29. Desaparecido en un instante

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   Nota de autora: Menciones de abuso, por favor lea con discreción. 

   Había sido bueno, muy bueno, de hecho, durante tres semanas consecutivas después de que Theo regresara de su visita a la universidad. Mantuvieron su mesa en el comedor igual, aunque algunos de sus compañeros de equipo habían regresado a viejos arreglos de sentarse. No hubieron peleas, bromas o palabras de odio lanzadas entre ellos dos o sus equipos. Estaban juntos casi todos los días después del colegio, ya que sus temporadas habían terminado y ya no estaban consumidos por prácticas y juegos. Theo cenaba dos veces por semana en la casa Geyer y siempre regresaba a Melissa cerca del toque de queda, para gran molestia de Liam. Theo todavía tenía que contarle todo a Liam, pero él lo estaba planeando y pronto. Él simplemente no quería arruinar lo sutil que había estado yendo todo. 

   Pero nada podía permanecer tan bueno por mucho tiempo. No en su mundo. No por un milagro. 

   Era una tarde lluviosa de sábado cuando Liam decidió que necesitaban bocadillos para su batalla de videojuegos, que se produjo cuando Liam y Nolan discutían sobre quién era mejor y, de forma extraña, Theo intervino y dijo que podía vencer a Liam en su juego de elección, sin problemas. La mesa se había puesto callada antes de que todos se rieran a carcajadas y le desearan suerte. Nolan había murmurado un «ve suave con él, Li» antes de volverse hacia Theo y decir con la cara seria:   

   —Estoy seguro de que no necesito decirte lo competitivo que es... y qué tan violento puede ponerse cuando pierde. 

   Theo solo sonrió y miró al chico a su lado que entonces estaba mirándolo de reojo. 

    —No, no lo necesitas —alcanzó para apretar la pierna de Liam debajo de la mesa fuera de la vista de todos. Un gesto de amabilidad y juego. 

   Liam esbozó una sonrisa.

   —Tráelo, Raeken.

   Así que ahí estaban, en la tienda de la esquina, subiendo y bajando los pasillos, los brazos de Theo desbordándose con bolsas de papas fritas y caramelos mientras le hacía comentarios sarcásticos a Liam, ganándose una mirada furiosa o un pellizco en el muslo. 

   Debería haber sentido al aire cambiar cuando la campanita sonó por encima de la puerta. Debería haber sabido que llevaba un aire de peligro. Demonios, la ciudad parecía saber lo que se avecinaba basado en el clima tormentoso y la triste muestra de población en su viaje a la tienda. Pero Theo se había acostumbrado a bajar la guardia, había caído en una falsa sensación de seguridad y había dejado de observar su entorno. Dejó de prestar atención a la gente y al ambiente que lo rodeaba.

   —Vaya, vaya, vaya. Mira lo que tenemos aquí —la sucia se arrastró y el estómago de Theo saltó hasta su garganta. 

   Afortunadamente, Liam se había movido al siguiente pasillo para alejarse de sus chirridos y no podía ver la expresión de pánico puro en su rostro, hasta que dobló la esquina de nuevo para ver qué había evitado que Theo lo siguiera. 

   Theo cerró los ojos con fuerza, respiró hondo para contenerse por lo que sabía que tendría que hacer para mantener a su padre alejado de Liam, o tal vez era al revés. Los abrió de nuevo, le dio a Liam una mirada suplicante y luego dejó que sus ojos se nublaran en la máscara inexpresiva que no se había puesto en semanas. 

   Puso todo lo que había estado cargando en el mostrador que contenía las bebidas de la fuente y las máquinas de granizados y se volvió hacia el hombre. Su papá. Su monstruo. Su noche sin luna. 

   Liam escuchó la voz, deslizándose y burlándose, sintió su sangre correr al rojo vivo y dobló la esquina para regresar a Theo. Solo para descubrir que Theo ya no era Theo. Lo miró y luego cerró los ojos, abriéndolos para revelar que ya no era el chico del que Liam se había enamorado... el chico que Liam necesitaba. Era Raeken, el despiadado e idiota capitán de fútbol, y estaba a punto de romperle el corazón a Liam.

Rivals AU | Thiam {Español}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora