iré.

Cometas por el cielo [Completa]Where stories live. Discover now