28. Gracias

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   Theo había estado sentado en su camioneta durante los últimos veinte minutos con la maldita cosa rondando a la vuelta de la esquina de la casa de Liam. Él jugueteó con los botones de la camisa que Melissa le había puesto después de que le contó cuáles eran sus planes después del juego que afortunadamente habían ganado. Ella se había estado preocupando por él y su comportamiento extraño, pensando que era su lesión y reprendiéndose a sí misma por dejarlo jugar, cuando él lo soltó. 

   Ella se detuvo, respiró hondo y lo abrazó. Le dijo lo bueno que era que se estuviera reconectando con su amigo y que eso no cambiaría nada entre él y ella. Se sintió más ligero en ese momento, pero desafortunadamente fue de corta duración. Luego estaba siendo interrogado acerca de lo que planeaba usar y si debía o no llevar un regalo para la cena, olvidando por completo lo intensas que podían ser las mamás cuando se trataba de sus hijos, aunque él no era su hijo, tenía que recordarse de vez en cuando. 

   Theo miró hacia la pequeña caja de pastelería que descansaba a salvo en el asiento del pasajero y suspiró, había perdido la discusión y se detuvo en la pequeña tienda de postres después de salir de la casa. Fue a poner el camión en marcha y su mano se sacudió todo el camino hacia el cambio de velocidades. 

   «Jesús, ¿por qué estoy tan nervioso? He estado ahí un millón de veces y conozco a sus padres como si fueran los míos». 

   Se gruñó a sí mismo y maniobró la máquina a la vuelta de la esquina y hacia la entrada de Liam, girando las llaves de vuelta hacia él, apagando la camioneta y apretando sus puños antes de agarrar la frágil caja y salir de la camioneta. 

   Intentó evitar que su corazón explotara fuera de su pecho, pero entre más pasos daba más su respiración se restringía, como si alguien tuviera una mano envuelta alrededor del órgano y estuviera apretandolo, amenazando con sacarlo de su pecho. Tosió y jadeó un poco, tragando y se componiendose una última vez antes de levantar el puño para golpear ligeramente la puerta. 

   Rápidamente se abrió a un Liam que lucía aliviado. 

   —Casi pensé que no ibas a venir —dijo suavemente, mirando hacia abajo y tirando de una cuerda suelta inexistente en el dobladillo de su camisa. Los nervios de Theo se disiparon de inmediato y el único pensamiento en su cabeza era lo mucho más nervioso que debía estar Liam, ya que había hecho esperar al chico sin as avisarle que llegaba tarde. 

   Theo dio un paso adelante y lo jaló hacia un fuerte abrazo, envolviendo ambos brazos alrededor de él y cerrando los ojos cuando sintió los brazos de Liam rodear su cintura.  

   —Estoy aquí. 

   —Obviamente —replicó Liam, su humor normal filtrándose de vuelta en su voz, calmando a Theo de una manera indescriptible. 

   Theo abrió sus ojos y fue a apartarse para decir algo de vuelta, pero se quedó inmóvil cuando vio al doctor Geyer y a Jenna de pie en la puerta de la cocina mirándolos. Dejó caer los brazos y retrocedió con una tonta sonrisa en su rostro, bajando sus ojos por nerviosismo. 

   —Mamá, papá... —comenzó Liam lentamente después de volverse hacia sus padres, haciéndose  hacia un lado y deslizando su mano en la desocupada de Theo. 

   —Este es Theo —continuó como si sus padres no tuvieran idea de quién era él ya. Como si no lo hubieran conocido antes, como si no hubiera visto más al doctor Geyer en los últimos años de lo que había visto a Liam—. Mi... sí. 

   Theo apretó la mano de Liam con fuerza, sin saber si era por miedo o por instinto de protegerse a sí mismo o a Liam, el chico a su lado apretó de vuelta en la solidaridad. 

Rivals AU | Thiam {Español}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora