10. La luna y la verdad

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   El sueño no fue algo que lo bendijo la noche anterior después de llegar a casa del hospital, su cerebro estaba en sobremarcha y la sinapsis no dejaba de disparar. Él cambiaba entre estar acostado en su muy pequeña cama, mirando al simple techo blanco, y caminando de un lado a otro sobre el piso de madera en su cuarto cuando ya no podía estar quieto por más tiempo. El filo de las palabras de Liam haciendo eco en su cabeza eran como alfileres y agujas sobre su piel, y la única forma de hacer que parara era moverse. Lo cual el iba a hacer, hasta que el cansancio de estar despierto por cerca de veinticuatro horas y no haber comido desde antes de su juego se hicieron demasiado y tuvo que acostarse de nuevo antes de que sus piernas cedieran.

  En algún punto debió haberse quedado dormido por unos minutos, porque de repente estaba despertándose con una sacudida después de escuchar a Liam gritar en su oído. «¡No me toques!» «¡Solo déjame solo!» «¡Haz hecho un maldito trabajo tan bueno los últimos tres años, no debería ser un problema ahora!». Solo que encontró que no era Liam quien estaba parado sobre él… Era su papá.

  Su papá nunca entraba a su cuarto a menos de que estuviera en un particular mal humor, y esas usualmente eran las noches en las que terminaba teniendo que ir a visitar a su enfermera favorita. Theo cerró sus ojos apretadamente y respiró profundamente, preparándose para cualquier versión del infierno que venía hacia él esa vez. Cuando no llegó ningún dolor, lentamente abrió sus ojos, encontrando a su papá todavía parado sobre él y respirando fuertemente, sus ojos negros entrecerrados hacia él. Theo reprimió el escalofrío de miedo que amenazaba con correr a través de él, sabiendo que cualquier movimiento en absoluto podría ser lo que detonara a su padre. Así que, en su vez, se quedó quieto, apenas respirando, mirando hacia los ojos oscuros que sostenían su destino.

  Cinco minutos pasaron, luego diez, y veinte. Theo había contado cada segundo, esperando al que señalaría el tiempo de comenzar para el hombre ebrio sobre él, en el que su fin de semana, como muchos antes, se convertiría en una pesadilla. Llegó a veintisiete minutos y cuarenta y dos segundos cuando su papá finalmente se movió. Theo retrocedió, esperando un golpe, pero dejó salir un tembloroso suspiro de alivio cuando vio a su papá voltearse y salir de su cuarto mientras se tropezaba. Pero el alivio duró poco cuando el hombro del hombre golpeó el marco de la puerta. Theo rápidamente dejó de respirar, listo para que su papá regresara y sacar su ira en él, pero silenciosamente le agradeció a cualquier dios disponible cuando, en su vez, le llamó un «estúpido pedazo de mierda» y luego puso su puño en la pared de al lado. La inhibidora tensión que se había formado en su cuerpo era como una cuerda siendo jalada desde ambos lados, desgastando los delgados filamentos, finalmente liberada en la forma de lágrimas deslizándose sobre las mejillas sin expresión de Theo cuando escuchó fuertes pasos bajando las escaleras.

  Tan pronto como pudo desbloquear sus rígidos músculos por tensarlos por tanto tiempo, Theo corrió de su cama y se dio prisa para ponerse cualquier ropa que pudo encontrar, sin importarle si estaba sucia o limpia. Agarró sus llaves de su escritorio y lentamente bajó las escaleras, con cuidado de no hacer ruido y alertar a su papá de su presencia. Solo ya no podía sentarse en su jaula de cuarto esperando a que su papá volviera o continuando estar encerrado en su cabeza con pensamientos perdidos y un vacío abrumador sentándose en su corazón. Pero, como si fuera salido de la película de Matilda, él se tropezó sobre una botella vacía que su papá ebriamente había dejado en el medio de las escaleras y vio cómo sus llaves golpearon cada escalón antes de aterrizar con un sonido ensordecedor en la parte de abajo, seguido por el sonido del vidrio rebotando alrededor hasta que quedó quieto.

  Él se congeló, conteniendo su respiración, cada pelo en su cuerpo levantándose. El segundo en que escuchó movimiento en la cocina, saltó, recogiendo sus llaves del piso y volando fuera de la casa hacia su camioneta antes de que su papá lo pudiera arrastrar de vuelta al infierno. Condujo alrededor sin propósito por un tiempo porque no tenía adónde ir. No podía ir a la casa de Gabe, su amigo le había enviar un mensaje diciendo que estaba en serios problemas por la nariz rota y por haber sido visto sosteniendo la mano de Nolan cuando su papá entró al hospital. Definitivamente no iba a volver a la casa de Tracy, nunca podría sentirse igual ahí después de lo que pasó en el techo y en la sala, tampoco podía aguantar la idea de tener las manos de alguien en él en ese momento después de su llamada cercana esa mañana. Nunca podría poner un pie en la casa de Josh y Donovan… Después de que el papá de Josh adoptó a Donovan, los dos parecían estar de acuerdo en todo, incluyendo el hecho de que su papá todavía odiaba al papá de Theo por golpearlo en la cara en el bar una noche.

Rivals AU | Thiam {Español}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora