Capítulo 25

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La tumba estaba siendo llenada de tierra. El féretro blanco era diminuto, dentro estaba el cuerpo de Hope, la había vestido con la ropa que le compré, un bonito vestido blanco con detalles en seda rosas, ella se veía muy hermosa, como el ángel que era. Llevaba también un peluche que le compré, era un osito blanco, la acompañaría para que no se sintiera sola. Mi familia se mantenía conmigo, solo estábamos nosotros, nadie más, no quería a nadie cerca. Ni siquiera Natalya sabría donde se hallaba sepultada mi hija, no se lo diría, me importaba un carajo ser egoísta, ella le hizo esto y aunque también era culpa mía, ya lo estaba pagando con el dolor que me mataba desde adentro.

—Vamos, Blake, volvamos a casa —dijo mi padre cuando se terminó de sellar la tumba de Hope.

—Iré después, necesito hacer unas cosas.

—Blake, no quiero que estés solo —insistió Emma.

—Estaré bien, lo prometo —murmuré ausente, mi vista seguía fija en la placa donde se leía el nombre de mi hija.

Sentí la mano de Amy darme un ligero apretón. No pude mirarla, no quería mirar a nadie.

—Vuelve con bien, hermano.

—Lo haré. No se preocupen.

No insistieron más y me dejaron solo. El viento volvió a soplar. Me senté junto a la tumba de Hope sin importar si mi ropa se ensuciaba. Coloqué el girasol encima de ella, me gustaban los girasoles, a mi pequeña quizá le habrían gustado también.

—Ahora sé que ya no sufres, bebé —dije—, pero papá sí lo hace. Me dueles, Hope, y te extraño. Nunca voy a olvidarte, hija, estarás en el corazón de papá para toda la vida.

Cerré un momento los ojos. Dos lagrimas resbalaron por mis mejillas. Sentí de nuevo la caricia fría del viento, pero entre ella pude percibir el aroma de Hope, quizá lo imaginaba, tal vez estaba volviéndome loco, pero pude sonreír un poco mientras en silencio les suplicaba a mis padres que cuidarán de mi hija, que le dieran el amor que se me negó poder darle. Prometiéndoles que en su momento me reencontraría con ellos y seríamos una familia de nuevo.

Esa fue mi promesa.

Arribé al Pent-house

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Arribé al Pent-house. El silencio era sepulcral. Cada vez estaba más lleno de muebles, Emma me había ayudado a decorar, sabía mis gustos, pero le dio su toque femenino en compañía de Amy. Mas a ninguna le permití entrar a la habitación de Hope, la misma donde ahora me encontraba.

Había pintado las paredes de amarillo, una cuna blanca descansaba junto a la ventana. Había varias repisas con juguetes y peluches sobre el alfombrado suelo. Una mecedora yacía quieta en un costado de la cuna, el nombre de Hope estaba escrito en la pared sobre la cuna. El rosa prevalecía, pero el amarillo llenaba de calidez estas cuatro paredes que jamás escucharían el llanto de mi hija.

Saqué las fotografías que las enfermeras tomaron. Cogí los dos portarretratos que compré, me senté sobre el suelo con una botella de Jack Daniel's en mi mano y la fotografía de Hope en la otra. Di un trago largo a aquel líquido.

Bestia ©Where stories live. Discover now